Día 0. Hora 23.

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—Y se informa a todos los que no están escuchando ahora que, dentro de 22 minutos, las alarmas se encenderán por toda la ciudad de Musutafu y la nación del Japón —dijo la dulce voz de la conductora de radio que a su madre le encantaba escuchar, so...

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Y se informa a todos los que no están escuchando ahora que, dentro de 22 minutos, las alarmas se encenderán por toda la ciudad de Musutafu y la nación del Japón —dijo la dulce voz de la conductora de radio que a su madre le encantaba escuchar, solo que ella había partido dormir hacía ya rato— para anunciar el estado de cuarentena total, a causa de la pandemia provocada por un virus de desconocido origen que inició en el continente americano. Todos los establecimientos de bienes y servicios secundarios quedan completamente clausurados hasta nuevo aviso, así como los puestos de gobierno y administración pública no trabajarán durante el corriente mes de abril.

»Así mismo, el área de la salud, las fuerzas de seguridad, los servicios de alimentación y, en menor medida, la prensa local, permanecerán funcionando con sus debidas precauciones. El resto de ciudadanos, en especial los mayores y menores de edad, así como otros que posean padecimientos y enfermedades crónicas, tienen completamente prohibida la libre circul-...

La radio fue desconectada con toda la rabia, frustración y ansiedad que había estado acumulando  en su pequeño cuerpo desde que anunciaron la cuarentena total aquella mañana.

Esta pandemia no estaba siendo buena para los nervios de Midoriya Izuku.

Y no es que sus nervios tuvieran un buen momento la gran parte del tiempo.

Apenas tenía diecinueve años y, si bien tenía permiso para ir a la tienda a comprar víveres para él y su madre, o prensado —aunque él prefería más el húmedo, pero ¡oye! Midoriya no era millonario— para la bestia sin pelos que vivía bajo el mismo techo, aquello de la cuarentena total sonaba demasiado aterrador como para ser cierto. Eso, y que seguía siendo un solterón virgen que coleccionaba figuritas de los Bangtan Shonen.

Espera. Eso no. Tenía que retroceder o su mente terminaría con un drama más grande que un fanfic en español.

Retroceder. Detener cuadro. Ah, casi podía imaginarse a sí mismo llorando esa mañana con el inicio de la cuarentena total.

Seguro todos se preguntaban cómo es que terminó en esa situación...

Pues todo comenzó con una sopa de mono que esparció un virus casi letal por todo el mundo.

Toda la situación hacía sentir como un insignificante aldeano inglés en medio del auge de la peste bubónica. Quizá y corriera la misma suerte un tanto rápido, y se ahorraría el aislamiento social que tanto pavor le provocaba.

Midoriya tenía sus motivos para tener más miedo a permanecer dentro de cuatro paredes y solo con su mente como compañera más que de un virus provocado porque a alguien se le apeteció hacer una sopa con hígado de mono.

Los habitantes del nuevo continente eran demasiado raros. En especial los brasileños y su afición por la sopa de macaco.

—Esto no está pasando —Midoriya se rascó nerviosamente el cuero cabelludo. Tanto, que tuvo miedo de lastimarse—. No, no, no, no. Esto es una pesadilla, no tienes once años otra vez, el virus no existe, la sopa de macaco no es real... ¡ya te lo dijo el psicólogo! ¡Enderézate, joven Midoriya! ¡Eres un princeso y a mucha honra!

Encerrados [TodoDeku] - BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora