Día 4. Hora 17.

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Más de diez mil años de historia de la humanidad, y justo a él le tocaba vivir toda aquella mierda

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Más de diez mil años de historia de la humanidad, y justo a él le tocaba vivir toda aquella mierda.

Para Shinsou Hitoshi, estar en cuarentena era más duro de lo que todos pensaban.

A veces, no sabía si decantarse por el sofá o por su cama. Pasar horas y horas viendo todo el contenido ofrecido en Mightflix era más placentero sobre su suave colchón y mantitas, pero el trasero le quedaba adolorido y tan plano como la curva de no contagiados del nuevo virus que los asediaba.

Otras veces, no se decidía si comerse las patatas fritas sabor a queso gratinado, o si hacerse palomitas caramelizadas. No quería elevar sus niveles de azúcar, pero estaba en cuarentena, ¿qué se le iba a hacer?

Aunque lo de cuarentena era un simple eufemismo. ¿Acaso ahora la gente le llamaba cuarentena a lo más parecido que existía a su estilo de vida cotidiano?

Sin embargo, ahora tenía incluso todavía más tiempo libre para pasarlo encerrado y sin socializar en absoluto. Era el sueño de cualquier introvertido.

Hasta que debías pensar que chatarra tragar a continuación, o qué película de todo el catálogo de Mightflix no se había visto todavía. Pronto comenzaría a adentrarse en los documentales de autosuperación.

Estaba buscando algún otro bocadillo más exótico en el refrigerador, cuando la aterradora cara de uno de sus padres adoptivos, Shouta Aizawa, se le apareció como si fuera un fantasma.

—Maldita sea —Shinsou chasqueó la lengua y se llevó una mano sobre su acelerado corazón, solo para descubrir que llevaba puesta la misma camiseta tres días seguidos. O tal vez desde que comenzó la cuarentena—. Si no me mata el virus, me va a matar tu fea cara, papá.

Aizawa le observó con sus aterradores ojos inyectados en sangre y con enormes bolsas debajo de ellos; las cuales sólo habían aumentado desde que ya no pudo ir a la preparatoria a dar clases, y se pasaba sus aprendiendo a usar las plataformas en línea para enseñar a sus alumnos. Claro, él también tenía sus propias y oscuras ojeras...

Pero las suyas eran por desvelarse con alguna serie de mierda con alguna protagonista niña mágica con superpoderes. Estaba escribiendo su propia tesis mental sobre ello.

—¿Mi cara? —Aizawa preguntó—. ¿Quieres saber por qué tengo esta cara?

Aizawa le miró con más intensidad y en silencio mientras Shinsou se daba la vuelta sin ningún bocadillo, tras olerse que algo no andaba del todo bien. Y no estaba su otro padre a la vista para culparlo por alguna flatulencia.

Shinsou sabía que algo malo ocurriría si se traba de Aizawa y esa cara. Sus sentidos arácnidos estaban empezando a cosquillear.

—Hitoshi —dijo su padre con voz de ultratumba—. Regresa aquí, sabandija perezosa.

—No puedo, papá, lo siento —se apresuró en decir Hitoshi mientras daba pasos apresurados con sus largas piernas—. No podemos estar a menos de dos metros de distancia con pacientes de riesgo por temor a contagiarlos... y tú ya tienes cierta edad...

Encerrados [TodoDeku] - BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora