Momentos más adelante, de camino a la base, en una zona donde la vegetación abundaba, a Robert le parecido escuchar una discusión, un intercambio de palabras en medio de la nada, ¿Qué pasaba? sintió que se estaba volviendo loco, que estaba perdiendo la cordura, tal vez el momento que tuvo que vivir hace unas horas le había afectado, quizás solo tenía que respirar profundo y seguir caminando, así que eso hizo, tomo una bocanada de aire y camino en la dirección que iba. Pero cada segundo escuchaba más claro las palabras que salían de algún lugar de la zona, se tensó un poco, cuando era chico solía escuchar conversaciones a metros de las personas que hablaban, pero no era el momento ni el lugar, aseguraba que era parte de su imaginación.
-¿Eres imbécil? ¿Qué le vamos a decir al Elpes?
-La verdad, no le importará.
-Él no va a aceptar la verdad como respuesta, lo que sucedió en el norte lo enfurecerá.Robert se estremeció, su mente no podía tener conversaciones así de claras y precisas, no, tenían que haber personas cerca de allí, pero, ¿Quiénes podrían ser? Y ¿Quién era “el Elpes”?
Se agachó con cuidado de no hacer ningún tipo de ruido y empezó a caminar en la dirección de donde venía la discusión, quienes fueran los que estuviesen allí, al parecer sabían algo que no les convenía que supiera otra persona y muy seguramente no era bueno. Se acercó lo más que pudo por debajo de la vegetación, si era algo confidencial no estaría bien que lo vieran, pero tal vez era información que le podía servir o podía anexar a su largo repertorio de datos mentales, al final todo era un extenso acertijo que poco a poco iba descifrando. Llego a pocos metros del destino, con la mano muy firme en el revólver, porque claro, cuando escuchas voces en medio de la nada y a merced del fin del mundo, nunca se podía saber lo que sucederá.-No podemos alterar al Elpes, podría acabar hasta con nosotros si así lo quisiera.
-¿Y qué le diremos sobre lo que sucedió en el norte?
-Simplemente no le diremos, no sabemos nada.
El momento que Robert acababa de presenciar lo dejo despavorido, creía que lo había visto todo hasta ese instante pero se equivocó, los bellos corporales de sus brazos y su nuca se alzaron como púas de ermitaño, sentía que la temperatura había bajado, quizás era clima o tal vez su cuerpo, no lo sabía, pero se sentía helado, se pudo imaginar todo en lo absoluto, excepto eso.
-Bien, pues larguémonos de aquí que nos mataran si estamos solos.
Eran mortíferos en su totalidad, con su asquerosa piel y sus terroríficos gestos. Robert se echó al suelo y rápidamente se puso la máscara antigás, si le pillaban ahí, lo iban a matar a como dé lugar. Pero ¿Cómo es que podían hablar? Hasta el momento no se había registrado ningún tipo de dato que dijese que las bestias podían interactuar entre sí con tanta fluidez como los humanos, tal parece que habían desarrollado la capacidad de la comunicación, no resultaron siendo tan irracionales como se mostraban. Robert no lo podía creer y para asesorarse que lo que estaba pasando era cierto, aun echado en el suelo volvió a acercarse y asomó sus ojos a donde estaban las bestias, y lo vio con claridad, no hablaban, se rugían como animales en un duelo, pero, entonces ¿porque podía Robert escucharlos? Era algo muy extraño para él, no sabía que pensar, quizás su autismo le había desarrollado algún tipo de sexto sentido, no lo tenía claro, pero en verdad sabia con exactitud lo que las bestias decían. Estaba nervioso pero no podía alterarse porque lo escucharían y podría ser el fin definitivo para él, si volvía a la base sano y salvo con esa capacidad, sería una ventaja excepcional que favorecería inmensamente al resguardo y a sus compañeros, tenía que hacer todo lo posible para no quedar infraganti, no moverse y no respirar si así fuese necesario.
-Tengo tanta hambre que me devoraría un humano completo -Dice uno de los mortíferos.
Robert estaba el suelo, intacto y sin hacer el más mínimo movimiento, esperando que las bestias salieran del lugar, cuando de repente suena un ruido extraño, como de un animal arrastrándose a su dirección. Esto no podía estar sucediendo, creía saber que era lo que se aproximaba y por el bien de él que no fuera lo que estaba pensando. Se arrastraba con extrema suavidad y cautela, cada segundo que transcurría el sonido se escuchaba más claro, hasta que lo sintió, era una serpiente, seguro que lo era, le pasó por debajo de la muñeca, enroscando el brazo de Robert, era húmeda y escamosa, salió por su axila y subió por sus costillas mirando fijamente sus lentes, era una serpiente gruesa, con una cabeza enorme de aspecto triangular, era de color verde, tanto así que podía pasar desapercibida en un arbusto. Saco su lengua y la agito a gran velocidad en frente de su rostro, Robert estaba pálido como un papel, del miedo que le genero ver a la serpiente, lo más probable para él es que fuera una víbora venenosa, y le causaba pánico el hecho de que la serpiente lo mordiera al momento de ver sus anteojos, por la luz moderada que daba el clima, es probable que llegase a verse ella misma en el reflejo de sus lentes y aún más probable que lo atacara después de eso, teniendo en cuenta que sus sensores ya habían percibido el calor del cuerpo de Robert.