Capítulo XIV

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Me volteé bruscamente, pero no lo suficiente para poder ver el rostro de aquel personaje. Él me soltó con el fin de reconocerlo, y de hecho así fue, era... Robin. Quedé en blanco. Inmediatamente me lancé hacia él, dándole un fuerte abrazo. No tardó en responder.

-Que bueno que te encontré -Me dijo sin dejar de abrazarme

-¿Y tú? -dije muy sorprendida

-Aquí, vamos lo tengo todo planeado, ¡Un escape perfecto! -se separó de mí y me tomó el brazo guiando el camino.

Un plan...
Descuida tengo un plan...
¡Estelle!

-Ham... no. No podemos irnos, no aún -le dije soltando su mano bruscamente

-Aaaaaa! -suspiró y luego siguió hablando -Si lo dices por ese mal nacido... (usen su imaginación, porque Robin insultó a Héctor como la peor persona del mundo, en realidad para él lo era).

-Si hablas del maldito traidor, ya me he enterado y no es por él, sino por Estelle y el pequeño Alexander.

-Ehm... Mag-ggg-iee -me dijo muy nervioso.

-¿Que pasa Robin?, ¿¡Qué!? -dije grintando muy frustrada.

-Alexander está... muerto -me dijo Robin algo apenado -Lo ha matado su propio padr

-Wow... no.... ese, es... es.... un asco de persona -fue una gran sorpresa, las cosas iban de mal en peor, tanto que ya me estaba acostumbrando.

Aunque mi conciencia me castigue por el resto de mi vida, aunque mi condena sea el secuestro de terroristas, tenía que hacerlo, mi instinto estaba funcionando al máximo sin dejarle espacio al razonamiento, pero no importaba le quite la mochila que tenía Robin colgada en un solo hombro y la revisé. Él tenía razón, podíamos tener un escape perfecto. Dentro de la mochila se encontraban sogas, navajas y una ganzua (cosa para abrir todo tipo de cerraduras, sin reventarla, usualmente se fabrican de alambre o simplemente con clips). Tomé la ganzua y una mini navaja de bolsillo, dejé la mochila en el suelo y dejé solo a Robin en uno de los pasillos. No quería escapar, aún no. Sólo empecé a correr

Miré de reojo hacia atrás y Robin intentaba alcanzarme el paso. Comencé a meterme a miles de pasillos sin un destino predeterminado con el fin de perderlo, lo único que hacia era doblar consecutivamente, hasta que al fin ya no se encontraba detras de mí. Luego de media hora buscando encontré a Héctor hablando con un chico, me escondí detrás de un gran contenedor de basura (como esos de la municipalidad que están en las calles) y lo golpeé para que Héctor viniera, y así fue. Se acercó y yo doblé en el siguiente pasillo. Luego me puse de pie y esperé que él llegara <<debo ser silenciosa>> pensaba una y otra vez.

-¿Con que eras tú? -me dijo Héctor apareciendo de repente con tono irónico. Aplaudió 3 veces lentamente y luego se burló -Un aplauso para Margaret Collins ¡la más idiota de todos los idiotas!

Eso despertó aún más a mi rabia y euforia que ya estaban aguantando bastante. Lo agarré del brazo y lo arrinconé en una de las esquinas. Le tomé el cabello fuertemente y lo lancé al suelo. Su cabeza rebotó tan fuerte contra el suelo que me dolió a mí. Saqué la navaja y agarré fuertemente sus labiosy se los rajé en dos. (Nunca había hecho esto) Le salía mucha sangre y gritaba como una chica. Le pasé suavemente la navaja por el cuello, brazos y mejillas dejando tajos por las cuales salía más sangre. Esperé un momento, el pobre estaba agonizando, sus ojos brillaban y me miraba de tal forma que me hacía sentir más cruel de lo que me sentía, era como mirar a un cachorro por la ventana en un día lluvioso. Quise curarlo y ayudarlo o solo abrazarlo y decirle que lo sentía, casi... pero no. Un extraño instinto provocó que le bajara los pantalones y castrarlo. Y ese fue, su último grito, su último llanto. Estaba muerto. Yo lo había matado de una forma tan cruel, inserhumana. Me arrepentía, en verdad, pero lamentablemente ya no había vuelta atrás. Él tenía razón, Margaret Collins la más idiota. Comencé a llorar, junto al víctima de toda mi rabia.

-Maggie, ¿Que has hecho? -me volteé lentamente, era Robin se encontraba detrás de mí, estaba confundido y decepcionado, eso me destrozó por completo. Era la peor persona del mundo, sin corazón, sin sentimientos. Esa era mi condena la consiencia me castigará por el resto de mi vida, me levanté y lo abracé, él se encontraba paralizado -¿Por qué?, ¿Era necesario?

-Lo siento, no sé lo que hice. -Responí apenada.

-Creo que en tu lugar ubiera hecho lo mismo -dijo, intentando consolarme.

-¿Y Estelle?

-Se suicidó, al ver a su hijo morir de tal forma o eso creo.. no estoy seguro.

-Creo que... será mejor irnos -dije con la voz quebrada y muy despacio. Robin asintió, limpió mi mejilla y me besó.

-Siempre estaré junto a tí y te cuidaré, hagas lo que hagas.

El asesinato de Constanza © (#1 Mystères Infinis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora