Capítulo XX

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-¡Llámala! -Gritó Robin con el pulso acelerado y la voz quebrada. Extendió su brazo con el fin de entregarme su teléfono, lógicamente para que yo marcara el número.

Asentí e ingresé a la lista de contactos. Marqué.

-Está sonando, aguarda -Le informé para aue se calmara. Él asintió y se dirigió a las habitaciones del departamento.

-Su teléfono no está aquí y ella tampoco, ¿Te ha respondido? -Dijo llegando nuevamente a la entrada, luego de unos minutos. Negué con la cabeza -Vuelve a marcar.

Narra Maggie.

Mi mandíbula temblaba y tenia las manos frías. Intenté lentamente levantarme pero fue inútil. Recordé el día en que llegué a Strasbourg, como me sentía con todo ese cansancio no era ni la mitad de mi condición ahora.

No tenía fuerzas para seguir. Las sogas que rodeaban fuertemente mis muñecas y pies que provocaban mayor daño al cortarme la circulación.

Todo esto era culpa de Elizabeth.

No comprendía lo bestia que podía ser al torturar a su propia hija de este modo.

Recordé a mi querido novio Robin. Mi mejor amigo Dave. La reciente "loca" Estelle. El trío tecnológico. Todos los que me habían ayudado.

Pensé en la memoria del pequeño Alexander y de la Sra Rossie.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar en el traidor Héctor y en su asesina... Margaret Collins Collins.

Una tibia lágrima humedeció mi mejilla levemente.

¿Por qué tenía que pasarme todo esto?

Pensé en mi querida hermana.

¿Habrá pasado por esto también?

Pensé en la memoria de la tía Doris y su maleducada hija Samantha.

Pensé en mis extraños medio hermanos Julián y John.

Recordé la dulce sonrisa de Dave.

Nostálgicamente pensé en Robin.

¿Los volvería a ver?

Narra Dave.

El día se nos pasó lentísimo. No habían ni rastros de vida de Maggie.

Nos bajamos del taxi y entramos a la agencia de policías. Robin, llevaba una manta dentro de una bolsa.

-Hola, ¿Puedo ayudarlos? -Ofreció una secretaria que se encontraba tras el escritorio.

-Sí, em... ¿Podemos hablar con los detectives a cargo del caso de... -Se detuvo unos segundos -Constanza Lacoste.

-Contanza Lacoste... -Dijo para sí misma mientras tecleaba algo en el computador del escritorio -¿Habla de la chica de 23 años asesinada? - -Pregunta esperando una respuesta de Robin. Él asiente. -Ok, pero antes deben saber que la agencia manipula ciertas informaciones confidenciales que no se pueden dar a conocer. Pero de cualquier forma, ese tema lo manejarán los detectives determinados. No tengo idea de que parentesco tienen con la difunta, pero como dije antes los agentes se encargarán del asunto.

-Entendido -Dijo Robin poniendo atención a cada palabra de la secretaria.

-Voy ha comunicarme con... -Lee la pantalla del computador -Walter Le Maire y... Christina Le Toisón.

La secretaria toma el teléfono fijo de la pared y marca unos cuantos números. Yo miro ha Robin confundido.

¿Lacoste?

Estaba seguro de que Maggie se llamaba Margaret Collins y era la hermana de Constanza.

¿Por qué Constanza tenía otro apellido?

-¿Por qué dijiste "Constanza Lacoste"? -Pregunté confundido, haciendo comillas con mis dedos al decir el nombre de la chica.

-Porque Estelle se llama Estelle Lacoste. En su pasaporte decía.

-¿Y eso que tiene que ver?, Constanza era hermana de Maggie.

-Sí pero hermanastra de Estelle... por parte de padre.

-Esto es un lío raro -Admití -Entonces, ¿Por qué Maggie no se llama Lacoste?

-No sé, por la loca de su madre supongo. Ella dice que Elizabeth odia a su padre, Alfonso Lacoste y cuando ella nació, ya se habían separado. A diferencia de Constanza

-Creo que esa tal Elizabeth está bien chiflada -Dije, Robin sonrió levemente.

-Ellos estarán disponibles dentro de media hora -Dijo la secretaria cortando el teléfono y volteándose hacia nosotros -Por lo que deben esperar.

Asentí levemente y junto ha Robin nos sentamos en las sillas de la pequeña sala de espera.

Saqué mi teléfono del bolsillo de la chaqueta y busqué entre los contactos el ID de Maggie.

Marqué al número.

No contestó.

Lo extraño era que su teléfono no se encontraba apagado. Por lo que si la hubieran secuestrado o asaltado -Esperaba que no fuera nada de eso- o simplemente se le agotara la batería su móvil se encontraría apagado.

Narra Maggie

Pude divisar que ha unos cuantos metros de distancia se abrió una puerta dejando entrar una insoportable luz para mis ojos. Entró nuevamente un hombre -Que por desgracia cada vez que lo hacía no podía ver bien su rostro. Solo su silueta- Quién cerró la puerta luego de entrar.

-¿No tienes preguntas, Meg? -Preguntó irónico con su ronca y gruesa voz.

-No soy Meg -Afirmé arrogante. A pesar de que tenía miedo, estaba cansada de ser siempre humillada.

-Me da igual. Solo estaba aburrido y decidí venir ha responderte tus patéticas y absurdas preguntas. De todos modos si luego de esto no estás muerta, estarás en la cárcel. Por lo que puedes saber todo lo que quieras.

-¿Quién eres? -Pregunté ignorando su arrogancia.

-Vamos a hacer un pequeño juego para obtener tus respuestas -Dijo enredando su mano con mi cabello -Tendrás que obtener la respuestas haciendo otras preguntas... seguramente me conoces.

-¿Qué eres de Elizabeth?

-Muchas cosas... menos su esposo.

-¿Tienes hijos?

- Seguramente -Afirmó -Una hija en realidad.

Algo me vino a la mente esperando una extraña respuesta.

-¿Samantha? -Pregunté sin rodeos.

[Dave en galería]

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2015 ⏰

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El asesinato de Constanza © (#1 Mystères Infinis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora