𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋

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♱୨ ℒ𝒶𝓈 ℒ𝓁𝒶𝓂𝒶𝓈 𝒟ℯ𝓁 𝒟ℴ𝓁ℴ𝓇 𝒴 ℒ𝒶𝓈 𝒮ℴ𝓁𝒾𝓉𝒶𝓇𝒾𝒶𝓈 𝒞ℯ𝓃𝒾𝓏𝒶𝓈 ୧♱





Sabes que estás solo cuando te encuentras junto a tus enemigos.

En un campo minado donde un solo paso en falso te mandará a volar, en un lugar donde cada paso te cobra el aliento y cada día más se siente como si estuvieras en las garras del diablo, pagando los pecados que ella nunca había cometido

Era irónico.
Porque había ido al infierno y vivió para contarlo.

Aunque la verdad es que no quería estarlo, no quería estar viva siendo consciente de lo que habían hecho a su madre, de que cuando su padre llegara a su casa y no viera a su esposa se extrañaría y estaría horas esperando a alguien que jamás llegaría.

«Porque está muerta» Se dijo a sí misma intentando asimilarlo, ya no tenía una madre que le diera la bienvenida si alguna vez volvía a casa, y ni siquiera estaba segura de poder soportar lo que le aproximaba con tal de evitar el mismo destino para su padre; ¡Que va!, ni sabía como demonios iba a soportar vivir siendo consciente de que aquella figura a su lado con apariencia angelical le arrancó a su madre en un abrir y cerrar de ojos.

«Y yo fui cómplice...»

Seguía sintiendo vibraciones bajo sus pies, sus oídos dolían y su cabeza también. Pero Daishi no tenía en claro si era por el exceso de ruido a su alrededor o por aguantarse durante tanto tiempo las ganas de llorar.

—Ningyō-Chan —Yona acercó su mano y ella sin siquiera pensarlo le dio un manotazo. No estaba de humor en ese momento, no estaba de humor para ver a nadie pero no tenía opción.

—Déjame si... —Pidió y se acercó al culpable de todo el dolor y asco que estaba sintiendo en ese momento. Asco hacía si misma y hacia él... un sentimiento mucho más intenso, mucho más despreciable.

—Lo hiciste? —Preguntó Sho a una figura saliendo de la oscuridad, ella le reconoció al instante, después de todo paraba frente a su puerta las 24 horas del día.

Se encontraban frente a los restos del hospital en el que había ocurrido el incendio...

Que ella había provocado.
Dios... cuantas muertes llevaba ya?.

El hombre asintió y una luz segadora provocó que la Ojiazul desviara la mirada, el calor fue tornándose mas y más insoportable hasta convertirse en algo intolerable. Hasta que simplemente se detuvo y frente a ella se encontraba una chica amordazada con quemaduras de tercer grado, su misma altura y un cabello rubio muy semejante al suyo.

—!... —No pudo evitar sorprenderse ante ello— ¿Que es esto? —Preguntó fríamente.

La única diferencia era que, esa chica, no tenía ojos azules como los suyos... de hecho sus ojos eran marrones y en ellos se notaba el terror que sentía.

—Ya lo verás mocosa —Miró a Haumea cuya sonrisa de loca estaba más reluciente que nunca— Sho, podemos comenzar a jugar?, será muy divertido!.

—... ...—Observó de reojo al chico. Sho se mantenía sereno, a diferencia de ella quien sentía que en cualquier momento su corazón saldría por su boca y rodaría por el suelo como una fruta podrida.

୨ 𝐹𝑖𝑟𝑒 𝐶𝑢𝑟𝑒 ୧ || 𝑆ℎ𝑜 𝐾𝑢𝑠𝑎𝑘𝑎𝑏𝑒 『𝙵𝚒𝚛𝚎 𝙵𝚘𝚛𝚌𝚎  • 𝙾𝙲』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora