𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋𝑋

267 30 9
                                    




♱୨ 𝒫𝓇𝓊ℯ𝒷𝒶 𝐼 ୧♱


Cinco y diez de la mañana.

Cinco horas de sueño perdidas, hasta que finalmente la pequeña demonio rubia bajo su cama dejó de removerse de aquí para allá, y él... bueno, él no había pegado un ojo por lo que un par de oscuras bolsas bajo sus ojos eran sumamente notorias. Si ya de por si este solía parecer de malas, ahora de verdad lo estaba por lo que se levantó saliendo de su recámara con un claro y estridente portazo.

Recorrió el desolado lugar descalzo con su suave y cómoda pijama, la cual por cierto no pudo disfrutar gracias a cierto engendro con cabello de oro, un par de sonoros toques contra una puerta de madera produjeron un ruidoso eco en medio de la oscuridad. Todos continuaban durmiendo y aquellos que no, se encargaban de custodiar y velar por la seguridad de los demás, un adormilado mastodonte de piel oscura y cabello cenizo abrió la puerta aún adormilado llevaba un pijama (hecho a su medida a decir verdad) de color crema en conjunto con un par de acolchadas pantuflas blancas e incluso un gorrito del mismo color cuyo dobladillo de algodón parecía una pomposa nube yendo en perfecto acorde con el blanco pompón que caía a un lado de su cabeza. Idiota el Kusakabe menor alzó la mirada encontrándose con un adormilado Karom tallando con suma pereza uno de sus ojos a la vez que profanaba un gran bostezo, Sho cubrió su nariz:— Oye, despierta de una vez —Habló con voz gangosa aún sujetando su nariz entre sus dedos, el hombre de, literalmente, dos metros de altura agachó la mirada encontrándose con un pequeño albino algo despeinado, quien hacía lo opuesto a él.

—Ah, nuestro pequeño Sho —Su enorme mano revolvió el sedoso cabello del chiquillo de forma cariñosa, ¿que rayos?, ¿acaso pensaba que era un bebé o algo así?— No puedes dormir?, ¿quieres que busque a alguien para que te lea un cuento como cuando eras pequeño?.

Si, de pequeño solían leerle cuentos para dormir. Es más en su memoria conservaba ese tipo de recuerdos con añoranza y calidez, tanto de Haumea como de Sho; en el caso del pequeñín esté con cuatro años iba en busca de alguien para que le leyese un cuento antes de dormir cosa a la que Karom nunca se negaba a colaborar en busca pues este no podía debido a su ceguera, ¿por qué hacerlo? Adoraba a los niños a decir verdad, era una lástima que Haumea hubiese sido una niña tan complicada... no obstante, este nunca se negó a sus caprichos y cuidó de ella a como de lugar.

Mientras el hombre acariciaba su blancuzca cabellera Kusakabe Sho no pudo evitar preguntarse qué diablos pasaba por su cabeza en esos momentos:—No, no me toques —Le alejó de un manotazo— Uh... desagradable. Necesito que hagas algo por mi.

—Eh?, tan temprano? —Cuestionó desconcertado.

—Si, hay una rata bajo mi cama —El recuerdo de una maltratada y despeinada peli-dorada cuyos heterocromáticos ojos brillaban como los de un animal en la oscuridad le hizo fruncir por un momento el entrecejo— Así que levanta la cama para que me deshaga de ella.

—¿Una rata?... ¿Cómo? —Preguntó más Sho se quedó en silencio— Oye, Sho... estoy preguntándote, respóndeme. ¡Sho! —Alzó la voz.

—Cierra la boca. —Un suspiro más parecido a un irritado bufido se escapó de los pálidos labios del albino— Y camina.

—... Oye, no vas a decirme? —El peliblanco comenzó a avanzar de vuelta a su habitación con el gorila de dos metros detrás haciéndole un montón de preguntas estupidas. Aunque, a decir verdad se preguntaba su reacción al saber que había allí abajo o mejor dicho: Quién.

El agotado chico abrió la puerta de su habitación con una estridente patada, la perilla dorada chocó contra la pared raspando un poco de la blanca pintura dejando en reemplazo, una pequeña marca. El pre-adolescente señaló molesto bajo su cama antes de que Karom siquiera pronunciara palabra alguna agregó:— Y no te atrevas a intervenir.

୨ 𝐹𝑖𝑟𝑒 𝐶𝑢𝑟𝑒 ୧ || 𝑆ℎ𝑜 𝐾𝑢𝑠𝑎𝑘𝑎𝑏𝑒 『𝙵𝚒𝚛𝚎 𝙵𝚘𝚛𝚌𝚎  • 𝙾𝙲』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora