Capítulo LXII

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// UNA SEMANA MÁS TARDE//

( CALABOZOS )

Si bien dicen que el hombre enloquecía al servidor más honesto y cumplidor, el refrán no decía nada que fuese mentira. La insuficiencia de alimentos atrajo a cuatro piratas a reunirse en los calabozos: Helmer; un rechoncho ex cultivador de cuarenta años, Conrad; el más mayor al faltarle un mes para los cincuenta, Gabriel; el joven que superaba a Nathan por cuatro años de diferencia y a Reese; el elaborador de la asamblea cuyos intereses iban más allá de simples comentarios acerca de las muchas e incontables distracciones de su capitán. Convertirse él, a sus cuarenta y tres, en lo que actualmente era Barlow, fue una idea que surgió en su cabeza mucho antes de que comenzara a encariñarse con la chica.

Pese a sus fallidos intentos de convencer a Nathan para que hicieran una corta parada en la que abastecer el barco, el capitán se negó puesto que el destino más próximo era una madriguera de ingleses que recientemente tomaron el control de la ciudad. Cabe recordar que, en tiempos de necesidad, cualquier excusa era perfecta para organizar un motín que proclamase en el mando a alguien con más edad y experiencia. Reese se consideraba esa persona tras haber navegado en la tripulación de John antes que Nathan y en quien depositó su confianza a la hora de asumir el dominio de Oblivion si él era derrotado. Planes que pasaron a ser fábulas atrapadas en los imposibles de la vida.

Reese, incluyéndose a sí mismo, contaba con el favor de cuatro posibles amotinados, asignándoles la tarea de convencer al resto. ¿Cómo? Aún era imposible saberlo porque, la obviedad era que Nathan disponía de hombres que darían hasta las entrañas por él por muy cruel que en ocasiones fuera el trato. Quizá si los disuadía de comportarse mejor, los consiguiera pronto... Esperando a que Conrad hiciera acto de presencia, cada uno se hallaba sentado en una esquina de los calabozos. Gabriel era el único que, saltándose las normas del barco, fumaba una alta cantidad de opio obtenido a escondidas en Port Royal. Por así decirlo, era el vulnerable, al que fácilmente se le convencía para todo si los proyectos a realizar le convenían. En ese aspecto, era parecido al Killian Watson que, deshecho, obedecía los deseos de su padre para ser alguien que no era.

Ninguno de los allí presentes se atrevió a abrir la boca, pero la ausencia de Conrad se había desesperante con cada segundo que pasaba del tiempo. Puede que estuviese ocupado lavando el velamen o puede que simplemente les estuviera haciendo "sufrir" con su tan larga tardanza.

Cuando no pudo más, Reese despegó la espalda de los barrotes de una fila horizontal de jaulas abiertas y chasqueó los dedos formando un círculo que sí o sí tenía la obligación de completarse con los que había en torno a las mazmorras.

Reese, taciturno y rascándose la cuantiosa y espesa barba negra con los anillos que adornaban sus dedos, recorrió con sus ojos pardos y encapuchados a los que les servían en esa precipitada insubordinación, queriendo dar su punto de vista en cuanto a sus siguientes quehaceres, pero Gabriel interrumpió con una tos seca y molesta que se oía detrás de un tropel de humo.

—Ella es a por quien deberíamos ir —dijo Gabriel—.

—No —respondió Reese, tajante—. Hay que matarlo a él. Por la noche en su camarote si queremos evitar una guerra civil a bordo.

—Sí, eso es —afirmó Helmer—. Fingiremos un accidente o algo así.

—Ya...¿Y si se complica? —preguntó Gabriel—.

—Usaremos la vida de Nathan para convencer a los demás y luego lo mataremos —respondió Reese—.

—Te olvidas de un detalle.

Ni siquiera llegó a informar del inconveniente cuando la puerta del calabozo se abrió de par en par con regalo incluido: Sadie, quien por error escuchó movimiento sospechoso, oyó al otro lado todo cuanto pensaban hacer contra Nathan. La gigantesca y grasienta manaza de Conrad ahogaba las protestas de la espía presionándole los labios, los que se fueron entintando de rojo a causa de la sangre que le brotaba de las encías.

Kielhalen: Dulce Venganza (La Esclava blanca 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora