Capítulo Nueve

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¿Estaba de hecho volviendo a aprender todo? ¿Borró el virus parte de su memoria mientras mejoraba otras partes del cuerpo? ¿Podía Jungkook aprender a hablar otra vez?

Eso esperaba. Estaba empezando a sentirme enfermo del sonido de mi propia voz.

Pasamos la siguiente semana o así en su casa, y vivimos bastante confortablemente. Jungkook iba en busca comida cada día pero me hacía quedarme detrás. Aunque obviamente él no podía articularlo, yo sabía que quería decir que era más seguro para él ir solo porque se cruzaba usualmente con algunos de sus hermanos zombies. Y olerían el tufo de humano en mí pero no en él, sin importar lo limpio que estuviese ahora.

Le afeité la barba, y la ilusión del viejo Jungkook fue completa. Por supuesto, era una ilusión.

Pero una ilusión te puede embaucar si la dejas. Los viejos sentimientos estaban volviendo a despertar en mi interior, incluso a pesar de que la parte racional de mi cerebro perfilaba todas las razones del por qué y cómo de malo era. Pero el corazón es un órgano enteramente diferente a la mente, y le gusta enseñar el dedo corazón de vez en cuando y decirle que no vuelva a oscurecer su umbral de nuevo.

Había momentos en que casi podía engañarme a mí mismo con que nuestras vidas eran normales. Entonces oiría un gemido a la izquierda del escenario y miraría a la calle (escondiéndome cuidadosamente con las cortinas) y vería un zombie tambaleándose a lo largo de mi línea de visión. O le diría algo a Jungkook, y en vez de una conversación, tendría una serie de gruñidos. Pensaría en lo bueno que sería encontrarse con amigos y tomar un café de verdad en algún sitio, y recordaría que lo más probable es que estuviesen muertos.

Llegué a confiar en la presencia de Jungkook. Cuando estaba fuera buscando comida, estaba nervioso en la casa yo solo. Sólo me calmaba cuando le oía subiendo los escalones, y comprobaba que era realmente él. Empecé a leer en voz alta por las tardes; Jungkook había empujado un libro hacia mí una noche, y comprendí que él no podía distinguir las palabras. Nos mantuvimos en los libros más alegres; nuestras vidas eran lo suficiente trágicas sin profundizar en las miserias de otra gente.

Nuestro tiempo de paz no duró mucho. Después de alrededor de una semana, estaba esperando en casa a que Jungkook regresara cuando escuché a alguien subiendo volando los escalones tan rápido que estuve seguro que no era un zombie.

Pero era Jungkook, en ese frenético estado hiperactivo en que los zombies podían entrar cuando estaban de caza. Excepto que esta vez, Jungkook era la víctima destinada.

Sus compañeros zombies debían haber intuido finalmente que no era lo mismo que ellos, y le habían atacado. Estaba cubierto de arañazos y la sangre estaba corriendo libremente mientras entraba en el vestíbulo y empezó a hacer una barricada en la puerta. Era inútil hablarle, era bastante obvio qué estaba pasando.

A través del cristal de la puerta, pude ver formas corriendo por el sendero. Los cuerpos empezaron a lanzarse contra la puerta, y una vez que comprendieron que había algún tipo de barrera improvisada, ahí estuvo el ruido de rotura de las ventanas dentro de la sala de estar cuando encontraron una entrada más sencilla.

Teníamos que dejarlo todo atrás. Agarré la mano de Jungkook y corrimos por ello. Por el pasillo, saliendo por la puerta de atrás, sobre la tumba de Eric y hacia la valla. Jungkook la cruzó fácilmente como si fuera un saltador de pértiga, y fui dejado atrás. Podía oír la conmoción dentro de la casa; no pasaría mucho antes de que supieran dónde nos habíamos dirigido. Jadeando salvajemente, escalé la valla, pero mi pie se enredó en la parte de arriba y caí pesadamente en el patio del otro lado. Jungkook estaba esperándome, pero tuve que levantarme solo.

─Vamos ─susurré, aún tratando de recuperar el aliento─. Necesitamos un coche.

Corrimos hasta el garaje de la casa vecina a través de una puerta lateral. No dejé la puerta abierta, puesto que quería mantenernos escondidos durante tanto tiempo como pudiésemos. Afortunadamente, la puerta del conductor estaba sin cerrar, y salté dentro, abriendo el lado del pasajero para Jungkook. Manipulé bajo el arranque, deslizando los dedos abiertos, ya que tenía que arrancar los cables más que usar mis tijeras y destornillador normales. Rogué que la batería no estuviese muerta, porque un motor luchando les dejaría saber a nuestros atacantes dónde estábamos exactamente.

No se movió inmediatamente cuando activé la ignición, pero pisé el acelerador y gorjeó letárgicamente hacia la vida.

─Agárrate ─le ordené, y lancé el coche marcha atrás.

Atravesamos la puerta del garaje, dejando un agujero del tamaño de un coche. Los neumáticos chirriaron en la carretera, la goma quemada cuando lancé el coche en marcha mientras aún nos estábamos moviendo.

Los zombies aparecieron a ambos lados, tratando de desgarrar y ganar su camino a través de las puertas y ventanas para alcanzarnos. La ventana de atrás explotó cuando un puño pasó a través de ella, y sentí un cristal volante cortarme el cuello.

Grité con furia y golpeé el pedal. El coche saltó hacia delante, derribando zombies a su alrededor. Otros dieron caza, pero incluso con la explosión añadida de adrenalina, los dejamos atrás pronto.

En el coche, no había nada excepto el sonido del motor y nuestras respiraciones de pánico.

No podía hablar. Pero me di cuenta de que el cuerpo de Jungkook estaba bajando de su estado de lucha zombie. Eventualmente de forma casual dije, más para tranquilizarme a mí mismo:

─Estamos bien. Estamos bien.

Aunque no creo que ninguno de nosotros nos sintiéramos bien. Jungkook había dejado atrás su casa, cada posesión que había tenido. Incluso había dejado atrás a Eric; ya no lo sentiría más cerca.

¿Y yo? Mi único retazo físico de Eunwoo, una fotografía que había llevado siempre desde que eso había empezado, aún estaba en mi cartera. En la mochila, de vuelta en la casa de Jungkook. También estaba dentro, la única fotografía que tenía de mi familia.

No habría vuelta atrás ahora.

Jungkook era el único vínculo que tenía con mi vida previa, y yo era el suyo.

Al menos nos teníamos el uno al otro. Pero eso no era mucho justo en ese momento, mientras me sentía abrumado por lo que se había convertido nuestras vidas y lo que parecerían ser de ahora en adelante.

Me enamoré de un zombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora