Capítulo Doce

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Por defecto, la granja se convirtió en un nuevo hogar. No parecía haber ningún zombie en el área inmediata, como la continua presencia del granjero en un lugar por tanto tiempo parecía atestiguar.

 Resultó que su nombre era Fred Huegel. Una factura de grano pegada en la nevera nos lo dijo.

Enterré su cuerpo. No quería ver a Fred tirado boca abajo cada día desde la ventana del salón, y pensé que se merecía un lugar de descanso apropiado a pesar del hecho de que había tratado de matarnos. Harriet me acompañó mientras Jungkook miraba desde la ventana.

En nuestra segunda semana en la granja, un helicóptero voló sobre los campos. Los golpes de las palas era un ruido tan extraño que ni siquiera supimos qué era al principio, y para cuando comprendí y corrí hacia fuera, hacía rato que se había ido. 

Quizás era para mejor. ¿Quién sabía que le habrían hecho a Jungkook? 

Nos habíamos acomodado de nuevo en una fácil convivencia en pareja. Podríamos no haber sido la más tradicional de las parejas, pero él estaba empezando a recordar algunas palabras más, aunque parecía costarle un montón. Quizás había algún modo de volver de eso. Mientras estábamos tumbados juntos en la cama por la noche, él durmiendo ruidosamente mientras yo yacía despierto y trataba de resolver cómo podía ponerle mejor.

─Quizás deberíamos movernos de nuevo ─le dije una mañana.

Me miró como si pensase que era la idea más estúpida que había tenido nunca.

─Sé que estamos cómodos aquí ─le dije─. ¿Pero recuerdas lo que dijo Fred? Hay gente ahí fuera, que se están juntando. Algunos del gobierno. Quizás debamos encontrarles. 

Jungkook se concentró con fuerza. Podía verle tratando de encontrar la palabra, pero estaba impaciente.

─Porque quizás si lo hacemos, ellos estarán tratando de resolver cómo solucionar las cosas. Quizás incluso una cura.

Eso era un intento desesperado. Quizás su idea de una cura era la erradicación del problema. Pero tenía que creer en algo, y encontrar a Jungkook me había enseñado eso. Había estado amargado y perdido hasta que me salvó, pero algo nos había reunido de nuevo juntos después de todos esos años. ¿Era sólo coincidencia lo que me hubiese llevado a Drake? ¿Que Jungkook aún estuviese allí, y fuese el que tenía esa poca chispa más que los otros zombies? ¿Que me salvase?

Tenía que haber más que todo.

Le besé.  

─Sé que es peligroso. Pero no nos haría esto si no creyese que hay una oportunidad.

Esta vez, me besó. Era su manera de acceder.

─No tenemos que ir directamente ─le dije─. Nos podemos esconder aquí por un tiempo.

Después de todo, teníamos suministros. Teníamos combustible. Nos teníamos el uno al otro.

Pero al final, la decisión fue tomada por nosotros. Sobre una semana después, estábamos tumbados en la cama. Harriet estaba a sus pies, puesto que encontraba demasiado difícil con su edad el subir sobre las mantas. Le había amañado una canasta con una entrada al nivel del suelo de modo que no tuviera que escalar esa altura. Me estaba quedando dormido, escuchándola resoplando, cuando la habitación fue bañada de repente con luz. 

Bizco, estaba considerando teorías bizarras tales como el regreso del helicóptero, ahora flotando fuera de la ventana y brillando dentro sus focos, pero comprendí rápidamente que la luz del dormitorio estaba encendida. 

Teníamos electricidad.

Pude oír la estática del sonido blanco viniendo de una radio en alguna parte. Pero cuando bajamos las escaleras también la televisión estaba encendida, transmitiendo a una habitación vacía.

─¿Cómo demonios ha vuelto la electricidad? ─pregunté, retóricamente, visto que Jungkook no podía responder y yo no tenía ni idea de qué estaba pasando.

Estaba a punto de apagar la televisión cuando la estática cambió a una pantalla negra con una carta que decía «Estén preparados para la emisión».

─Qué demonios... ─respiré. 

Pero estaba excitado. Era la primera palabra que habíamos tenido del mundo exterior que aún existía. Electricidad, televisión... ¿estaba nuestro mundo volviendo a nosotros? 

Sentí revolverse a Jungkook tras de mí y sentarse. Harriet vino a mi lado, y le rasqué las orejas.

La carta desapareció, y una mujer con la piel del color de la miel apareció.

─Hola ─dijo, clara y agradablemente─. Soy Teresa Albano. Éste es un mensaje para los supervivientes de la nación. Ofrecemos esperanza, dejando saber que aunque nuestra situación ha sido dura estos últimos meses, ahora nos estamos reagrupando y formando un gobierno provisional. Hemos establecido una base central en la ciudad de Arkana... 

Dave gimió excitadamente, recordándome que Arkana no estaba lejos de donde estábamos. Obviamente ese era el por qué teníamos ahora electricidad.

»... e invitamos a todos los ciudadanos supervivientes a unírsenos aquí. Hemos restaurado la electricidad, y la ciudad está fortificada para protegernos de la amenaza de aquellos afectados por el virus. También estamos trabajando en una solución para la catástrofe que nos ha ocurrido. Arkana es el primer paso para restaurar nuestro país a su gloria anterior. Esperamos que os unáis a nosotros aquí. Este mensaje será repetido de hora en hora, en todas las frecuencias de televisión y radio. Para aquellos que están escuchando, buena suerte, y mantened alto vuestro espíritu.

Teresa nos sonrió, y la carta diciéndonos que esperásemos volvió.

Me giré para mirar a Jungkook

─Ha dicho todos los ciudadanos.

Jungkook gimió, pero no sonó muy optimista.

─No podemos quedarnos aquí para siempre ─le recordé─. ¿Y sí sólo le diéramos una oportunidad? Si va mal, sencillamente nos iremos. Nos vamos a tener que mudar eventualmente de cualquier modo.

El brazo de Jungkook se sacudió mientras lo extendía hacia mí. 

Caminé hacía él y le tomé la mano.

─Estamos juntos en esto.

Gruñó, de acuerdo.

Me enamoré de un zombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora