Epílogo

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Cargamos el viejo station wagon por la mañana con comida, latas de gasolina, y la cama de Harriet. Incluso a pesar de que sería un viaje corto a Arkana, teníamos que estar preparados sólo por si fuésemos recibidos hostilmente. Necesitábamos suficientes provisiones para llevarnos a una distancia segura más allá de nuestro puerto seguro, lleno de esperanza si llegábamos a eso.

 Ayudé a meterse a Harriet en el asiento de atrás, y se metió en su cama meneando la cola felizmente. Cerré la puerta y miré a Jungkook. Estaba apoyado contra la puerta del pasajero de delante, aparentemente aprensivo.

─¿Listo? ─pregunté.

Asintió lentamente.

─Oye ─dije, tomándolo en mis brazos─. No importa qué pase, estoy contigo. No importa dónde termine llevándonos esto. Ahora vamos a ver a dónde vamos a ir. 

Se apartó y le sonreí tranquilizadoramente. Esperé lograr haberle comunicado bien el mensaje, porque yo estaba sencillamente igual de nervioso. 

El tubo de escape petardeó cuando conducíamos la camioneta lejos de la granja, sobre la parcela donde Fred yacería, ahora, por el resto del tiempo. Esperé que nuestro futuro fuese algo más animado.

De vuelta a la carretera abierta, el coche luchó por alcanzar la velocidad límite. La carretera se extendía, tan larga y vacía como había estado antes. Pero ahora había esperanza. Era mejor que lo que teníamos antes.

Mientras mi mano descansaba en la palanca de cambios, la de Jungkook se colocó encima. Temblaba ligeramente, pero me dio fuerza.

Conducíamos hacia lo desconocido, Harriet roncando suavemente desde el asiento de atrás.





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Me enamoré de un zombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora