Rest Easy | Curtis Everett

4.8K 142 99
                                    

╔════════════════════════╗

╚════════════════════════╝

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

╚════════════════════════╝

Ya pasó mucho tiempo desde principios de año y diste gracias al cielo de no haber traído finalmente al niño que empezó a crecer en tu vientre, tanto lo agradecías como te arrepentías, todo había que decirlo.

Recordabas aquel día cómo si fuese ayer.

Todos esperabais a que volviesen los guardias, tras una primera inspección de la zona de cola, pero esta vez con el carrito con las barras de proteínas, vuestra comida y cena del día. Aquellas últimas dos semanas habían sido las peores para ti del embarazo, pues el hambre y el frío que sentías en ti era demasiado, incluso Curtis te había dado sus barritas para que pudieses alimentarte correctamente y te solía arropa con su manta, su abrigo y te solía poner su gorrito por las noches para que no sintieses más frío en tu pequeño cuerpo, pero parecía que aquello jamás terminaría.

Cuando volvieron aquellos hombres uniformados de azul oscuro y mostraron frente a vuestros ojos un pequeño objeto con botón, sabías que era el momento de agacharse, lo peor del día. Tanya te había pedido que no te agachases mucho y, que, si tenías que hacerlo, lo hicieses con todo el cuidado del mundo. Ahora que sabías a lo que se enfrentaron el resto de mujeres cuando se quedaron embarazadas dentro del tren podías decir que tener un bebé contigo, allí dentro, era una completa tortura.

Los hombres empezaron a contar, mientras el resto de pasaros se iban agachando y sentando, pero en cuanto llegaron a tu fila necesitaste ayuda de Curtis, pero los guardias no estaban por la labor de ayudar a una mujer en tu estado, tan solo metiendo más prisa y haciendo amenazas a Curtis sobre pegarle un tiro entre ceja y ceja si no me dejaba en paz, que yo podía hacerlo sola, decían.

La humillación fue grandiosa. Los hombres que trabajaban dentro de la gran máquina solo sonreían ante el espectáculo que dabas. Tenías que agacharte poco a poco, no tenías un gran vientre, pero si llevabas cinco meses y tu abdomen se había empezado a hinchar considerablemente, hasta el punto de que cualquier esfuerzo te costaba media vida. Habías tenido incluso que cambiarle a una mujer sus zapatillas por las tuyas porque se te complicaba la vida atarte los cordones y el velcro te ayudaba mucho.

- Venga, mami, agáchate ya de una vez - dijo uno de los guardias que estaba más cercano a tu posición.

- Tranquila, cariño, ya está - susurraba Curtis cogiendo tu mano y ayudándote a mantenerte agachada.

Los adultos de filas traseras a vosotros se fueron colocando en cuclillas hasta llegar a los últimos, entonces fue el momento de Curtis en entrar en acción. ¿Os acordáis que os he dicho que él te empezó a dar su comida? Pues tuviste que amenazarle con no comer tú tampoco si él no lo hacía, así que empezó a coger dos tabletas, una que se la daban los guardias y otra que robaba él, para poder alimentarte mejor y así probar él también algún bocado.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒  ➽ 𝐂𝐇𝐑𝐈𝐒 𝐄𝐕𝐀𝐍𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora