VI. Sad & horny

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Sabéis esos días en los que te sueñas con alguien pero cuando te preguntan qué pasaba en ese sueño no puedes responder y tienes que tirar del "uf, no me acuerdo".

Pues Alba, sin saber si atribuirle las culpas al vídeo que había visto la otra noche con Natalia, al bailecito del día anterior o al mood general que tenía que llegarle algún día durante esta cuarentena, era incapaz de reconocer que se pasaba cachonda la mayor parte del tiempo.

Si a todo ello le sumamos que estaba en un periodo de proximidad con su querida y odiada amiga la menstruación, podríamos decir que en el cuerpo de Alba se estaba viviendo un festival de colores sin descanso semejante al Arenal Sound.

- Lo estoy pasando muy mal.- Confesaba Alba delante de la pantalla donde la miraban sus amigas y su hermana, aprovechando que Natalia estaba en la ducha y ni aunque se esforzara podría escucharla ni intuírse aquella conversación.

- No estoy asimilando esta narrativa.- Negaba Marta con la cabeza.

- Entonces, en resumen así sin darle muchas vueltas, miras a Natalia y vas que te refriegas por las esquinas, ¿no? - Intentó no reírse María.

- Que no, joder, que no es al mirarla, que soy yo.- Se llevaba las manos a la cara Alba, a punto de quedarse calva por su propio pulso.

- Alba no te estás explicando cariño.- Intentaba tranquilizarla Sabela, que aunque le había costado aprender a usar el skype ahora era de las que se tiraba horas hablando, con su taza de té y a su perrete enredado entre las piernas.

- Que no sé qué me pasa a mí, que no es algo que me cause ella.- Se rieron todas.- Tío no me estáis ayudando.- Volvió a quejarse.

- Alto, dejad a mi hermana desahogarse tranquila.- Pidió Marina, que ya se estaba sintiendo mal por tanto cachondeo.

- Gracias mini.- Agradeció Alba, que había apoyado la frente en la madera del escritorio y no se molestó ni el levantar la cabeza.

- Alba, que es normal que estés cachonda, media España lo está, es uno de los síntomas del encierro, ¿no has probado a...? - Fue disminuyendo el tono la Mari a medida que lo dejaba caer.

- ¡NO! - Levantó de pronto la cabeza Alba, roja como un tomate.

- Tía que no pasa nada.- Intentaba hacerla entrar en razón Julia.- Todas lo hacemos sabes, no por algo el Satisfyer fue un puto boom.

- Joder que no, que no es eso.- Quiso matarse Alba.- Es que nos separa una pared, ¿sabes? No quiero tener que dar unas explicaciones que tampoco sabría dar.

- Vale, entonces, ¿cuál se supone que es la solución? - Se cruzó de brazos María.

- Pensaba que me la ibais a dar vosotras, yo solo sé que me quiero machar la cabeza.- Lloriqueó otra vez Alba.

- Hay algo que no nos estás contando... - Sonrió torcido Marta, que en otras cosas no se enteraba de nada, pero para estos temas era más rápida que la mismísima luz.

- Es que... - Tanteó la ilicitana.- Me he soñado con ella.

- ¿Soñar de soñar?.- Sonrió Julia como un auténtico demonio.

- Soñar sí, soñar de estos que no se pueden contar.- Confesó por fin Alba.

- Hostia.- Se le escapó a Marina sin querer.

Marta le había dado al mute sin querer y María la miraba negando con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja.

- Quién lo hubiera dicho.- Carcajeo María.- Entonces la cachondez es seria ¿no? Y te pones nerviosa cuando la ves porque te acuerdas del sueño, que no es que ella de por sí te ponga.- Fue hilando la madrileña.

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