VII. Entre canciones

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Baby,

no es definitivo pero maybe.

Podemos hacer que fluya slowly

So low key...

Natalia tirada de cualquier manera en el sofá, con los ojos cerrados, como manera de protección, con los labios abriéndose y cerrándose lentamente mientras cantaba la canción con la voz muda. Auriculares como material de aislamiento y sus manos bailando la una con la otra, aprovechando que le dolían los dedos del frío, acariciaba y coreografiaba cada movimiento.

Baby,

no nos entendemos pero casi.

Sabemos que esto no es una peli

No es fácil.

No sé si conocéis a Babi, si no es así, creo que habéis desperdiciado, como mínimo, los últimos dos años.

Natalia siempre recurría a ella cuando necesitaba ponerle nombre a las canciones, por miedo a confesar que las suyas propias también lo tenían.

No sabía qué le estaba pasando, pero desde luego no estaba disfrutando de los últimos días como debería haberlo hecho. Alba rehuía de ella y apenas tenían contacto físico, no sabía si había hecho algo mal o simplemente la valenciana estaba mejor tomando aquella distancia entre ellas. La verdad era simple y dura. La echaba de menos, aún viviendo bajo el mismo techo.

Mírame, que el tiempo es oro, mi vida, no lo voy a perder.

Que estamos solos y a tu modo nada sale bien

Te lo aseguro a estas alturas no es cuestión de piel.

Le dolía la cabeza de darle vueltas a todo, sabía a ciencia cierta que cuando te falta una parte de la información, no merece la pena pensar en nada que solo vaya a empeorar tu propia situación, pero no lo podía evitar.

Con el aislamiento ya los días se hacían cada vez más largos, pero sin Alba se hacían eternos. No fue hasta el día siguiente de que la rubia cambiase su comportamiento, hasta que no se empezó a dar cuenta de la horrible situación que le estaba tocando vivir a la mayor parte de la población.

Te acuerdas, no pegábamos ni con cola

Y a sabiendas, yo sin orgullo te pedía que volvieras

Palabras sinceras.

¿Qué estás escuchando? - Preguntó la rubia curiosa, que había frenado su vuelta a la habitación después de prepararse un café al ver la sonrisa y el rostro tranquilo que tenía Natalia allí tirada.

La morena abrió un solo ojo y sonrió aún más. Dio varias palmadas sobre el cojín de al lado, probando suerte e invitando a Alba a que se acercara, a que se uniera a aquella tranquilidad.

La más baja dudó, pero la verdad es que llevaban demasiado tiempo sin esa cercanía, y ahora que solo sentía frío y quemazón, no pasaría nada por acercarse un poquito.

Dejó la taza que llevaba en las manos sobre la mesita, lo más lejos posibles de los pies de Natalia, que tenía las piernas estiradas todo lo que daban sobre esta.

Se acercó, y la morena estiró el brazo derecho hacia arriba, esperando a que Alba se acomodara para dejarlo caer de nuevo. Una vez allí, tan cerca, tan como antes, la estrujó contra su cuerpo y aprovechó la cercanía de su rostro para dejar un minúsculo beso en su mejilla, antes de pasarle un auricular.

La reproducción automática de spotify ya había hecho de las suyas y había pasado la canción, aunque la morena estaba tan centrada en juguetear con los dedos de la rubia mientras aprovechaba la posición de su brazo, que no fue hasta que volvió a recolocarse el auricular que había perdido en algún tirón de Alba al acomodarse, que se percató de ello.

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