Josuke siempre considero su vida extraña, mas no infeliz. Aún si no hubiera un alguien a quien llamarle padre, estaba contento viviendo felizmente con su madre y teniendo una relación cercana con su abuelo. No podía relacionarse mucho con personas de su edad, siendo que, si no le buscaban para salir, simplemente le molestaban, o acosaban; la única persona a la que le pudo hacer una conversación coherente fue a un tal Koichi Hirose, quién simplemente le hizo charla de forma amena, como una persona normal.
Aún con aquella soledad en la escuela, el calor de su hogar lo compensaba. Con eso dicho, podíamos indagar en un fenómeno extraño que le estaba pasando desde hace un año. Josuke hace no mucho, ha sentido una presencia más en su vida; sonará loco, pero juraba que alguien le tocaba la mano cada que se subía al bus, o cuando estaba en la fila del supermercado.
No es que, le molestará en absoluto, pero es un tanto sospechoso que no vea quien está ahí, haciendo aquellas caricias, y mucho más cuando iban muy, muy dirigidas a un manoseo. Se sentían muy sexosos los roces, y caricias en sus manos, que lo hacían sentir incómodo.
No sabía quién era el tipo que tanto le tocaba sus manos, ni tenía idea del porque venía haciendo lo mismo desde hacía un año, pero debía confesar algo: No le desagradaba en absoluto. Es un tanto incómodo, siendo que ni siquiera conoce su rostro, o su voz, pero mayormente era un bonito contacto que podía disfrutar si pensaba que era su cantante favorito.
Era muy tentadora la idea de buscarle, no sonaba tan mal, hasta capaz y le deje ver algo que no esté viendo en ese embrollo de caricias. No obstante, sus estudios son la prioridad, junto a cuidar de su cansada madre, por ende, aunque quisiera, no podría poner aquella idea en marcha. Súmale que tiene un trabajo de medio tiempo atendiendo a los animales marítimos del acuario de Morioh, obtenido por mera suerte, por lo que no lo puede dejar a la deriva.
Alguna que otra vez atendía perros, gatos, o cobayas cuando venía un vecino a pedirle su ayuda. No le molestaba en lo absoluto, le daba más experiencia, sin embargo, hay algo en los gatos que, sus ojos brillosos advierten de un peligro inminente. Sus maullidos preocupados y renuencia a dejarle, le dejaban imaginar lo peor.
Quizás estaba sobre exagerando al pensar que aquel desconocido fan de sus manos podría ser la causa, pero de la vida nunca se sabe, por lo que no dejaría ir el tema tan fácilmente sin llegar al fondo del mismo. Terco como mula, así era Josuke Higashikata.
Trataba de mantenerse consciente de su entorno mientras analizaba todos los eventos ocurridos recientemente en su pacífica ciudad, pero terminó tropezando con su propio pie de forma lamentablemente. Se logró sentar, hincado, en el suelo, sobándose la frente, mientras alguien parecía acercarse a paso lento a su persona.
— ¿Estás bien?. — Él alzó su vista, tomando la mano de aquel hombre rubio que se la tendía, sus ojos lavanda capturaron su atención un momento, así como el traje formal del mismo.
Josuke no se consideraba gay, pero los ojos y hebras de quién le ayudaba, le dejaron inmersos en un trance visual del que no se pudo despegar tan fácilmente. Su mano y cuerpo eran levantados con cierta facilidad, el tacto de una mano contraria en su cintura no era tan importante para él, si no el como se parecía el otro a David Bowie.
— Estoy bien- ¡Ay no, las compras!. — Ni bien contesto, se devolvió al suelo por las compras, rompiendo el tacto que estaban teniendo ambos desconocidos. Josuke recogía sus compras a un ritmo sorprendente, pero fue casi inmediatamente detenido por el rubio, quien tomó al mismo tiempo un producto que tenía en mente, y simplemente rompió si capacidad de reacción.
Observo que el otro había agarrado igualmente alguno de sus productos, y los puso con mucho cuidado en su extenda bolsa de tela. No supo que decir, sólo se pudo levantar y recibir sus compras. Parpadeó incrédulo de la amabilidad que está recibiendo en ese instante del otro.
— Si deseas, puedo seguir ayudándote llevandote a tu casa. — Mientras que Josuke le sonrió con bastante suavidad y agradecimiento, sin negarse a la petición, aceptando ir acompañado de un buen sujeto, Yoshikage Kira encontró la perfecta ocasión para, por fin, terminar con aquel dilema que tenía con las manos del otro.
Su sonrisa más macabras se hubiese presentado en su rostro, torciendo aquella expresión de amabilidad y preocupación, pero no salió a la luz. Un beso en su mejilla, junto a un tacto suave presente en su cara le arruinó cualquier plan; fue bombardeado sin aviso previo, no se pudo movilizar.
— Muchas gracias por su ayuda, es tranquilizante encontrar a alguien tan amable como usted en esa ciudad. — Definitivamente Kira eligió al equivocado, había algo en ese sujeto que simplemente no le permitía seguir a gusto con sus planes para obtener lo que era de su interés, sus manos.
Camino a la par con el, una vez le indicó, sintiendo que se metió en un buen lío, quedándose unos pasos atrás, viendo mejor la espalda de su objetivo más importante al momento. Killer Queen podía tan fácilmente explotar alguno de los productos, pero simplemente algo no le dejaba sacar a su stand para realizar aquella acción.
— Creo que me agradas- ¿Cómo se llama?. — Pregunto el menor de edad de ahora 16 años, con aires de inocencia, casi que soltaba brillitos.
— Kira ... Yoshikage. — Soltó sin más, sin medir las consecuencias en realidad que conllevaba el haber dicho su nombre.
— ¡Un placer conocerte, Kira!, Yo soy Josuke Higashikata. — Su mente hizo click en cuanto su nombre salió de los labios del otro, encontrándose en un peligro que nunca antes él había experimentado. Pero más allá de aquella sensación, se ocultaba algo más, y eso se llamaba, incertidumbre; Josuke le era muy impredecible.
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[Obsesión Ascendente] (KiraJosu)
FanfictionKira Yoshikage sólo deseaba una vida pacífica, mientras Josuke Higashikata buscaba pasarla bien en los bullicios. En cuanto le conoce, su ritmo de vida se ve amenazado, porque sus manos ahora están en la mira. Y más porque él no deja de acercarse. ✓...