NotaDeAutora: Lemon en forma de metáfora.
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Tomoko Higashikata estaba orgullosa del como había criado a su hijo, le faltaba mejorar las calificaciones, pero estaba más que nada contenta por haber criado a un buen chico. Amable, un tanto impulsivo, pero buena persona al fin y al cabo, le daba orgullo aquello, pero aún si lo había criado bien, aunque técnicamente no le había faltado nada que inculcarle, había algo que se sentía extraño, definitivamente se sentía que algo su hijo le estaba ocultando, pero ¿Qué podría ser?, no debería haber algo especial que le oculte, no se veía como algo muy serio, bajo su punto de vista, pero tomar precauciones no estaría demás y tampoco el saber el dichoso secreto que su querido Josuke dejaba oculto bajo la manga todo el rato. En su punto de vista, no debería ser la gran cosa, después de todo, no había gastado años de su vida educandolo para nada. No mentía, no era tan impulsivo, era amable y apenas trataba de ocultarle cosas de su vista, porque mayormente le decía todo al final del día sin necesidad de una amenaza para sacarle toda la información, porque no se saltaba nada.
Estaba confiada en que no era malo, pero ... La manera en como parecía que Jotaro le replicaba que no hiciera algo por saber que estaba guardando su propio hijo era muy preocupante, y no era de menos, pues la manera en como el otro adulto parecía preocupado por su retoño, los comentarios que hacía señalando actitudes de las que, ni por asomó sospecho en algún momento, o siquiera noto, sumado a algunas llamadas preocupadas de algún que otro amigo de Josuke. Sí, definitivamente había algo que estaba totalmente sacado de sí en todo el asunto, aunque fuera lo más seguro que al final no resultará nada y sólo Josuke exagerara de todo un poco por ser un adolescente con las hormonas hasta arriba, mas nunca sabría en realidad, sólo ella supone desde lo que sabe de su hijo, como su madre, pero no desde un punto dónde lo contará sabiendo la versión de Sentirque hijo. ¿Tonto, no?, Sentir que no conoces a tu hijo en lo absoluto sentaba mal, sobretodo cuando creías que tenían tan buena relación que se contaban de todo sin importar de todo y nada a la vez, para que de la nada sepas que no sabes.
Aún así, con el vaso lleno de vino en mano, tomó el último trago con algo de amargura, dejándolo en la mesita de noche que tenía en su habitación. Salió de la misma y se encamino a la de su hijo, la cual estaba vacía, y no era de menos, porque había ido a una pijamada con un cierto alguien; no miró mucho, pero notar que había un par de notas tiradas por todo su escritorio era muy llamativo, más tarde le pediría a su hijo que ordenará todo, por ahora, a ella le tocaba descansar un poco de nada.
— ¿De verdad no te da miedo la habilidad de Killer Queen?.
— No, ya te dije que es genial.
Fue de las pocas cosas que se escuchó en ese apartamento antes de que ambos labios chocaran entre sí, un beso muy simple a decir verdad, pero una habitación mayormente silenciosa, tal vez cualquier sonido podría ser oído sin tener que necesariamente poseer una gran capacidad auditiva realmente. El silencio podía resaltar leves sonidos de alguna manera, si es que tenías la paciencia de alguna vez escuchar todo lo que el mismo guarda dentro de sí, aunque estaba la posibilidad de que lo que escuches no te fuera a gustar para nada, e incluso te alejará de forma bastante considerable de aquello que alguna vez buscabas dentro, escuchar todo lo que estuviera guardado bajo la capa del mismo era ciertamente un objetivo interesante, más que nada cuando necesitas una respuesta o una pequeña distracción de lo que pasé a tu alrededor, tal vez de aquello que tratas de ignorar que es un hecho que ahí está, posiblemente de olvidar un rato la misma realidad. Una capa misericordiosa de escape a corto plazo. Al final, siempre oiremos de todo un poco y no se podrá hacer un silencio en el que te puedas escabullir para siempre, o uno en el que escondas todas aquellas evidencias de tus crímenes pasados más ocultos.
Era una metáfora sencilla, pero esa sencillez que cargaba consigo era ciertamente peligrosa para su persona, y sólo había una manera de ahogar aquello, cubriéndolo bajo la falsedad de la burbuja que dice que todo estará bien, pero miente, pues aunque dentro nada pase, afuera está la evidencia. En este caso, la burbuja era carnal, amorosa, obsesiva, normalizada, de él.
— ¡H-Hey, no me beses el cuello!. — Un simple chillido de aquel chico que tanto deseaba tener, la obsesión que seguramente le traería su perdición, pero la perdición que conllevaba estar a su lado era aceptable si era por su beneficio, o por el simple hecho de permanecer juntos contra todo pronostico que se presentará. Regresar en el tiempo o morir eran las pocas cosas que no le molestaría hacer para que nada le pasará a su perdición, su obsesión, destinos que estaba dispuesto a pasar, con la simple y llana motivación de siempre estar a su lado, siempre juntos.
Besar su cuello era de las pocas cosas adultas que se permitía hacerle, un acto simple recompensado con dulces sonidos, una melodía suave y dulce de suspiros y gemidos reteniendo un placer que no debería ser contenido, una línea de contención que le prevenía bastante de avanzar a más, pero no forzaría a que se rompiera, porque al final, arruinar a alguien tan hermoso sería imperdonable para él. Ya es suficiente privilegio que le deje tocar sus manos, el terreno de la cintura para arriba, poder tocar el rostro, aquel bello rostro que podía simplemente desgarrar o animar como el quisiera.
— Kira... — Ah, el sonido dulce y bajo, cargado de placer expuesto diciendo su nombre era definitivamente tentador, adictivo incluso, conocer más y más facetas de aquella bella obsesión que tanto perseguía y mantenía a su lado era sólo caer más en el espiral peligroso de la moralidad, pero no importo, y así siguió bajando los besos, subiendo la camisa, tocando, la sensación del contacto era extremadamente satisfactoria. Besar sus labios con una pasión que antes no imagino, le dejo callar sus propios sonidos, como los ajenos, el movimiento tan propio de sentir ser dejado abajo era más que natural. Sabía que no sería el sumiso en toda esta situación, pero si a Josuke le agradaba la idea de ser el que se sometiera por su cuenta, era más que respetar aquello. ¿Ropas?, esas caen al ritmo de aquella danza prohibida, bloqueada bajo diferentes candados, pero abierta ante los efectos de desconocer realmente la naturaleza de las consecuencias de practicarla.
Prohibido y morboso era aquello que tanto buscaban compartir; el deseo carnal con tintes lujuriosos de pasión como amor era toda una exhibición, una película tan prohibida pero interesante que no cualquier cine estaría dispuesto a mostrar en sus pantallas, pero al menos en sus respectivas mentes, la sensación tan controversial quedaría marcada en sus pieles en forma de besos y chupetones, mordidas juguetonas, con la unión de ambos culminada en un acto tan banal como lo sería el sexo. Enfermo era aquello a los ojos de otros, algo imperdonable que no se podía ocultar para siempre en la realidad, aquello era la cosa más asquerosa que alguna persona aparte podía presenciar o de mínimo enterarse de su existencia, pero para aquellos que estaban cometiendo algo tan rechazado y sentían la adrenalina de ser descubiertos como juzgados por otros, era algo tan increíble una sensación tan única que ninguno de ambos podrían sentir con alguien más, aunque lo intentarán.
La respiración agitada junto el choque de pieles causado por la unión física que estaban realizando, era únicamente descrita por ellos como hermosa. Con el cuello del de cabellos purpuras apresado bajo la dominancia del otro, el sonrojo que se había formado por el calor y la vergüenza que se podía sentir haciendo aquel acto. Los audibles gemidos que no dejaban nada a la imaginación, el sudor que caía de ambos manchaban la sabana, el único testigo de la culposa unión que ambos realizaban en aquel momento. En un momento perdido entre todo el movimiento, el sudor no fue lo único dejado ahí, el liquido blanco que estaba esparcido por la sabana era una prueba más de lo cometido ahí, en aquella habitación que resguardaría el secreto más sucio que alguna vez se pudo haber pensado o creado bajo las capas de calma falsa del pacifico Morioh, que en realidad era una ciudad bastante bizarra y loca muy por debajo mostrando sus verdaderas naturalezas y secretos bien resguardados.
Esto que realizaban era sólo uno de los muchos secretos que esconde Morioh. Uno que si era descubierto,todo lo que consideraban valioso les caería justo en la cara y serían separados sin más.
NotaDeAutora: Iba a actualizar, pero mi, ahora ex, aplicó la de cortar conmigo 8(
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[Obsesión Ascendente] (KiraJosu)
FanfictionKira Yoshikage sólo deseaba una vida pacífica, mientras Josuke Higashikata buscaba pasarla bien en los bullicios. En cuanto le conoce, su ritmo de vida se ve amenazado, porque sus manos ahora están en la mira. Y más porque él no deja de acercarse. ✓...