El delfín que estaba surcando alegre por los aros que estaban en su piscina, estaba siendo observado desde la distancia por quién, se podría considerar el médico de las especies recluidas en el acuario marítimo de Morioh. Josuke Higashikata era muy conocido por los trabajadores que estaban por el lugar, al ser el, único joven de su generación en estar interesado en ofrecer servicios médicos a las especies marinas del acuario; también era conocido por estar en el servicio comunitario de las costas de Morioh dedicado a salvar especies marinas en extinción como en rescatar animales afectados por diferentes circunstancias.
Habían algunas tortugas que llegaban con pajillas en la nariz, peces que tenían aquel plástico que sostenía las latas en los cuellos. Delfines con heridas graves causadas por cazadores furtivos, y demás desgracias llegaban al acuario para ser atendidas por el joven de 16 años, quién era considerado bueno en lo que hacía. De hecho, aquel delfín que estaba ahora saltando con felicidad por unos aros, estaba con anterioridad al borde la muerte tras ser atacado por un arpón de algún marinero descuidado, o de un cazador furtivo que sabía lo que hacía, pero que no fue capaz de cacharlo.
Josuke había simplemente decidido llamarlo "Kyubey", sin ninguna razón por detrás, sólo le gustó cómo sonaba de nombre y se lo puso sin dudar. Aún estaba en observación la herida, y los comportamientos del delfín de forma general; pudo haber usado a Crazy Diamond para curar la herida "fácilmente", pero la herida era tan profunda que no pudo soportar el esfuerzo hecho en regenerar todo que casi se desmayaba y optó por el método tradicional. También había un bebé tiburón al que estaba cuidando recientemente, al haber muerto su madre al darlo a luz, que no podía soltar sin más.
— Hey, Josuke. — Aquella voz lo saco de su pequeña burbuja de recuerdos, y observo a quien le llamo. Era su "sobrino", Jotaro Kujo, biólogo marino, también quién le hizo hacer tremendo enojo en cuanto insulto su cabello. Lo había perdonado, entre comillas, aún se sentía levemente tocado por lo ocurrido.
Movió su mano en forma de saludo, y devolvió sus vista al animal que parecía venir hacía. Josuke se dirigió con una sonrisa al mismo, sentandose en el borde, dejando sus piernas ser mojadas por la piscina. Acarició la cabeza del animal por unos momentos antes de lanzarle un premio.
— ¡Oye, Jotaro, ven!. — Josuke tenía una leve idea de lo que le gustaba a Jotaro, al haber estado en su habitación de hotel alguna que otra vez a ese punto. Por cierto, hablar de ratas con stands en un hotel no es lo más recomendable, es incómodo e irrelevante en realidad, no es un buen tema de conversación, especialmente si después se van de cacerías de ratas y todo termina muy en drogas.
Aún así, aparentemente, el adulto le hizo caso y se acercó un poco a dónde estaba dicho animal. Josuke tomo su mano, y la guío hacía el delfín. Jotaro aparentemente estaba tan sorprendido que no podía dejar de repartir caricias en el animal; lo normal, no es como si todos los días alguien te diera la oportunidad de acariciar delfines. En algún punto el delfín se fue, pero había una pequeña sonrisa en el rostro del adulto.
Josuke le sonrió, la sonrisa de Jotaro se borró al verlo y volteo a otro lado.
— Dame un respiro. — Pronunció, el adolescente no evito reírse y dejo finalmente la piscina. Tenía simplemente unas sandalias para poder hacer eso sin problemas, por lo que, no había problema en usarlas justo ahí.
Jotaro tardó un poco en dejar el lugar, alcanzando después a Josuke en los vestidores, viéndolo ponerse unos zapatos, aparentemente iría a hacer de médico. Viendo que se ponía una bata y se arreglaba excesivamente el cabello; no estaba seguro de si era el mismo chico del que tanto se hablaba entre los trabajadores del acuario, pero estaba seguro de que debía estar en la zona, y sin esperar a que el otro le diera la indicación de seguirlo, simplemente lo hizo, estando cerca, siguiendo el recorrido mostrado hacía los servicios médicos a los animales resguardados en aquel bello lugar.
— Señor Jotaro, ¿A usted le gustan los tiburones?. — Preguntó el adolescente, sonriente, al compas que abría el consultorio lleno de animales marinos en observación. Habían tortugas en muy mal estado, recuperándose, también estaban peces, uno que otro delfín, estrellas de mar que jamás en su vida había visto, pero resaltaba sobre todos los demás un pequeño tiburón, que no debería de tener un mes de nacido, nadando con total calma en su propio recipiente.
El adolescente le llevo de la mano hacía dónde estaba el tiburón, aquello no era demasiado de su agrado, era como si le estuviera tratando de niño pequeño, pero no tuvo quejas realmente al observar más de cerca aquel espécimen tan peculiar. Una cría de tiburón blanco no era muy común que digamos, al menos para él.
— El acuario quiere sacar una exposición de las crías de los tiburones, y se tiene pensado que este chico sea la superestrella, pero aún no tiene nombre, ¿Quisiera usted ponerle uno?, No se me viene nada a la mente. — Le dijo, sonriente, ofreciéndole sentarse cerca en un banco aparte del que él tenía; Jotaro no tuvo de otra más que sentarse, y observando a la cría, pensando un nombre.
Después de un rato, uno vino a su cabeza.
— Jouta. — Soltó sin más, Josuke anotó el nombre en un cuaderno que tenía por ahí, era el único nombre que estaba como propuesta, parecía que Josuke no mentía cuando dijo que no se le venía nada a la mente con nombres.
Observo al adolescente alimentar a cada especie, cambiando intravenosas, anotando si el estado mejoraba, empeoraba, sus respectivas notas, con la cría, sólo anotaba como iba su crecimiento. En un momento, Josuke tomó al pequeño tiburón y le ofreció al otro la oportunidad de tocarle el vientre, la tomó, encontrando una suavidad que no se esperó.
La relación entre el joven Higashikata y Kujo pareció mejorar.
NotaDeAutora: Como aclaración, Josuke jamás toca las tortugas del acuario, lo hace su stand.
ESTÁS LEYENDO
[Obsesión Ascendente] (KiraJosu)
FanfictionKira Yoshikage sólo deseaba una vida pacífica, mientras Josuke Higashikata buscaba pasarla bien en los bullicios. En cuanto le conoce, su ritmo de vida se ve amenazado, porque sus manos ahora están en la mira. Y más porque él no deja de acercarse. ✓...