— Parece que todo está mejorando con Kujo, por lo que me cuentas. — Comentó con mera simpleza el otro, mirando con una sonrisa leve a quien estaba acostado a su lado. Sus cabellos violetas que caían en su cara cuál cascada, estando recostado en aquellas sábanas que compartían; era más que obvio quién era su acompañante en aquella noche tan solitaria.
Había escuchado todo el día del menor, como era una costumbre, sólo que en vez de escuchar lo que le interesaba en cuanto el mismo ingreso a su departamento, lo escucho una vez estaban a nada de dormir en la cómoda cama. Mientras Kira permanecía con una piyama cómoda de rayas, Josuke sólo traía una camisa holgada rosada con sus boxers como su piyama.
— Así parece ser. ¿Crees que sea un buen avance?, No quiero quedar peor con la familia Joestar. — Hablo el otro, sin intentar acomodar sus cabellos, permaneciendo dónde estaba acostado en una calma adormecedora, estando sólo tranquilo, sin ningún peso alguno en sus hombros o algún parecido. Estaba vacilando un poco entre el sueño y estar despierto.
Esa era una de las cosas más tiernas que a Yoshikage le había tocado ver hasta ahora, el tono de voz de un Josuke adormilado era súper suave, con calma, y un tanto lindo con aquel tono de voz tan infantil que ponía, una verdadera obra de arte. Una obra de arte que estaba a su lado, que le permitía tocarle, y demás privilegios que no se podrían mencionar.
— Lo haces bien, Josuke, nadie podría odiarte. — Acarició sus cabellos, y descubrió uno de sus ojos, tan bellos cuál océano, que estaban a nada de cerrarse del cansancio. Beso su mejilla, con cuidado, recibiendo en cambio un beso pequeño en sus labios; tímido e inocente, así era ese beso tan propio de Josuke.
Lo de los besos fue algo que se fue haciendo progresivamente costumbre, antes no lo hacían por lo, estúpidamente mal que estaba hacerlo en términos de moral, pero al final se terminaron acostumbrando al contrario y no podían dejarlo así como así, por lo que, a ese paso, no les quedó de otra más que hacerlo una costumbre entre ambos.
— Kira ... ¿Seguimos siendo amigos o ... Cruzamos esa línea?. — El como el adolescente paso sus manos por su cuello, entrelazadas, buscando que lo acercará, que no lo alejará, cosa que haría con un gusto muy enorme en cualquier tiempo.
Una de las bellas manos de Josuke pasearon por su rostro, acariciando su mejilla con dulzura, besando sus labios de forma casta, pero pasional, tomando en cuenta el contexto en el que estaban. La mirada perdida de Josuke con las mejillas sonrojadas era un paraíso visual que no se perdería para nada en el mundo, quedaría grabado en su memoria.
— Yo estoy en un punto que jamás he sentido antes- siento tantas cosas cuando estoy contigo, cosas que no he sentido por nada ni por nadie. ¿Qué somos, Kira?. — Tomó sus labios sin permiso alguno en cuanto oyó la pregunta, a diferencia de otros besos que eran calmados como llenos de puro amor, había un toque pasional y desesperado en el que le estaba dando Kira que había logrado sacarle un quejido a Josuke. Y debía ser normal, nunca había recibido un beso francés en su vida.
En cuanto se separaron, el fino hilo de saliva de dicha acción unió sus bocas hasta que fue destruido sin más. Josuke estaba tratando de calmar su reacción ante lo hecho, analizando mejor su entorno, dándose cuenta que quedó de piernas abiertas, con el adulto entre estás, en medio de la gran cama.
— Definitivamente como amigos después de todo no podemos quedar. — Esa fue su respuesta, observando la respiración agitada del dueño de sus pensamientos y mentalidad, como si estuviera metido en un trance profundo
— ¿Podemos ...?
— Si tú lo deseas. — Ahora un beso iniciado por quién estaba debajo suya fue lo que ocurrió, tras aquella respuesta. Era tierna, la dependencia que parecía tener el otro de sus contactos suaves, cálidos, dulces y amables. Esto podía fácilmente considerarse noviazgo, y uno de los más prohibidos o alguna vez pensandos por cualquier mente aburrida que deseaba ver drama, acción, romance e incluso una leve angustia.
La sensación de no querer separarse era fuerte, aferrarse al otro en busca de no que se alejará, aún sí eso arriesgará a ser descubiertos; los besos se sentían con más intensidad, la derrochaban, más ahora que incluía lengua de por medio, lo que le daba cierto ambiente caliente al aire y habitación en el que se encontraban ambos hombres.
Parecía que ni el mismo tiempo o la falta de aire a largo plazo pudiera ya separarlos; a Kira ya le quedó claro, era ... Suyo, de nadie más que de él. Sus labios le pertenecían, junto a sus manos, todo de él podría ya considerarse suyo, apartir de ese momento. Entusiasta, así se sentía cuando estaba a lado del otro, la idea de lograr muchas cosas en una calmada tempestad era visible gracias a él, podía pensar que no tendría que preocuparse de asesinar a cualquier mujer y quitarle las manos, si ya tiene unas manos en su poder.
A ese punto, Kira podría ser lanzarse a cualquier cosa con tal de que Josuke y él estuvieran juntos; si le pidieran que se lanzará de un carro en movimiento, lo haría, siempre y cuando ambos estuvieran juntos, que nada interfiriera en su creciente relación, y las cosas se mantuvieran tal cómo estaban justo en ese momento.
Ellos dos, y la luz que apenas lograba pasar de las cortinas, eso era lo único que le importaba en aquel momento, mantenerse a su lado por más mal que estuviera, sabiendo que podría dañarlo sin poder controlarse, teniendo en claro que sí alguna vez, su obsesión se llegará a pasar, podría ser la peor persona en haber pisado el planeta de forma general.
Estaba tan sumido, con tantos pensamientos a la vez, que no notaba por dónde iban los aires, pero ya lo tenía en claro; haría locuras por este chico.
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[Obsesión Ascendente] (KiraJosu)
FanfictionKira Yoshikage sólo deseaba una vida pacífica, mientras Josuke Higashikata buscaba pasarla bien en los bullicios. En cuanto le conoce, su ritmo de vida se ve amenazado, porque sus manos ahora están en la mira. Y más porque él no deja de acercarse. ✓...