Capitulo 22: Amor Imposible

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Jerry Baynard estaba nervioso.

Desde el suceso que hubo con Diana Barry no se había sabido nada de ella. El francés ante su preocupación decidió acudir a su única amiga, Anne, quien ahora se encontraba viviendo con Gilbert Blythe, el cual a su parecer era un muy buen hombre.

– Anne, necesito que me digas ¿Cómo está Diana? – El muchacho le rogaba con la mirada a la pelirroja, sin embargo estaba en la misma situación que el.

– Ellos no me dejan ver a Diana, no entiendo porque si lo que más necesita ahora es apoyo. Gilbert casi se entera de lo que le había pasado pero sus padres no dejaron que se metiera más en el caso de Diana. No sé que tanto pudo pasar.

– Tengo una idea para poder verla.

Anne levantó una ceja y sonrió al saber que le esperaba una aventura de las que hace mucho no tiene.

El francés y la pelirroja quedaron de acuerdo para infiltrarse esa misma noche a las casa de los Barry.

El día se fue rápido y Anne se preparaba para hacer aquel acto de desesperación y al fin saber cómo estaba su mejor amiga.

Por un momento Anne se sintió como una niña de nuevo. Se hizo sus dos trenzas, las cuales no usaba desde hacía ya un largo tiempo, así que no pudo evitar sentirse nostálgica. Se puso también un overol oscuro que le había dado de regalo la señorita Stacy y una boina que le iba muy bien.

Cómo Gilbert no estaba Anne decidió salir sin avisar hacia casa de Diana.

Jerry y ella se encontraron en el jardín de los Barry con una vela encendida para ubicarse mejor.

– La habitación de Diana queda arriba, ¿Puedes cargarme un poco para tomar aquella barda? – El francés asintió y mientras se preparaban a la pelirroja le surgió una duda. – ¿Hillary sabe que haces esto?

– Ella y yo no tenemos secretos, sabe a la perfección cuáles son mis sentimientos por Diana, ella es excepcional. ¿Te imaginas? Casarte con alguien quien sabe que tú corazón no le pertenece. Espero algún día amarla como ella me ama a mi, es lo más que merece.

Anne se sintió feliz por un momento, a Jerry le había ido bien con su esposa y eso le agradaba, ella era demasiado buena, y el francés se lo acaba de confirmar.

Anne subió y entro por la ventana de Diana. La cual se encontraba a oscuras solo siendo iluminada por la luna.

– Di...

Se acercó a la cama y con esto encendió una vela.

Su amiga tenía los ojos hinchados y las mejillas rojas.

– ¿Diana estás bien?

– No quiero verte, Anne. No quiero ver a nadie.

Siguió ignorando a Ann y está se giró a la ventana mirando que Jerry iba entrando como ella había hecho antes.

Jerry sintió que se le encogió el corazón al ver a la chica que ama de aquella manera. Mirarla sin aquella sonrisa que definía a Diana Barry era un pesar para cualquier persona que la rodeará. Pues a ella siempre la habían reconocido por su gran carisma, inteligencia y valor. Sin embargo en esta situación se mostraba como si aquella niña que todos conocían no existieran.

El muchacho se acercó a Diana y se puso frente a ella, se agachó a la altura de la cama y miro que tenía el cabello esparcido por su rostro. El, con delicadeza deslizó cada mechón para dejar despejada su cara.

– Mírame ¿Si?... Diana mírame.

La chica abrió sus ojos hinchados y sin poder retenerse se lanzó a abrazar a aquel chico.

Su amiga miraba desde atrás y le conmovió aquella escena. No la juzgaba, pues ella podrá ser su alma gemela, pero no era el amor de su vida. Por ende, la entendía.

– Yo me retiro, creo que es mejor que hablen a solas.

La pelinegra se giró rápidamente y Anne le dió una cálida sonrisa haciéndola saber que la entendía.

Salio por la ventana y maldijo internamente cuando vio que le tocaría ir sola.

Tomo aire y dejo el miedo atrás, no se dejaría intimidar por la grandeza del bosque.

Mientras tanto Jerry seguía consolando a su amada.

– ¿A qué han venido?

– Tus padres te tenían encerrada, no es correcto lo que están haciendo...

La chica cerro los ojos y después miro hacia el suelo.

– Ellos no tuvieron nada que ver con mi aislamiento. Es tan... Deprimente saber que camine por aquel bosque diciendo mis sueños, mis deseos... – Llevo su mano a su vientre. – Soñaba tanto con ver su rostro, acariciar sus manos, educarlo... Tu jamás podrás sentir lo que es que te corten las alas Jerry. Y en verdad espero que no te suceda por qué duele más que morir por una estaca en el corazón.

El francés sin saber que decir miro al suelo.

– Pero Diana... Tienes que seguir adelante, estoy seguro que en un futuro podrás ser una buena madre. – El chico hablaba con mucha esperanza. Sin embargo, aquella cayó al suelo destruyéndose cuando escucho a Diana.

Por primera vez en mucho tiempo la chica se levantó de su cama y se acercó a la ventana. Su cabello negro brillaba con la luz de la luna, sus ojos tenían una ligera capa de lágrimas que parecían cristal.

– Al estar con aquel desprecio de ser perdí la oportunidad que la mayoría de las mujeres desean, perdí la oportunidad de saber lo que se siente dar vida. Después de aquel aborto me volví estéril... – Las lágrimas comenzaron a desbordarse de sus ojos y su voz a quebrarse. – No quisiera decir esto delante de Anne porque se que se decepcionaría mucho... – Se abrazo a si misma. – Pero siento que no podré hacer lo que me hace mujer.

Jerry se obligaba a si mismo a ser fuerte. Le dolía que Diana tuviera esos ideales.

– Diana... Tener hijos no te vuelve una mujer... Te hace mujer las decisiones que tomas y la madurez que vas tomando conforme creces. Por favor no dejes que el machista con quién te casaste gane el poder de tu cabeza. – La abrazo por atrás y beso su cabeza. – Vales más de lo que crees Diana, vales más de que imaginas, eres más de lo que puedas pensar. – La giró delicadamente. – Solo mírate... ¿Quien más podría mirarse tan hermosa cuando llora?

Se miraron fijamente por un momento y Diana quería besarlo. ¡Claro que quería! Se moría por volver a unir sus labios. Sin embargo Jerry seguía siendo un hombre casado, con una hermosa y muy buena mujer. No podía hacerlo por respeto a ella así que hizo lo más cercano a un acto de amor.

Lo abrazo.

Escondió su cabeza en su cuello y el la rodeo con sus brazos. Escucho su corazón agitado y aquel sonido le hizo sentir algo que no tenía hacia mucho tiempo... Paz.

Diana Barry se sintió en paz en los brazos del amor de su vida, quien ahora era su amor imposible.

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OKAY
*Primero que nada quiero agradecer la paciencia que me han tenido (espero que esté capítulo haya sido suficientemente bueno para reconpensarlos uwu)
*En segundo lugar... ¡GRACIAS! por los 17k de leídas y el 1k de votos:') me hacen muy feliz en serio.
*Tercero, ¡Recuerden votar y comentar! Me animan mucho a seguir escribiendo.
¡Los quiero!✨
- Ly❤️

Amor por las cartas || Anne With Ann'e ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora