Presentaciones.

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En algún lugar de New York

A1

- ¡Por dios!

Mamá se encontraba en shock mientras veía el cuerpo en medio de la carretera, miró a mi padre y luego ambos voltearon la vista a mi.

- No mires...

Él aceleró el auto pasando así por al lado del cadáver.
Quizás estaban así por el simple hecho de que no querían que nuca vea sangre o a un cadaver, pero lo que ellos no sabían es que yo había estado conviviendo con la sangre ya hace 62 días.

La policía nos pidió que frenemos y demos la vuelta, pero mi ventana daba al cadaver mal cubierto por una sábana negra, parecía que todo estaba hecho aproposito y que querían que vea que en algún momento yo podría terminar como aquel joven de apariencia de veinti tantos años.

Curiosamente mi padre le preguntó al oficial por el accidente y las únicas palabras que salieron de la boca del uniformado fueron: "Suicidio joven"

Eso hizo que baje la mirada, y aún así sentía la mirada de mamá encima de mi.
Sin mucho más para decir dimos la vuelta y buscamos otra carretera que nos lleve devuelta a casa.

- ¿Como crees que te fue?

Luego de unos cómodos minutos de silencio mamá volvió a hablarme.

Me encogí de hombros y con sutileza contesté.

- Espero que bien.

Noté la mirada de mi padre por el retrovisor y con obligación seguí hablando.

- Quiero decir... había muchos concursantes para mi mismo instrumento, pero siento que algunos no tenían muy buena técnica o tal vez sólo el nerviosismo de los jurados los hacían confundir. Así que posiblemente haya sido el mejor y consiga el puesto de cello solista.

Pude notar la sonrisa que se puso en el rostro de mi padre y luego volví a bajar la mirada sintiendo las ganas de rodar los ojos, pero como siempre... me contuve.

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En algún lado de Brooklyn.

B2

- ¿Que haces aquí afuera?

Mi pequeña vecina de tal vez doce años se encontraba sentada en las escaleras de mi departamento.

Ella elevó la mirada hacia mi y pude notar las lágrimas secas en sus mejillas. Seguido de eso escuche los gritos que venían del piso siguiente, negué totalmente frustrada y le ofrecí mi mano.

- Vamos pequeña...

Le sonreí con confianza cuando aceptó mi mano y abrí la puerta con llave de mi miserable departamento.

- ¿Vienes de clases?

La pequeña charlatana se acostó en mi sofá mirándome.
Asenti y dejé mi violín contra la pared al lado de mi televisor.

- De casualidad no viste venir a mi madre ¿cierto?

Y tal como lo suponía, ella negó.

Suspire mientras preparaba dos potes con cereales y leche, luego me acerqué a ella y le entregue uno sentándome a su lado prendiendo la televisión con una caricatura.

- ¿La extrañas?

Sabiendo a que se refería negué.

- Ella se pierde de mi compañía, además... puedo mantenerme sola hasta ahora.

Escala Al SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora