Saturno.
Luego de tal locura vivida aquí me encuentro. Sentado en el sofá de siempre y sin poder despegar la mirada de la puerta. Aún no reaccionaba de lo que acababa de vivir. Pero así fue, y aunque me costará aceptarlo debía vivir con ello.
Si. Un rayo me había, por decirlo de una manera "drogado" y había vivido el momento más extraño de mi vida.
- Oye... ¿Estas bien?
Ian llegó de trabajar y quito mi instrumento de mis manos.
Sólo pude asentir sin poder despegar la mirada de un punto fijo. Sabía que tal vez me veía raro atraves de los ojos de mi hermano, pero realmente no podía moverme.
- dime que no te drogaste...
En ese momento sentí que si pude moverme ante tal insulto y lo mire.
- Ni lo pienses. - dije seriamente y el sólo alzo las manos en forma de rendimiento-
- No seas idiota, y acomoda las cosas, no soy tu sirviente.
Levante una ceja ante sus palabras y me paré repentinamente.
- Calmate, ¿Quieres?
Alzó una ceja imitandome y me miro fijamente.
- ¿Me juras que no te drogaste ni bebiste nada?
Rode los ojos para luego volver a sostener su mirada. Sentía que algo andaba mal, no se si era él, o tal vez era yo. Pero algo andaba mal y no sabía que era.
Pude notar como de a poco iba aflojando su entrecejo y ponía en su rostro una media sonrisa.
- Vuelve al sofá, malhumorado.
No pude resistirme y sonreí de igual forma.
- ¿Como te fue en la audición?
Y ahí estaba de nuevo, el recuerdo de lo que había pasado. Se había sentido extrañamente bien pero a la vez fue una experiencia traumática.
Volví a ponerme serio y negué.
- Muy bien. Soy solista.
Luego de eso volví a sentarme y a mirar el televisor frente a mis ojos.
Pude sentir como bufó. Se aflojaba su corbata y poco a poco se iba deshaciendo de su ropa hasta llegar al baño donde cerró la puerta, y seguido el sonido de la ducha inundó mis oídos.
Aproveché esos minutos para dormir y si que costó, pero lo logre y caí rendido pocos segundos después.
•••
Abrí mis ojos sentándome de golpe en el sofá. Había acabado de tener una pesadilla espantosa, me encontraba nuevamente en ese círculo de personas arrodilladas pero está vez, no lograbamos salir de ese infierno inmóvil.
Suspire al darme cuenta que esta era la realidad pero luego no pude evitar gritar al ver el rostro de mi hermano tan cerca del mío.
- Te estoy llamando hace una hora.
Fueron sus palabras mientras se incorporaba y golpeaba mi frente con sus dedos.
- A cenar.
Me sentía completamente sensible y lo detuve cuando trato de irse hacia la mesa.
Extrañamente unimos mirada y mis dientes se apretaron con ira.
- No vuelvas a golpearme.
Note como sus pupilas se dilataban y luego asintió.
- juro no volver a golpearlo jamás.
Quedé boquiabierto tras esas palabras y luego pestañe varias veces para asegurarme de que aquello fue real.
- ¿Y vienes o no?
Lo miré alzando ambas cejas y el simplemente sonrio.
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MarteLo sé. Se que acaba de pasar algo inexplicable pero aún así tengo responsabilidades.
Mi profesora, Andréa Mazzone no tenía tiempo para mis excusa y por esa razón me encuentro corriendo por las calles de New York.
No estoy muy segura si lo que esta pasando es la realidad pero aún así sigo corriendo, notaba como el cielo comenzaba a nublarse y a la gente comenzar a cerrar sus negocios.
Mucha gente corría al ver como empezaba a gotear pero estaba segura que nadie corría como yo. Los nervios se apoderaron de mi al ver el gran reloj y ver que tenía dos minutos para correr diez calles.
Si, ya sabía que era algo imposible pero no pude evitar esforzarme lo más que podía.
De pronto la lluvia comenzó a caer con fuerza y lo mejor que se me ocurrió hacer fue cubrir mi violín con mi campera.
Yo seguía corriendo, cada vez más lento, pero lo seguía haciendo.
Ponía lo mejor de mi en correr esas calles, sin que me choquen, sin resbalar, sin que se me caiga el instrumento y sobre todo sin tropezar con nadie.
Sin poder correr más, ya que mis pulmones son la de una adolescente que fuma desde los quince, comencé a caminar totalmente resignada.
Tal vez había perdido la clase y eso era lo peor. ¡Las clases costaban 100 dólares!
Y yo había pagado por todas las clases de un mes.
Si. Tal cual a cuando pagas el gimnasio por un mes y terminas yendo sólo tres días.
Eso mismo me estaba ocurriendo a mi. ¡La primera clase del mes y ya tenía una falta!
Mire al cielo con total resignación y suspire.
- ¿¡Porqué el tiempo no pasa mas lento!?
- Lo mismo me pregunto...
Un chico que corría a mi lado trato de seguir con mi pedido a un dios imaginario cuando de pronto todo comenzó a andar más lento.
El chico a mi lado ahora movia la boca en lentos movimientos y la gente a mi lado caminaba demasiado lento.
Me acerco a una chica que iba hablando por su celular y pude notar en su reloj como aún quedaban dos minutos para mi clase. Y así se mantuvo por varios segundos.
Tal vez esto sea obra del dios imaginario y por fin cumplió uno de mis tantos pedidos.
Trate de darle explicación a lo ocurrido.
Pero no podía.
En mi mente el profesionalismo estaba primero. Y por eso seguí corriendo sin importar la gente lenta a mi lado.
Mi objetivo: La clase de 100 dólares.

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Escala Al Sol
General FictionEsta es la historia de 6 adolescente que vivían en una vida no querida, se sentían ajenos a ellos y la vida que llevaban. Todos tenían algo en común, eran músicos, por elección u obligación. Todos llevaban una vida normal a la mirada de otros pero c...