Capitulo 2

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Venus.

Al llegar a mi casa luego de tal pesadilla, miré a mis padres y lloré mientras los veía almorzar.

Ambos voltearon a verme extrañados. Mamá se acercó a mi y tomo mis manos, pero yo rápidamente me lancé a abrazarla.

- No me digas... no quedaste.

Escuché la voz de fondo de mi hermana quien bajaba las escaleras y se acercaba lentamente a mi.

Solté a mi madre por impulso y fui a abrazar a la chica que hizo mi infancia divertida.

- No, sólo... Los extrañe

Papá me miraba de una forma extraña sin entender lo que me ocurría, y era muy aceptable ya que lo que para mi fueron dos malditas horas... para ellos fueron dos segundos.

- ¿Te aceptaron?

Preguntó acercándose con los brazos cruzados y el rostro serio. Asenti y sonreí de lado cuando me aplaudió y volvió a sonreír abrazandome.

De pronto un sonido inundó mis oídos haciéndome agarrar mi cabeza con ambas manos. Era un pitido insoportable y se escuchaba como si tuviera miles de micrófonos y altoparlantes cerca de mis oídos.

- ¿Estas bien?

Gritó Ana haciéndome caer de rodillas al suelo ya que se sintió a un volumen extraordinariamente alto. Luego todos comenzaron a acercarse a mi, hablandome al mismo tiempo y haciendo que mi cabeza latiera dolorosamente. Cubri mis oídos tratando de tranquilizarme pero no sirvió de nada.

- ¡Alto!

Grité sintiendo lágrimas caer por mis mejillas y mis oídos retumbar.
Y antes de que comiencen a hablar de nuevo comencé a correr hacia afuera de la casa.
Necesitaba paz, mi mente estaba totalmente confundida ahora y no sabía que me ocurría.

De un momento a otro los mínimos sonidos se me hacían los más altos, las cosas que se encontraban más lejos las podía ver como si estuvieran a un centimetro y el tacto de el viento en mi rostro se hacia cada vez más feroz. Y aún así no deje de correr en dirección a donde podía haber paz a estas horas. Donde no había nadie al menos hasta dentro de unas horas.

El lugar donde ensayaba con mi banda... un lago.

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Júpiter

Luego de tal espectáculo mental que acababa de vivir corro rápidamente a mi salvación. Un lugar donde podía hablar de lo que quiera y jamás se burlarían de mi... el lugar donde podría desahogarme y todos creerian en mi. Mi lugar de boxeo.

- Entonces.¿Tu me dices que yo estuve aquí, de pié, sin comer, sin beber nada... por dos horas?

Asenti poniendome los guantes.

Comenzó a reír. Como nunca antes.

- ¡Este tío está loco!

Oí a mi vieja amiga a mi lado decir.

- Tú te callas que a ti no te hable.

Digo volteando a verla y ella eleva ambas manos.

- Yo no te he dicho nada, tío.

Frunci mi ceño sin entender pero luego de unos segundos si entendí.
Ella había dicho que yo estaba loco y eso quiere hacer que parezca.

- Aah claro, como estoy loco escucho voces.

Alzó ambas cejas y se miraron con mi compañero que se encontraba en frente mío.

- Oye, creo que deberías descansar en vez de estar aquí...

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