Prólogo

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2018Dos años después

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2018
Dos años después

Wanda se encontraba observando la casa con una sonrisa, independizarse era lo mejor para ella. Desde los trece años, ella ya había decidido que a los dieciocho iba irse, bueno, no tenía dieciocho años, pero si lo suficiente para poder vivir cómodamente ahora. Con un trabajo, o dos mejor dicho, una mansion que costó menos de lo que debería, hermosa y mueblada.

Entró con sus maletas para encontrarse con el recibidor, donde en uno de los muros, estaba una hoja, se acercó y la tomó, comenzó a leerla.

Estimada señorita Black, me complace anunciarle que sea bienvenida a su nuevo hogar. Le dejo aquí el número telefónico de los suministros, por si llega a no poder salir de casa, y quiere que alguien venga y le entregue el mandado o más ropa. También me complace dejarle las llaves de la casa, tiene todas las llaves de las puertas y ventanas de la casa, así estará segura. Por favor, no las pierda por ningún motivo. Antes de despedirme, me encantaría darle un pequeño dato. La casa lleva dos años sin ningún propietario, lo cual, podría haber un poco de ratas, aunque no eh escontrado ninguna. Aún así, afuera le dejo alguna que otra trampa para ellas. Se despide, Sra. Marcy —acabo de leer Wanda para volver a dejar la carta en su lugar y agarrar las llaves de la casa, eran demasiadas.

Cerro la puerta principal para agarrar sus maletas una vez más y comenzar a subir las escaleras poco a poquito por lo pesadas que eran estás. Al llegar a una de las habitaciones principales entró y dejó sus cosas, y se acercó al teléfono.

—¿Bueno? —habló—. Soy Wanda Black, y hablaba para saber sobre qué día traerían todas mis cosas...

Señorita Black, no se preocupe. Sus cosas valiosas estarán allá el día de mañana en la mañana.

—Muchas gracias, adi- —no termino de hablar cuando la línea se corto, Wanda observo el teléfono confundida, lo colgó para ir al despacho de la casa.

Bajo las escaleras con tranquilidad hasta que vio el cuadro de la familia Heelshire, suspiro, ese cuadro tenía que quitarlo, tenía que quitar las cosas de los Heelshire, ella era la nueva propietaria y tenía que poner sus cosas. Terminó de bajar las escaleras para llegar al despacho, el cual, al entrar comenzó a buscar algunos papeles de la casa para saber la construcción y saber donde estaba el control de las luces y el cable del teléfono.

—Mierda, no lo encuentro —soltó rendida sentándose en el asiento, observo el techo esperando una señal de que Dios le ayudará en encontrarlo, pero no llegó, llevó su mano a otro cajón el cual al abrirlo y meter su mano para sacar los papeles, se llevo la horrible sorpresa que sentir algo puntiagudo atravesar un poco su mano—. ¡Mierda!

Sé levantó del lugar para caminar con apuro a la cocina, donde agarro un trapo y lo puso en su cortada, cubriendo su sangre. Atandolo para que dejara de escurrir sangre, camino hacia el baño buscando el botiquín de primeros auxilios, ahí debía de estar. En cualquier casa tendrían ese botiquín en el baño; se llevo la sorpresa no había ningún botiquín y eso la hizo desesperarse, entonces se dio cuenta de algo, sangre seca en el suelo, parecía que hace años no la limpiaban, comenzó a seguirla hasta que vio que desaparecía en el armario de aquella habitación, la sangre que estaba en el suelo no era mucha, eran pequeñas gotas.

𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora