"Desayuno"

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Wanda P

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Wanda P. O. V.

Mi mirada se encontraba en la taza de café aquella mañana, Greta solo hablaba y hablaba, y yo ni siquiera la escuchaba, me encontraba en las nubes, cuando había subido para verte y decirte que te escondieras, ya no estabas en la cama, y no sé si alegrarme por eso o no. Aunque, no debería, ya que eso no evitó lo que estaba apuntó de pasar. Tomé la oreja de la taza y me la lleve a los labios, absorbiendo el café, tomando su calor, sin evitarlo, Greta me tomó del brazo, levante la mirada sobresaltada, no quería que me tocará.

—Señorita Black, ¿esta bien? —preguntó Greta observandome fijamente, la mire sin entender lo que me quería dar entender, me señaló el rostro y yo lleve mis manos en el, encontrándome con pequeñas gotas saladas, estaba llorando y sin darme cuenta—. Quizás esto le está afectando demasiado... Mire, sé que pudo haberla amenazado o que ni siquiera usted se haya dado cuenta de eso... Pero debe entenderme que debemos irnos de la casa lo antes posible, y volver con la policía si es posible. O usted quédese y yo voy por ella.

—No necesito la policía Evans —solté con brusquedad, no la quería en mi casa, para nada, me levante de mi lugar y tome la taza de café que tenía ella, seguía llena, la lleve al lava platos y lo solté—. No creo en su relato, además, ¿usted no debería estar en el manicomio? ¿O en la cárcel? Porqué lo que tengo entendido en todo su relato que me acaba de contar, usted es una profuga. Y yo soy parte de la justicia, lo cual, no debió haber venido aquí.

—¡No entiende! —exclamó Greta levantandose de su lugar de un salto, se acercó a mí con rapidez y me tomó de los hombros—. Debe creerme, no está salvo aquí. Él debe estar escuchandonos ahora mismo, y pensar en algo para... —se detuvo, la mire sin entender porque estaba mirando todas las paredes con nervios—. Ya entendí... —susurró.

—¿Qué entendió? —pregunté aún más confundida, pero ella sólo tomó su bolso y sacó un arma de ella, me aleje lo más posible de ella.

—No se preocupe, señorita Black —trató de tranquilizarme, se encaminó hacia mí para tomar mi mano—. Yo solo vengo a salvarla. No quiero que le pase lo mismo que a las demás, quiero que escape como yo lo hice, como Malcom lo hizo...

—Lamento informarle, señorita Evans —me aleje de ella—. Pero yo no voy a ninguna parte con usted, es una prófuga, y no debería de estar aquí. No le creo, y ni creo que otros le crean —¿qué demonios estoy haciendo? Debería de aceptar su ayuda y huir lo más rápido de aquí, pero, pero algo me detiene en esta casa, algo me grita dentro de mí cabeza diciéndome con firmeza y brusquedad que me quedé. Camine hacia las escaleras para subir un escalón, Greta me comenzó a seguie—. Por favor, Evans. Váyase de mi casa antes de que llame a la policía y la manden al manicomio de donde salió. Por favor.

Pero ella solo me observo con una mueca en el rostro, no quise decir nada, y no lo hice, solo vi como Greta comenzaba alejarse de mi retrocediendo para llegar a la puerta y abrirla.

—Lo mataré, Black —sentenció observandome fijamente—. Me llama a mi la loca, la que debería estar en el manicomio, cuando usted es la que está enamorada de él.

Me petrifique, no sabía que decir o hacer, lo sabía ella. ¿Era tan obvio? Cerró la puerta una vez cuando ella ya estaba afuera de la casa, lágrimas comenzaron a salir, me senté en las escaleras y me abrace, lo peor de todo, es que ella tenía razón. ¿Qué derecho tenía yo de llamarme "parte de la justicia", "la cuerda", "la psicóloga" cuando tenía un enamoramiento, un síndrome mucho peor de lo que tenía ella? Escuche pases detrás de mi, pero no voltee, eras tu, y lo sabía con solo ver tu sobra que me dejaba ver gracias a una de las ventanas, te sentaste a mi lado, pero ni aún así, te voltee a ver.

—Eva... —susurraste, y por fin te observe por completo—. Dejala entrar —fue lo único que dijiste para levantarte e irte otra vez, te observe fijamente subir las escaleras, pero no dije nada, ¿qué podía decir? Estaba estática, no podía creer que tú me pidieras eso. ¿Le ibas hacer algo malo?

Intente tranquilizarme para poder caminar hacia la puerta y abrirla, la vi a lo lejos, comencé a correr para ir detrás de ella. Lo hice, y me arrepiento, no debí hacerte caso, ni abrir esa puerta en primer lugar, pero lo hice. Greta se quedó a cenar y dormir, le invente que ella tenía razón, que estaba secuestrada, y que quería matarte, y todo eso para que se quedara aquí como tu lo querías.

Brahms, ¿soy una asesina, verdad? No, no lo soy. Solo soy una cómplice de todo esto, estoy perdida por completo, y todo, todo por mi culpa.

—Sabe todo delicioso —comentó Greta mientras saboreaba lo que había hecho, pero yo ni siquiera podía saborear nada, comía, pero no saboreaba. Asentí ante su halago, había dejado un poco de comida antes en la habitación para ti a escondidas de ella, pero me seguía sintiendo culpable—. ¿Ha intentado escaparse? —preguntó de repente provocando que tuviera toda mi atención, no conteste, pero solo puse atención—. No sé porqué pregunto. Es obvio que si lo hizo, su rostro expresa terror, y su piel tiene hematomas.

—Yo... Tengo sueño —cambie de tema, ella solo sonrió con pena, me tiene pena, piensa que soy inútil, que no puedo sola, pero si puedo.

—Usted no es de aquí —pero ella seguía dando inicios de que yo me abriera a ella—. ¿Puedo saber de dónde es? ¿O es un secreto? Me eh dado cuenta, que no es muy habladora.

—No con la gente que no confío —hablé por fin al mismo tiempo que un sonido se escucho, me queje por dentro, ¿por qué? ¿Por qué justo ahora tenías que hacer ruido?

—Pues tendrá que confiar, Wanda —habló ella tomando mi mano con fuerza—. Si quieres luchar, tiene que confiar...

—Me encantaría hacerlo, Greta —hable levantándome de mi lugar con mi plato y vaso en manos, los puse en el fregadero para acercarme a ella un poco—. Me iré a dormir, descansa Greta...

—Oh, no —ella rio en lo bajo—. Yo dormiré en mi coche, no quiero morir en medio de la noche. Pero me agrado pasar un rato contigo y saber que sigue... Te veo luego, Wanda. Descansa muy bien —sentenció para caminar hacia la puerta y cerrarla detrás de ella.

Un escalofrío recorrió por toda mi espalda, corrí hacia las escaleras para subirlas, al llegar a la habitación te observe, estabas saliendo del closet, me acerque a ti lentamente, y eso te hizo caminar hacia mí y abrazarme, y yo solo acepte tu abrazo.

—¿Vendrá, verdad? —pregunté sabiendo lo que pasaría aquella noche, tu solo asentiste con la cabeza—. ¿La matarás? —y lo volviste hacer, yo no era la culpable, yo no tenía la culpa, tu la tenias, tu provocaste todo esto, y yo podía detenerlo, pero ya era demasiado tarde para hacerlo.

Tenía que dormir armada hoy.
Pará protegerme de ambos.
Tenía qué perder el miedo.
























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¿Listas para la batalla final?
Siento que todas vamos a llorar, hasta yo, pero tengo que hacerlo.
Toda escritora debe hacer sufrir a sus lectores, esa es la ley, y tengo que cumplirla.

No olviden votar y comentar, eso me ayuda a seguir con la historia.

Estoy pensando en hacer un maratón.

𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora