"Espiada"

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2018Segundo día

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2018
Segundo día.

Wanda había entrado a la habitación con la comida, dejó la comida en la mesa que estaba a lado de la cama y comenzó a remover a Brahms, él al abrir los ojos la miró fijamente, Wanda sonrió. Brahms se sentó en la cama con ayuda de ella, quien le acomodo la almohada, y lo ayudó acomodar las cobijas para poder poner la charola en el regazo de él.

—Te prepare sopa de pollo, mi madre lo hacía para mi y mis hermanos cuando estábamos enfermos —comentó con una sonrisa—. Las madres latinas saben perfectamente como cuidar, y alimentar a sus hijos —sonrió para luego levantarse—. Voy a preparar el baño para que te bañes, por cierto, ¿cuantos años llevas ahí metido? No parece un lugar muy bonito para ti —comentó Wanda caminando hacia el baño de la habitación.

Brahms no contestó, sólo saboreo la comida, era lo mejor que había comido en semanas. Y es que, desde lo de Greta, no había mucha comida, tuvo que racionar la comida por todo estos años, tenía que comenzar a cazar cuando podía, y sus cazas no era mucho, ya que por la herida, no le daba mucha movilidad.

—Ya esta el agua —comentó Wanda cuando salió del baño, las mangas de su vestido estaban remangadas, dejando ver sus brazos desnudos, Brahms observo su vestimenta mejor, estaba mojada de las manos y un poco su falda y abdomen—. ¿Ya acabaste de comer?

Brahms observo su plato, solo le faltaba algunas verduras, asintió con la cabeza un poco. Wanda se cruzó los brazos, lo observo fijamente mientras caminaba hacia él, Brahms pudo recordar a una madre apuntó de regañar a su hijo.

—Las verduras también, Brahms —comentó—. No sólo el pollo, y también el caldo. Eso es lo bueno, por favor, hazlo.

Brahms asintió, al hacerlo se levantó de la cama con ayuda de Wanda, que lo ayudó a levantarse, ambos caminaron hacia el baño, en donde Wanda comenzó a sacar el shampoo y el jabón de su empaque para entregárselo a Brahms, pero se llevó la sorpresa de ver a Brahms sin camisa. Sus mejillas se tornaron color rosado, mientras Brahms solo la miraba, él se sentía extraño, no tenía la máscara y ella estaba sonrojada.

—Te dejó esto aquí, el jabón es este y es para el cuerpo, el Shampoo para el cabello, que no te caiga en los ojos —comentó Wanda retrocediendo para después salir del baño y cerrar la puerta, soltó un suspiro.

Wanda no era morbosa, pero el tener a un hombre en su casa, que casi se desnuda enfrente de ella, con el cuerpo fornido y musculoso, la hizo imaginarse cosas que su madre le diría que no son Santas. Wanda tenía ahora un problema, ahora tendría la necesidad de tocarse en la noche, y ya sabía en quien pensar.

Wanda no es inocente, ni tampoco alguien no inocente, se podría decir que era neutral, no era de los dos bandos, a veces hacía el mal, y otras veces el bien. Wanda tenía una mente muy rara, al igual que sus gustos.

Siguió lavando los platos cuando escucho unos pasos detrás de ella, al voltear, se encontró con Brahms en toalla, no tenía ropa encima, Wanda volteo a ver el fregadero y cerró los ojos. Calmate Wanda, no pienses en nada pensó Wanda mientras cerraba el grifo. Se encaminó hacia la puerta donde estaba la lavandería, al entrar, sacó la ropa de la secadora y volvió a donde estaba Brahms, se la entrego.

—La lave, tenía mucha sangre, pensé que algo limpio te vendría bien —comentó Wanda observándolo a los ojos, él asintió y agarro la ropa—. ¿Te encuentras mejor? ¿Ya no te duele? ¿Ya puedes caminar bien?

Brahms asintió, que hubiera estado débil el día anterior de ese, no significaba que seguiría débil. Solo necesitaba el cuidado de alguien, alguien con el corazón bondadoso, y que fuera ingenuo para cuidarlo, y esa persona había sido ella, y ella luego lo lamentaria, porqué Brahms ya la había reclamado como suya, no la dejaría irse con demasiada facilidad, no la dejaría escaparse, y si llegaba a intentar hacerlo, él iría por ella y la mataría. Como mató a Emily, como mató a sus anteriores niñeras, como mató a Cole, el ex novio de Greta.

—Espero no te moleste —comenzó Wanda con una sonrisa nerviosa—. Necesito un baño, ahora yo. Así que me gustaría bañarme ahora mismo, puedes ir a la sala de estar, sigue las cosas de tu familia, la música, libros, y entre otros.

Brahms asintió, Wanda paso a su lado nerviosa, Wanda era más de hacer ruido, le encantaba el ruido, a veces podría estar lavando platos, bañándose o estar en su teléfono, y siempre tendría la televisión encendida o la música a todo volumen. Se encaminó al baño con ropa ya elegida y se metió a la regadera a bañarse, con la puerta cerrada con seguro.

Brahms por otra parte, al escuchar el agua caer, no pensó en dos veces en poner la música que le gustaba a todo volumen eh irse con su ropa limpia entre las paredes, para llegar al lugar donde estaba ella. Brahms no era inocente, tenía treinta años, y estaba solo, había pasado dos años solo en la casa sin el placer, ni la movilidad correcta, y ahora que la tenía, no aprovecharía la oportunidad.

Y así fue, se quedó observando entre algunas partes de las paredes a su víctima, observando fijamente. El agua caía, su cuerpo se mojaba, ella tañaba bien cada zona tratando de encontrarse limpia y sin ninguna suciedad, su cabello caía sobre sus hombros como unas cascadas, bajo sus manos en su entrepiernas y comenzó a limpiar. Darse un baño siempre hacia que Wanda se sintiera tranquila, hacia que descansará por completo, cerró sus ojos sentiendo como el agua caía sobre su rostro.

Salió del baño ya lista, llevaba una camisa de hombre, se la había robado a su padre cuando ella tenía dieciséis años, siempre lo hacía porque su madre pensaba que la ropa de hombre, o floja y largas no era para las damas. Con la camisa puesta, y un Short de mezclilla puesto, salió del baño con su toalla en manos intentando sacar su cabello, entonces se encontró con Brahms en una de las habitación, ya estaba vestido.

Wanda se acercó a él y observo la habitación, millones de muñecos y juguetes había, era una habitación de niños, en la cama, había un muñeco, con el rostro un poco roto.

—Da miedo —comentó Wanda detrás de Brahms, haciendo que él volteara a verla. No le era difícil verle el rostro a ella después de lo que había hecho antes, de hecho, se encontraba más tranquilo, se había terminado como tres veces con solo imaginarla mientras ella estaba en el baño y él entre las paredes—. La habitación, da miedo. Pero creo que a ti te gustaba de niño, pero ese muñeco, da más miedo... Sus ojos se ven huecos, sin emociones, y lo entiendo es un muñeco, pero sigue dando miedo...

—No tienes que tener miedo —soltó Brahms volteando por completo todo su cuerpo para verla, se acercó a ella hasta estar tan cerca de ella, enfrente de ella.

Wanda sintió intimidación, él era demasiado grande a comparación de ella, y eso le daba miedo, ella le llegaba en medio de su pecho, y él. Ni hablar, era mucho más enorme de lo que se podría describir.

—Eh... Tengo que trabajar —comentó ella alejándose un poco de él—. Estaré en el despacho, necesito revisar algunos papeles...

—Voy contigo —dijo Brahms sin pensarlo dos veces, Wanda por primera vez, sintió que algo andaba mal ya.

𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora