Wanda P. O. V.
Entonces aquí estamos, las náuseas me llegaban, al igual que el temor de que me pasara algo a mí y a ti, los disparos habían cesado y solo se escuchaban algunos pasos lentos acercándose, seguí escondida detrás de aquel árbol. Todo había sido demasiado rápido, me encontraba temblando. Pero hice lo que me dijiste al final.
Aquella noche fue la peor de todas, yo me encontraba en cama y tu no estabas en la habitación, no estabas a mi lado, pero de seguro, me estabas observando, entonces un ruido se escuchó en la cocina, y yo agarre el bate de Béisbol para salir de la habitación armada, baje las escaleras mientras susurraba tu nombre en lo bajo, y cuando entre a la cocina, no había nada.
Hasta que algo me golpeó en la cabeza y caí al suelo, se escucho un arma siendo cargada, mire detrás de mi y la vi, ahí estaba ella, me agachó para levantarme con fuerza y me puso el arma en la cien, estaba asustada, y el bate se encontraba en el suelo ya, me hizo caminar hacia la sala de juegos, donde me acerco a ella más y nos pusimos en medio de la sala.
—¡Sal ahora mismo! —gritó ella llamándote, en ese momento descubrí lo que quería hacer, quería amenazarte en qué si no salias de las paredes me iba a matar, pero ella no podría matar a alguien inocente, o no tan inocente, como a los ojos de Greta Evans, yo era otra víctima tuya—. ¡O la mataré! ¡Sal y entregate! ¡Dejaste muy mal a Malcolm, te regresaré el favor! —gritaba tan fuerte que me dolía el oído.
Las luces comenzaron a parpadear, golpes y pasos fuertes se escucharon, algunos cuadros caían al suelo como también algunas cosas de porcelana. Pero ella no tenía miedo, sólo estaba nerviosa, y yo hubiera estado como ella, nerviosa de que mi plan no funcionará, o salir muerta y no vengarme, pero, exactamente, ni siquiera yo sé en aquel momento quien de los dos iba ganar. Ella ya parecía consciente de que hacer, como si ya tuviera su plan de llegada, ataque y salida perfectamente intacto.
—Cuando llegue, corres —me susurró, ¿eso era lo que realmente iba hacer? ¿Huir y dejarte solo? ¿Dejar que te matarán? Dolor de cabeza y algunas náuseas me llegaron en ese momento y no entendía el porqué, no lo entendía hasta que me aleje de ella empujandola y vomite en la esquina de la habitación, en el bote de la basura—. ¿Qué mierda...? —comenzó ella avanzando hacia mí, pero no terminó la frase, me alejo de aquel lugar y me miró fijamente—. ¿Te acostaste con él? —preguntó confundida, asqueada.
No conteste sólo la mire confundida, no entendía. ¿Por qué aquella pregunta? No era momento, y, ¿ella como sabia de aquello? Se agachó para estar a mi estatura y me observo fijamente, estaba preocupada, y los pasos que Brahms hacia no ayudaban para nada a las dos, yo estaba nerviosa, asustada, y Greta estaba nerviosa y preocupada.
—Debes irte de aquí lo antes posible —comentó, yo negué, pero ella solo me silencio—. Estas embarazada, Wanda. ¿Él lo sabe? —estaba más que confundida ante sus palabras, ¿yo? No podía estarlo, era muy joven para tener un bebé, para estar embarazada—. Al parecer ni tu lo sabias... Debes irte, si él se entera, nunca te dejara en paz. Necesitarás un hospital, salir de esta casa, y él no te dejará hacerlo, y morirás, y quizás tú bebé igual. ¡Debes irte, huir! —exclamó sacándome de mi transe, y lo peor, es que sus palabras era verdad, tu no dejabas que nadie saliera de la casa, nadie, y si tenía al bebé, yo moriría y quizás el bebé también—. ¿O quieres que cuando nazca se convierta como él? ¿Un asesino? —preguntó, y yo sólo negué, no quería eso, no lo quería—. Debes irte...
Entonces las luces se fueron, pero la luz de la luna dejaba vernos, ella me levantó del suelo y me puso detrás de ella, comenzó a correr hacia la salida agarrandome del brazo. Corrimos hasta llegar a la puerta pero una de las paredes fue rota y de ahí salió Brahms, parecías enojado, y no me sorprendería. Estaba demasiado segura que habías escuchado lo que Greta había dicho.
—¡No me dejes! —gritaste en dirección hacia mi, yo solo me quedé estática, no quería dejarte, pero tenía que hacerlo, si quería vivir y que mi bebé no fuera asesino, tenía que huir—. Eva... Por favor —pediste, inclinaste tu cabeza como niño pequeño y te acercaste a nosotras lentamente, Greta retrocedió para comenzar a sacar su arma, mientras yo solo me quede ahí, Greta retrocedió tanto que se quedó detrás de mí, tu seguiste acercándote con cuidado, como si tuvieras miedo de hacerme daño—. No me dejes, prometo ser bueno... Prometo cuidarte, a ti y a él... —comentaste hasta llegar por fin enfrente de mi, me tomaste de la cintura y me acercaste a ti con fuerza, me abrazaste y yo solo me dejé.
Entonces un disparo sonó, y eso provocó que volteara a ver a Greta asustada, mientras Brahms solo me abrazaba por la cintura.
—¡No! —exclame tratando de detenerla—. No le dispares por favor, ni a mí, por favor. Greta sé que tú eres buena, no matarías a personas inocentes...
—¡Él no es inocente! ¡Es un asesino serial! —gritó ella, volvió a cargar el arma, pero solo supe eso, porqué tu me tomaste de la mano y corriste hacia la cocina, donde estaba mi bate, cerraste la puerta y me soltaste la mano, me agache para agarrar mi bate mientras tu hacías a un lado el refrigerador para dejarme ver un pasadizo.
—Eva, entra —pediste, esta vez, tu voz no era de un niño, era tu voz real, y hablabas firme pero preocupado, estabas preocupado por mi, y eso hizo que mi corazón latiera veloz. Negué, no quería dejarte solo—. Eva, por favor entra. Ve a la habitación y quedate ahí, no salgas al menos que yo vaya por ti.
—Brahms, no, ven conmigo —pedí tomándolo del brazo—. Vámonos de aquí, salgamos de la casa juntos y vámonos a otro lado, a otra cuidas, país, continente...
—Eva, basta —pediste, me tomaste de los hombros con fuerza—. Vete y escondete, por favor Eva. No quiero que te pase nada, a ti, ni a él... —me quedé confundida en algún momento de tus palabras, hablas del bebé como un él, como si fuera masculino su sexo.
—¿Por qué piensas que es niño? —pregunté confundida pero con una sonrisa nerviosa, me tomaste del rostro y me besaste sin responder mi pregunta, pero me sorprendió más cuando me empujaste hacia adentro del túnel y cerraste el túnel con el refrigerador, pero no me iba a quedar ahí, comencé a correr por lo pasadillos para llenar a otro lugar y poder salir, y así fue, salí pero en ese momento escuche un disparo, y un calor llegó a mi cuerpo, lleve mi mano a una zona exacta de mi cuerpo y cuando levante mi mano para verla, un color carmesí estaba ahí.
—Me mentiste —soltó Greta, me di la media vuelta para verla fijamente, su arma me estaba apuntando fijamente y yo solo trague saliva—. ¿Donde esta él? —preguntó Greta, pero yo solo me quedé callada, entonces Greta cayó al suelo y tu intentaste agarrarla del cabello, pero ella fue rápida y te apuntó con el arma y disparó dándote en el hombro, intente correr hacia ti, pero no pude, Greta se había puesto en medio de los dos ya levantada—. Vete al infierno, hijo de puta —soltó cargando el arma, y disparó, pero fallo, esta vez fallo porque yo fui la que la empujó a un lado.
Tome el bate que estaba en el suelo del túnel y la golpee con él, dándole en la cabeza para dejarla aturdida, tu estabas herido y habías desaparecido de la escena, pero yo seguí golpeandola, y entonces, cuando la vi ya casi inconsciente, me di la vuelta para ir a buscarte, pero ella me tomó del tobillo y me hizo caer, me hizo golpearme el rostro y mis rodillas, el sabor metálico llegó a mi boca, estaba sangrando y ya no solo por el disparo y mis pequeñas heridas, ahora tenía más de dos.
Y ya había perdido el miedo por completo.
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Nuevo capítulo, espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar, eso me ayuda en seguir con la historia.
Antes de que se vayan, ¿les gusta Harry Potter? Si es así, ¿qué casa son ustedes? Yo de Gryffindor, pero cuando la volví hacer me salió Slytherin, lo cual mi casa híbrida es Gryfferin.
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𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇ
Fanfiction⌲ 𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 de 𝓑𝓻𝓪𝓱𝓶𝓼 𝓗𝓮𝓮𝓵𝓼𝓱𝓲𝓻𝓮. Entre la oscuridad de los Heelshire, Brahms Heelshire se encuentra, con un pasado tormentoso, después de lo de Greta, todo había cambiado. Y una nueva inquilina había llegado. La viv...