Wanda P. O. V.
¿Cómo llegamos aquí? Encerrada en cuatro paredes, contigo a mi lado. Es raro verte dormir, pero creo que es bueno, ya que estoy consciente de que tu lo hacías conmigo. Me mirabas dormir, me acariciabas al dormir, y aún recuerdo la primera vez que me tocaste, para mi fue la tortura, para ti fue hacer el amor. No eres un niño, eres un adulto que juega ser un niño, pero no lo eres, y se puede ver en tu manera de entender las cosas. Aunque, por supuesto, los niños entienden más algunos temas adultos, pero tu, entiendes aquellos temas que los niños todavía no entienden.
Por eso, eres un adulto jugando ser un niño.
Y me da asco.
Pensé que era un hombre con problemas de abandono, un hombre que fue marginado y acosado por su familia, que no lo quería, pero me equivoque, eras solo un hombre SOCIOPATA, ACOSADOR, IMBECIL. Pero, aún así, no entiendo como llegué a tener este síndrome, se supone que como psicóloga y abogada, no debería estar defendiéndote, ni siquiera enamorada de ti. Pero aquí estoy, peleando y luchando contra Greta Evans, quien te quiere matar, y yo defender, ella me golpea con aquel pedazo de madera haciendo que caiga al suelo, mientras yo, trato de hacer lo posible para golpearla y defenderme a mi y a ti.
¿Cómo demonios llegué en este momento? ¿Cómo mierda llegué aquí? No quiero defenderte, pero este impulso me dice que te defienda, aún sabiendo, que tú ibas ser mi perdición. Retrocedamos, quiero recordar lo que paso y el porqué ahora lucho a favor de ti, y saber en que momento cambió mis sentimientos de odio y rencor por amor y cariño.
Me mirabas fijamente mientras yo limpiaba las trampas, pude por fin hacer que me dieras un poco de libertad, y me agradaba saber eso. Porque yo seguía teniendo mis derechos como ser humano, pero entonces escuché ladridos, un perro estaba ladrando no muy lejos de la casa, intente buscarlo, pero el toque que habías hecho, sujetandome de los hombros detrás de mi, me detuvo.
—Necesito ir a ver —hable para ti, tu solo me miraste fijamente, tu mirada me penetraba y mi miedo se intesificaba—. Si es un perro perdido o lastimado necesitará cuidados como tu...
Me soltaste, y me dejaste ir. Pero seguiste observandome fijamente mientras caminaba hacia dónde se escuchaban los ladridos, y no me equivoque, había un chihuahua hembra ladrando, me acerque lentamente a ella y la perra al parecer vio mis buenas intenciones, pues me dejó acercarme a ella, ya no me ladro y yo la cargue para llevarla a casa, tenía sangre y estaba lastimada una de sus cuatro patas, cuando me acerque a la casa te vi acercarte a mi, la perra ladro a tu dirección, pero la calme. No quería la muerte de un animal indefenso en la casa, y menos, que muriera de brutal manera por ti.
Entramos a la casa, y te quedaste observandome, eras un acosador, y sigues siendo un acosador, me observabas curar a un animal indefenso, observabas mis muecas y mi sudor caer en mi frente y yo levantando mi brazo para limpiarlo, pero me llegó la gran sorpresa de verte cerca de mi y comenzar a limpiar mi frente con un pañuelo. Fue una gran sorpresa.
Fue un hermoso gesto de tu parto, uno en el cual, me gustó. Me gustó aquella parte tierna tuya, pero no debía de sentir eso, tu eras alguien malo, alguien con un grave problema en la cabeza, un asesino serial. Y yo, yo tenía que tener eso en mente todo el tiempo.
—¡Ya está! —replique mientras soltaba al pequeño animal en el suelo, tu solo te agachaste para verlo más de cerca, llegué a tener miedo por unos instantes, miedo a que te mordiera y tu lo lastimaras, pero no fue así, lo acariciaste y ella se dejó, yo solo tuve que verlos para darme cuenta que aquel ser se estaba alegrando con tus caricias, mientras tu, aunque tuvieras el rostro tapado, podía ver como tus ojos se enchinaban, como si estuvieras sonriendo debado de aquella máscara—. ¿Te gustan los animales? —te pregunté, fue una pregunta que ni siquiera pensé en preguntarte.
Pero tu solo levantaste la mirada—. Si, ella es tierna —contestaste para seguir observando al animal.
Mientras yo, solo seguí haciendo preguntas que en ese momento, ni siquiera eran pensadas.
—¿Llegaste a tener una mascota? —pregunté, sentandome en el suelo de aquella habitación para acariciar a la perra con una de mis manos, tu al observarme, se dejaste caer en el suelo.
—No, papá no les gustaba —contestaste simplemente—, él era más de, cazarlos. ¿Tú?
Cazar animales, aquella actividad nunca me gustó, eran animales, son animales. Animales indefensos, animales que necesitan un hogar, un refugio, seguir viviendo, tener cariño y amor, no se cazados cruelmente. No matarlos con crueldad, pero si algo tenía ya sentido en el mundo, era que, todo ser humano es cruel y nadie lo podía cambiar.
Trabajar como psicóloga y abogado, te hace darte cuenta del mundo real en el que vives, las injusticias y los problemas psicológicos en los que vive cada persona.
—Una vez, mi abuela me compró una lechuza, la amaba —comencé a narrar con pesadez, aun recordaba aquel animalito, era mi primera mascota, y la ame demasiado—, una vez, en invierno, me fui a pasarlo en la casa de mi padre. La lechuza se quedó con mamá.
»El invierno se hizo más frío, y entre la oscuridad mi mamá entró a la casa, cerrando las puertas y ventanas con seguridad para que el frío no entrará a casa. La mañana siguiente, dando los primeros rayos del sol, mi madre salió de la casa para ir a la panadería; al salir, el agua estaba congelada, las flores se encontraban heladas, y otras cerradas, pero aquella jaula... La lechuza muerta estaba —picazón llegué a sentir en la garganta y en la nariz, mis ojos comenzaron a nublarse, le había puesto Noche.
—¿Cómo te enteraste? —preguntaste acercándose un poco más a mi, pero no le tomé importancia, revivir las memorias de tus mascotas y revivir sus muertes, eran lo peor para cada ser humano, y más, si tuviste un gran amor y cariño por ellos.
—Regrese a casa con mis maletas, mi padre me había dejado en la puerta, cuando entre, la jaula estaba sola —confesé—. Era obvio lo que había pasado.
Entonces sin esperarlo, me abrazaste por los hombros, y yo me quebré, me abrace a mi misma, y hundí mi rostro en su pecho y deje caer todas mis lágrimas, mientras tu, solo te quedaste ahí, abrazándome y acariciando mi cabello.
¿Por qué pasa esto?
Sé supone que no debes de hacerlo.
Sé supone, que debo seguir odiandote.•
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Arrancamos con el acto dos con el punto de vista de Wanda, y esta vez, veremos cambios en el tiempo, así que verán cambios entre los hechos, y como Wanda nos narra todo lo que está sucediendo.
Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden votar y comentar, ya que eso me ayuda muchísimo en seguir escribiendo.
Y antes de que se vayan, habrá un cambio en la cuenta, ya que, tengo ganas de hace Fanfic, pero haciendo un cambio, o sea, ya sin hacer Fanfics de asesinos, etc.
Quiero hacer Fanfics de libros y películas de otro género que me gustan.
Ahora si, eso es todo, besos😘
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𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇ
Fanfiction⌲ 𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 de 𝓑𝓻𝓪𝓱𝓶𝓼 𝓗𝓮𝓮𝓵𝓼𝓱𝓲𝓻𝓮. Entre la oscuridad de los Heelshire, Brahms Heelshire se encuentra, con un pasado tormentoso, después de lo de Greta, todo había cambiado. Y una nueva inquilina había llegado. La viv...