"Emily"

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2018Día siete

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2018
Día siete.

Ahí estaba Brahms observando fijamente aquel cuchillo que chorreaba sangre, eso provocaba que millones de recuerdos volvieran a su mente; ella estaba en el suelo, sangre estarcida junto a ella, con los ojos llenos de lágrimas que comenzaban a secarse. Brahms era un asesino, y él estaba consciente de eso, mato a todas aquellas niñeraz que le desagradaba, mató al ex novio de Greta, intentó matar a Malcom, mató a Emily, su amor del pasado, y mató animales.

Mato a muchos seres vivos.

Ella estaba ahí en el suelo, cubierta de sangre, y Brahms no sabía que hacer, no tenía ni idea, quería salvarla, por primera vez, Brahms tuvo miedo, miedo de perder a alguien. Y esa persona era Wanda, cuando volvieron a la casa aquella noche, ella lloraba, cuando volvió a la habitación. Brahms la encadeno de nuevo, y se fue por un utensilio para ella. Pará castigarla.

Y cuando llegó, ella estaba en el suelo, con sangre. Cortés en las muñecas y un cuchillo en el suelo, un cuchillo que Brahms no sabía que tenía en la habitación. Dejó el cuchillo en una de las mesas y cargo a Wanda, él había comenzado a llorar, no quería que pasara lo mismo que le pasó a Emily, aunque claro, la diferencia fue qué él la mato, mientras Wanda, había intentado matarse ella misma.

Brahms corrió por los túneles cargandola en brazos, gritando un ¡Eva, por favor! ¡No me dejes! ¡No mueras! Wanda al abrir sus ojos, se encontró en aquella habitación infernal, estaba viva, y seguía en aquella casa, pero algo había cambiado, sonidos de aparatos escucho a su lado, encontrándose con cables y aparatos que estaban conectados con ella, miró la puerta encontrándose a Brahms.

—Intestaste irte, otra vez —habló como niño inocente mientras de acercaba a ella con lentitud, se sentó en la orilla de la cama para acariciar el brazo de ella, los nervios comenzaron a consumirla—. ¿Por qué no me quieres? Prometo ser bueno, no te vayas, no me dejes nunca.

—Brahms, eres un adulto —habló Wanda con dolor en la garganta—. Deja de hablar y comportarte como un niño pequeño, porque no lo eres. Eres un adulto, y estás enfermo. ¿Secuestrar, sedar a una persona? ¡Eso está mal!

Brahms le observo fijamente.

—Entonces no te vayas —soltó agarrando la mano de ella con fuerza, Wanda comenzó a quejarse de dolor.

—Brahms se lastimas, sueltame —pidió Wanda, pero Brahms seguía sin soltar—. ¿Le hiciste lo mismo a Emily? ¿La secuestraste? ¿La mataste? ¿La sedate? —reclamó Wanda furiosa, haciendo que Brahms la soltara, Wanda se alivio, acarició su mano.

—Emily me dejó —dijo Brahms—. Todos me dejan, me piden ayuda, piden cosas de mi, y cuando las tienen se van...

Wanda lo miro confundida.

—¿Qué tratas de decir? ¿Qué te pidieron? —preguntó Wanda observándolo con lástima y confusión.

—La ayude de su ex-novio, la golpeaba, y cuando le ayude —la voz de él fue bajando más y más—... Me lastimó.

Wanda observo el abdomen de él, la herida que tenía, ella había sido, Wanda trago saliva.

—Brahms, eres un adulto —volvió hablar, llamando la atención de él—. Los adultos debemos entender que las personas no siempre deben estar ahí, eres un adulto, no un niño. Debes comenzar a entender las cosas. Las personas no siempre estarán ahí, también necesitan soledad, vida, libertad.

»Mamá me decía que las personas nacen solas, viven solas y mueren solas. Que estemos rodeados de personas, amigos, no significa que todo lo hacemos con ellos —comentó Wanda observando los ojos de él—. Las personas necesitan libertad, Brahms. Necesitan salir e ir a donde quieren ir, no pueden quedarse en un solo lugar sólo porque otra persona quiere eso para ella.

—¿Si te dejo libre nunca me dejaras? —soltó por fin Brahms, llevando su mano a la de ella.

Wanda lo observo por unos segundos, miró la mano de él para asentir con la cabeza.

—Me quedó, pero por favor, déjame salir por lo menos al jardín, por favor —pidió Wanda tomando la mano de Brahms con sus dos manos—. Por favor, por favor... Dejame en libertad.

Brahms le observo por unos minutos, se quito la máscara con su otra mano, y la dejó en la cama, con una sonrisa, Brahms tomó el rostro de Wanda y lo acercó al de ella, Wanda sabía que sí se alejaba, sería su final, así que se dejó, ambos juntaron sus labios, Brahms llevó su otra mano en la cintura de ella, el beso era húmedo y lleno de pasión, aunque a Wanda no le gustaba reconocerlo, para que Brahms que no tuviera ninguna experiencia, besaban muy bien.

Brahms junto su frente con la de ella, y sonrió.

—Amor, no debes cortarte, eso está mal —dijo, Wanda lo miró confundido por un momento, hasta que se dio cuenta, en la puerta estaba el doctor Phillip, Wanda quiso hablarle en ese momento, pedir ayuda, pero no pudo, Brahms habia bajado su mano hacia la pierna de ella—. Doctor, no sabía que estaba ahí. Ahora vengo, cariño —dijo para levantarse e irse detrás del doctor.

Wanda suspiro, solo quería irse, huir y jamás volver. Esa era su casa, era cierto, y no la quería dejar, pero, ya no era lo mismo, ahora quería huir lo más lejos de aquella casa, de él.

Wanda observo la ventana, era de día, observo los equipos eléctricos y se los comenzó a intentar quitárselo, observo las marcas que tenía en las muñecas, unas marcas que estaban cicatrizando, se levantó con dificultad de la cama, y se encontró con ella misma en una bata que te daban en los hospitales, comenzó a caminar hacia la puerta, donde al llegar se detuvo por lo cansada que estaba.

Brahms estaba ahí, subiendo las escaleras, levantó la mirada para verlo, rápidamente corrió hacia ella y la sostuvo, Brahms estaba consciente de algo, la cuidaría como ella a él lo cuido, la amaría como amo a Emily, pero con más intensidad, la tomó con cuidado de las caderas y la volvió a meter a la habitación, la sentó.

—No debes moverte, no quiero que mueras —comentó él acostandola en la cama de nuevo—. No quiero que te pase como a Emily, ella intentó alejarse y terminó muerta.

Wanda lo miró horrorizada.

—¿Qué le hiciste? —preguntó Wanda asustada, tratando de parecer normal, pero no le funcionaba, Brahms se acercó más a ella para acariciar su mejilla con una sonrisa.

—Nada que debas preocuparte, solo hazme caso, y no intentes escaparte; eso te ayudará a estar a salvo y no muerta en una zanja —comentó para acercarse a ella y besar sus labios.

Wanda lo observo confundida, asustada.

—No me hagas daño —suplicó Wanda.

—No lo haré.









































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Nuevo capítulo, y antes de irme, Toxic Possesion la nueva novela de Brahms está ya en la plataforma, en mi cuenta.

Nos narra a Alice Ramírez, quien se enfrenta a salir adelante con su pequeña hija, que al llegar a la casa, cosas raras empiezan a suceder, donde hay noches que se escuchan carcajadas inocentes de su bebé y una voz de un niño inocente y amable.

Espero les haya gustado, no se olviden de votar y comentar, eso ayuda mucho para seguir con la historia.

𝐏𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora