Capítulo 8

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No tuve más opción que montar un caballo y seguirlo. A pesar de la hora pude alcanzarlo.

−¡Te atrape! – Lo digo por detrás.

− ¿Por qué esta aquí? – Pregunto enojado.

−¿Por qué tú estás aquí? – Volví a preguntar.

−Vete, es mejor que vayas con Evans. Paso preguntando por ti y por ese señor.

−Sabes, huir no es la solución.

<< Lo dice la persona que escapo.>>

−Solo quiero jugar con mis padres. No los veo con frecuencia, siempre pasan de viaje.

−Tus padres tienen las agendas apretadas, pero es su trabajo. – Trato de calmarlo.

− ¡Tú no lo entiendes! – Alza su vos y sus ojos expresar enojo–. ¡Ya eres grande!

−Pero una vez fui como tú y también pasé días en donde me encontraba sola.

−¿Cómo lo resististe?

−Pues solo lo dejaba pasar, porque entendía que lo que hacían mis padres era por el bien de mí y de mis hermanos.

−Mis padres solo le ponen atención a Evans. – Detuvo su caballo.

−Es porque él aún es pequeño.

−¡No! Ellos también deben ponerme atención. – Empezó a subir por unos tablones de madera adheridos a un árbol –. ¡No me sigas! En esta casa no entran niñas.

−Sabes que no te haré caso. – Le sugerí mientras lo seguía.

−No sabes leer. −Me indica un letrero que dice "No girls" .

Había un cartel de madera tallada con esa frase adherida en la parte superior en medio de la entrada, pero no hice puse atención y lo seguí. Era una pequeña casa de árbol, con ventanas en dos de sus paredes. Olía a limpio, era un tanto acogedora si llevabas las suficientes cobijas.

−No soy una niña. Soy una se-ño-ri-ta. – Musite con alardeo.

−Igual es mi casa.

−Lo sé, pero estoy aquí para asegurarme de que vas a estar bien y no me voy a ir si tú no vienes conmigo. − Me acomodo en un costado de la ventana.

−¿Por qué te preocupes de mí, si no me conoces? – Pregunta vacilante acercándose a mí.

−Porque no quiero que tu madre se ponga triste. Imagínate si un lobo te come.

−Aquí no hay lobos, no soy tonto. Igual no les importaría.

−Te equivocas, no sabes el dolor que dejarías. – Dirijo mi vista sus ojos –. Es algo que duele mucho.

−¿Has perdido a alguien? – Pregunto sin dudarlo.

– Sí. – Cambio mi vista en dirección al cielo –. Hace mucho tiempo y aun así sigue doliendo.

***

Narra Chris......

Hemos hablado mucho acerca de negocios tanto que, olvide por completo a Emma. Por mala suerte hoy Tom no nos acompaña.

−Disculpen. – Salgo de la sala y me dirijo al mayordomo –. ¿Ha visto a la señorita Emma?

−Señor, hace un buen rato que fue al baño y a salido.

Me dirijo al baño y lo único que encuentro es su cartera, todo lo demás está ahí incluso su teléfono.

−¿Todo está bien, señor?

−¡NO! Sólo está su cartera. – Aprieto las correas –. Seguro, ¿qué no lo ha visto?

−No señor, la última vez que la vi fue cuando pregunto en dónde quedaba el baño.

De repente una voz femenina grita desesperadamente.

−¡Señora Rachel, él joven Martín no se encuentra en su habitación, lo he buscado en todas partes, pero no lo encuentro!

Eso atrae la atención de sus padres al igual que la mía. EL primero en responder es el señor Slim.

−Debe estar escondido en algún lugar.

− Tampoco encuentro a Emma. – Solté mi noticia.

−¿Ella también? – Dice la señora Rachel mientras se encogida de hombros −. Debe haber una razón, no pueden desaparecer así nomás.

− Señor Jhon, dos de los caballos no están en el establo y uno de ellos es del joven Martín.

−¡La casa del árbol! – Dicen los padres de Martín al mismo momento.

Tengo la sensación de que Emma está involucrada en esto.

−¿En dónde se encuentra? – Pregunte un tanto apresurado.

−Freddy, alista tres caballos. Iremos por ellos.

– Si señora.

No puede ser, esta vez Emma se salió con las suyas, ni siquiera me dio el más mínimo inicio de que haría algo. 

Matrimonio PredestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora