Capítulo 15

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−Espera... co-mo... yo... peee-ro...

−Shhhh...no hables – Poco a poco se saca su corbata y chaqueta.

¡Qué diablos estaba a punto de hacer! Yo quería salir, salir y refugiarme en mi cuarto.

−Chris ...no te acerques...– Sonrió de una manera nerviosa, siento un hormigueo recorrer mi cuello –. Aléjate...

−Dije que no hablaras.

Me arrincona más y más, comienzo a retroceder.

–¿Sientes algo por mí? – Pregunta mientras besa mi cuello, no respondo.

No puedo responder.

No puedo moverme.

No puedo respirar.

–Si no contestas en tres segundos, lo considerare como un sí.

Los tres segundos pasan, ya es un sí. Es un maldito sí.

Estoy en su cuarto, es imposible salir. Una, porque mi cuerpo no quiere moverse; otra, me siento demasiada mareada para correr. Son dos cosas que están en contra, gana la mayoría. Mi pierna se topa con el filo de la cama.

−Chrisss....... – Siento que la toalla comienza a aflojarse – Chris no te atrevas.

¿Cómo explicar esta parte? Quiero, pero no me atrevo, no, definitivamente estoy confundida.

Comienza a sacarse su camiseta, es mi momento de salir, pero la toalla como si estuviera de su parte rueda por mi cuerpo dejándome en descubierto.

<< ¡¿Por qué?!>>

–Me gusta lo que veo.

Él se acerca, sus brazos desnudos me rodean, puedo oler su perfume impregnado en su piel. Es tentador. Cautiva. Provoca. Me dejo llevar por su fuerza, hasta el punto de acostarme en su cama, el cuerpo de Chris es cálido, fuerte incluso puedo escuchar el latir acelerado de su corazón.

No cesan las estampidas de besos.

−Un mo-men-to....- Murmuro.

−No parare, ya deberías saberlo.

Los besos rondan todo mi cuello marcando caminos, mis propias manos palpan su pecho hasta el punto de llegar a su rostro. Lo detengo un momento para observarlo.

<<Mierda, por qué pone un rostro tan sexual>>

Esta vez, soy yo la que le da un beso.

Ya no me importa nada, estoy ahí, justo debajo de él. ¿Escapar? Ese término ya no estaba en mi vocabulario. ¿Qué diablos significaba ese término?

En un momento crucial se acomoda entre mis piernas. Su aliento cálido se posa en mi oreja, cierro los ojos, y siento como entra en mi interior, como se adueña de cada parte de mí. Es un agradable, tan agradable que me hace desear más.

Ese placer de vaivén nos invade.

Nos emboba.

Nos hace adictos.

– AGK...AH.... – Me fuerzo para que no salga un gemido.

−Déjame escucharte. – Susurra en mi oído, mientras se mueve –. Solo yo lo escuchare.

Con cada movimiento mi espalda se eleva provocando que mi vientre choque con el suyo, puedo sentir sus abdominales.

Maldición eso es muy sensual.

−Chri-ssss........... – No aguanto más y dejo escapar un gemido. – HAAAA........

Mis brazos se aferran a su espalda y muerdo su hombro.

Matrimonio PredestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora