Capítulo 30

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El tiempo paso muy rápido como las ganas de conocer a lo modelos, resulta que, todos están en una relación seria.

–Emma, ya es medio día, que te parece si ya nos vamos – comentó Arwen, un poco aburrida.

–¿A dónde quieres ir? – pregunté incrédula.

–¡Emma, olvidaste el motivo por el cual estoy en Washington!

–Es broma, es broma. Vamos en este momento.

Nos dirigimos a un sinfín de tiendas y me refiero a veinte de ellas. Ni con Jhoana, logre llegar a ese número, ni siquiera existía una sexta tienda.

–Arwen, esté me gusta. – escogí un vestido crema, con descote en la espalda, bordes en la cintura, y un encaje sumamente delicado en forma de flores que se desprendía desde la cintura hasta el filo del vestido. Me siento totalmente cómoda.

–Me parece bien – anunció con una sonrisa de aceptación.

<<Gracias a los cielos>>

−Listo señorita me llevo esté vestido. Empáquelo con sumo cuidado.

–Ten paga con mi tarjeta – en el intento de dársela su mano totalmente extendida me la impide.

–¿Qué? – una de sus cejas se elevó y me miraba con el rostro totalmente...¿enojado? ¿fastidiado? –. Ni lo pienses, esto corre por mi cuenta.

Arwen, terminó pagando el vestido. Es una excelente persona excepto para elegir vestidos. Demasiado quisquillosa para mi gusto.

Me ha contado unas cosillas sobre Chris, por ejemplo: la carne asada, no le gusta; odia el humo que provoca, también los días con exceso de calor, los gatos, el tráfico, las colas en los supermercados y en si algunas más. También ha mencionado lo que le gusta. Y de todas ellas, las pizzas de todos los tipos, los trajes, el gym, la playa y su deporte favorito la esgrima.

–Lo que más le gusta de todo eres tú – soltó en medio camino, casi me desvió de la carretera –. ¡Qué eso no se te quite de la cabeza...! Recuérdame no decir nada de eso cuando estés al volante.

Me pongo un poco roja.

−No te sonrojes – hace una sonrisa pícara –. Si fuera hombre me gustaría estar contigo y sería igual de celoso.

–¿Los Bacardí son una generación de pervertidos? − pregunté intrigada.

–A veces.

− Que clase de respuesta es esa. − refuté moviendo mis ojos −. ¿Tienes lugar donde quedarte?

–Esperaba pasar la noche con ustedes o acaso tienen planes para hacerlo esta noche.

–Sin duda eres un Bacardí. − evito dar detalles −. Me ayudaras con la cena.

Al llegar nos ponemos hacer la cena, algo fácil que se puede hacer entre muchas personas. Pizza. Pasando media hora llega Chris, y los tres nos sentamos a comer.

La masa es un poco dura, pero nadie se queja al respecto.

–Arwen, dormirás en mi antigua habitación – ordenó Chris, cruzando de brazos.

–No quiero dormir en la habitación donde lo hiciste – refutó –. Prefiero dormir en la habitación de Emma.

Al escuchar eso inmediatamente el agua se vuelve tan espesa como una colada.

–Duerme donde quieras – anunció – Al fin y al cabo, nosotros lo hicimos en todos lados.

–Eres tan terrible primo. Decir eso así no más en frente de dos damas.

Matrimonio PredestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora