Capítulo 8

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Al final había aprobado todo, justito, pero lo había aprobado. Mi papá estaba tan contento que después de Aruba iba a poder ir de viaje a dar un par de conciertos a beneficio. Maxi iría conmigo pero al menos podría cantar y eso era lo que me hacía feliz. Ahora solo me quedaba conseguir poder acabar el tercer disco, pero eso era más difícil.
Llevaba varios días sin saber nada de Peter hasta que me mandó un mensaje para vernos y me dijo que quería llevarme a un sitio especial.
Me fui a darme una ducha y a vestirme bastante arreglada, no sabía a dónde me llevaría Peter, pero quería que me viera espectacular.
Cuando salí Maxi estaba en mi cama.

—¿Vamos al cine?
—Me voy con Lupe.
—Mentira. Lupe está con Marcos.
—Estaba —contesté con seguridad, había hablado con ella y sabía que Marcos tenía voluntariado.
—Bueno. Voy con ustedes.
—No. Déjame respirar. Te tengo pegado a mi todo el tiempo. Andá a entrenar, a tomar cerveza con tus amigos… No sé.
—¿Te vas con él?
—Me voy a casar con vos.
—Pero vas a verlo igual.
—Ya sé que le dijiste que no se acerque a mi, por eso le diste el trabajo.
—¿Qué? Yo no le dije nada – me miró como si de verdad le sorprendiera lo que le decía— Le dí el trabajo porque el padre es parte de la empresa y tiene cáncer, se está muriendo… No soy una mierda de persona como para no darle trabajo.
—Dale Maxi, ya sé que se lo dijiste.
—Lali, te está mintiendo. Te dije que te mentía y esto es un ejemplo de eso. Yo no le pedí que se aleje de vos, bueno si, todas las veces que se lo dije estando vos delante, pero no le dije nada de qué lo haga o no tendría el trabajo.
Me quedé en silencio ¿y si Peter me estaba mintiendo?
—Vete con él pero yo te voy a demostrar que te miente, ya te lo dije, tengo a un detective que está averiguando todo lo que hizo estos años.
Maxi se fue, estaba furioso. Le molestaba que yo no confíe en él ciegamente.

***

—¡No me sueltes, por favor! —le pedí.

Tenía los ojos tapados con una venda y las manos de Peter sujetándome fuerte de la cintura.

—Tranquila, jamás te solitaria —me dijo mientras me agarraba en brazos.
—Escucho ruido de agua y huele a naturaleza —intentaba adivinar dónde estábamos.
—Ya llegamos —me avisó mientras me dejaba en el suelo —Vos seguí mi voz —me pidió.
—Llevo tacos Peter, me voy a matar —me queje mientras caminaba despacio.
—Te dije que no te los pongas —me recordó riendo.
—¡Que fría! —entré al agua — ¡Te voy a matar! me quité la venda y estábamos metidos en un lago. Él estaba enfrente de mi en calzoncillos.
—¿Vos sabés lo que cuestan estos Louis Vuitton? —le pregunte mientras intentaba quitarlos, con tan mala suerte que caí al agua.
—¡Ahora me gusta mucho más ese hermoso vestidíto rojo! —me confesó riendo y se acercó para levantarme.
—Se me rompió el taco —le comunique mirando mis zapatos con frustración.
—Basta de mirar esos zapatos —me los agarró y los tiró fuera del agua —Mirá el sitio hermoso al que te traje.

Detuve mi mirada en aquel lugar, observé cada rincón con una sonrisa. Era un pequeño lago, rodeado de árboles y flores silvestres. Había una cascada de la que caían jazmines, que estaban en un gran árbol en la parte de arriba. Se oía el canto de los pájaros, el ruido salvaje del agua, se sentía el olor del agua estancada, el olor de flores mojadas… Todo estaba unido en perfecta sintonía.

—Es hermoso —sonreí y di un salto para rodearlo con las piernas.
—Sabía que te iba a gustar.

—Gracias por traerme acá —eché la cabeza hacia atrás y respiré el olor de aquel lugar.
—Vamos más para allá —señaló hacia la cascada —Te va a gustar.

Me miró con una sonrisa y tiró de mi detrás de la cascada. Estábamos empapados y empezamos a reírnos. Miré que ahí detrás, había mucho más que rocas y plantas. Al fondo, en la parte más seca, dentro de la cueva había una manta de picnic y una cesta.

El presente y nada más ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora