Ya habían pasado dos semanas desde que habíamos llegado a Aruba. Mis días eran todos iguales, comía, dormía, lloraba, comía otra vez… a veces me quedaba en la terraza mirando el mar y mantenía pequeñas conversaciones a través de la puerta con Maxi.
No me presionaba, me dejaba estar sola… y le decía a mi padre que todo iba bien y que estábamos disfrutando del verano, algo que agradecía mucho, porque sino mi padre se habría plantado aquí enseguida para ver que me pasaba.
No veía a Maxi en la playa y hacia muchísimo calor. Demasiado. Me sentía algo mal y tenía ganas de bajar a darme un chapuzón. Dejé el libro que estaba leyendo en la mesa y bajé para meterme al mar. El agua estaba tan tranquila que parecía una piscina. Me sentí mejor por un momento pero de repente todo se volvió negro.—¡LALI! —Maxi repetía mi nombre nervioso y yo abrí los ojos y un montón de agua me salio por la boca. Me había sacado del agua.
—Me salvaste… —susurré y me acerque para besarlo.Besaba increíble, salvaje y dulce. De repente, se puso en pie, me dio la mano y me levanté.
—Pensé que te habías muerto. No reaccionabas…
—¿Vamos a otro lugar?
—¿Qué te pasa?
—¿Me estás rechazando?
—Lali, vos no sos así. Llevás dos semanas encerrada llorando y ahora querés acostarte conmigo. Deberías relajarte.
—No te estoy pidiendo que hagas el amor conmigo solo quiero sexo ¿en serio me estás diciendo que no?Me sujeto la cara y me besó. Después me agarró de la cintura y yo lo rodee con mis. Piernas mientras nos metíamos al agua.
Necesitaba sentir otra cosa que no sea odio, que no sea dolor ni tristeza.—La… —susurró agitado y se alejó un poco de mi— ¿Segura? No quiero que después me tires algo por la cabeza y me digas que soy un hijo de puta.
—Quiero hacerlo con vos, acá mismo —lo miré a los ojos y él se quedo sin palabras. Así que volví a besarlo— No me hagas cambiar de opinión.Un poco me temblaba todo cuando lo tenía cerca, al fin y al cabo había sido increíble el tiempo que estuvimos juntos y mi primera vez con él había sido muy linda. Pero sabía que no podía amarlo. Sabía que esto no era más que algo físico… aunque con el paso del tiempo podría llegar a quererlo un poco más.
—Te quiero —susurró mientras yo no paraba de gemir.
—No digas nada… —le pedí y le mordí el labio.Después de salir de la ducha Maxi vino a buscarme.
—Ahora que saliste no pienso dejar que te vuelvas a encerrar.
—Pienso volver a tirarme en la cama otras dos semanas.
—De eso nada —sonrió —Te tengo una sorpresa— Vamos.
—Espera que me cambie, no voy a ir así con la toalla en la cabeza y albornoz.
—No vamos a salir de casa.
Me tapó los ojos y me hizo bajar unas escaleras, así que supongo que estábamos en el sótano.
—Espero que te guste —me dejó mirar.
Había montado un estudio de grabación espectacular.
—¡¿Y esto?!
—Es para que grabes el disco, sé que es lo único que te hace feliz de verdad así que conseguí que vengan a montar todo esto antes de que lleguemos. Pero estabas tan mal que quise dejarte un poco a tu aire… Espero que te guste.
Lo miré y le di un fuerte abrazo.
—Gracias —estaba emocionada.
—También te tengo otras sorpresas… acá Maxi Bedoya, mananger temporal de Lali Espoósito, consiguió nada más y nada menos que una colaboración con Mau y Ricky.
—¡Me estas jodiendo!
—Es verdad y además el tema es tuyo, les mandé Sin querer queriendo y les gustó. Me pasaron algunos cambios que harían y me dijeron que quieren hacer el videoclip y grabar con vos.
—¡Maxi, sos un genio! —salté encima de él.
—Tengo más colaboraciones que te estoy tramitando así que espero tenerlas cerradas pronto.
—¿Qué dicen nuestros papás?
—Ni lo sé ni me importa — sonrió.