Capítulo 4

1.1K 64 5
                                    

Alcohol en exceso. Música demasiado alta y drogas de un lado para el otro. Así eran las fiestas para todos los niños ricos. Yo, por suerte, siempre me había mantenido alejada de las drogas fuertes. Pero beber, bebía. No llegaba a ponerme en pedo al punto de no ser consiente de que hacía, pero si me soltaba más y era más alocada.
La primera vez que me emborraché fue un poco después de que Peter se fuera. Salí de fiesta con Guadalupe y tomé tequila como una loca. Quería olvidar que la única persona que me cuidaba en el mundo, me había abandonado. Esa noche, Marcos, me llevó a mi casa y llamó a Maxi. Él había salido por otro lado pero ni bien lo llamó su amigo y le contó como estaba yo de hecha mierda, fue a mi lado. Me consoló toda la noche y me dormí entre sus brazos. Fue una de las pocas veces que me demostró que le importaba de verdad.
Mientras Maxi hablaba con sus amigos, yo bailaba con Lupe y al lado nuestro Marcos y Peter charlaban sentados mientras bebían una cerveza. Peter me miraba de reojo. Entre tanta gente, nadie notó cuando me acerqué a él y le bailé un poco, ya que Lupe había sacado a bailar a su novio. Él me miraba y sonreía tímido, yo me senté a su lado y pedí un vodka con limón.

—Al final no esta tan mal la fiesta ¿no? —puse mi mano en su pierna.

El alcohol me estaba afectando un poco, pero tenerlo cerca me provocaba una electricidad en todo el cuerpo muy difícil de controlar.

—Llevas toda la noche buscándome —me dijo al odio y quitó mi mano— No quiero problemas La.
—Vayámonos de acá —le pedí mirándolo a los ojos y lo agarré de la mano para ir hacia la puerta.

Fuimos a mi casa y subimos hacia el altillo. Una vez ahí me quite los tacones y abrí la ventana para subir al tejado. Ese era mi lugar favorito en el mundo.
Nos tumbamos para mirar el cielo pero había tanta luz que apenas se podían ver las estrellas.

—¿Por qué volviste ahora? Entiendo que te hayas ido, entiendo que hayas aceptado que te paguen los estudios por tu familia e incluso entiendo que no me hayas hablado todos estos años… pero no sé por qué volviste ahora ¿Qué sentido tiene arriesgar todo?
—Me dejaron volver un tiempo porque mi viejo está muy enfermo… Tú papá me dijo que podía estar acá y acompañarlo.
—¿Qué tiene tu papá?
—Cáncer… No quiero hablar de esto La —se secó una lágrima.
—¿Te enamoraste de alguna chica?
—No ¿Vos de algún chico?
—No. Enamorarme no
—¿Y quien fue el chico con el que lo hiciste?
—No quiero hablar de eso.
—¿Fue un error?
—No…
—Entonces lo querías…
—Si, lo quise. Por eso lo hice.

El verano pasado…

Los días en Aruba con Maxi estaban siendo increíbles. Me divertía muchísimo y nos estábamos conociendo más que nunca. Descubrimos que teníamos gustos muy parecidos y la verdad es que me sentía muy cercana a él. Besarle era lo mejor que me había pasado desde que Peter me había abandonado y me sentía preparada para dar un paso más con él. Al fin y al cabo, tenía que casarme.
Estaba en la ducha, había sido un dia largo de playa.
—¿Qué querés comer? —me preguntó desde la puerta.
—Me estoy bañando. Salí —contesté y asomé la cabeza por un lado de la mampara.
—No sé porque la mampara tiene que ser negra, no puedo ver nada —dijo entre risas.
—Que idiota —reí.
—Haceme un lugarcito — empezó a sacarse la ropa.
—No, no, no. Para. ¿Estas loco? Ni se te ocurra. —le contesté mientras estiraba el brazo para agarrar la toalla. Pero ya se había adelantado y se había metido.
—Que linda sos —me dijo acercándose a mis labios.
—No me mires —le pedí mientras le agarraba la cara entre mis manos para que no lo hiciera.
—Está bien, no te miro. Pero puedo pasarte el jabón.
—Salí de acá —le empujé.
—Está bien. ¿Hago ñoquis? — salió de la ducha.
—Me parece bien.

Salí de la ducha y me seque el pelo con el secador. Me puse un vestido de verano, bajé a la cocina y la verdad es que olía genial.

—Espero que este rico, encima que insistí  en cocinar, al menos hacelo bien. —le dije cuando entré en la cocina.
—Soy un experto chiquita— terminó de cocinar y sirvió la comida.
—Está riquísimo —le confesé.
—Te dije que era un experto. Soy muy buen cocinero.
—Lo deberías haber dicho antes, así no comíamos todo congelado estos días.
—No quería que me pongas a cocinar todos los días.
—Ahora tendrás que hacerlo —reí.

***

Me desperté en el tejado, abrazada a Peter y el sol ya estaba asomándose. Miré mi celular, tenía muchas llamadas y mensajes de Maxi.
—No puedo creer que nos hayamos quedado dormidos —dijo cuando abrió los ojitos.
—Todavía es temprano —lo volví a abrazar— Son las siete.
—¿Maxi no te llamó?
— n par de veces.
Miré los mensajes. Mi padre me buscaba, así que me iba a meter en un buen lío.

Maxi: ¿Dónde estas? Contestá porque veo que estas en línea y llevo escondido toda la noche para que piensen que estamos juntos.
Lali: En el tejado.
Maxi: No te muevas de ahí.

Llegó a los pocos minutos, Peter me ayudó a bajar y Maxi me agarró del brazo.
—Deberías bajar con cuidado de que no te vean —le advirtió a Peter— Nosotros nos vamos a ir hacia la casa de la piscina, no fueron ahí. Diremos que dormimos juntos y ya está.
—Gracias por cubrirme —le agradeció Peter con esfuerzo.
—Lo hago por ella —contestó y tiró de mi hacia abajo.
Miré a Peter y le tiré un beso, antes de perderle de vista.

Llegamos atrás, dónde estaba la casa de la piscina. Era una parte alejada de la casa principal, una casita aparte con otra piscina en una parte más íntima y escondida entre unos árboles y arbustos.
Él se empezó a quitar la ropa, se quedó en calzoncillos y se acostó en la cama.

—¿Te ayudo con ese vestido? —me preguntó con una sonrisa.
—No hace falta —le contesté y me lo quité, dejándolo a un lado de la cama.
Me acosté a su lado y le di la espalda. Me abrazó y lo miré de reojo.
—¿Qué hacés?
—Fingir que duermo abrazado a vos después de una noche salvaje —me contestó con los ojos cerrados.

La puerta de aquella habitación se abrió de repente y nos hicimos los asustados al ver a nuestros padres y nos tapamos.

—Menos mal que están bien —dijo Megan  —Ninguno atendía el celular.
—¿Desde cuándo nos vigilan tanto? —preguntó confuso.
—Son nuestros hijos. Nos preocupamos —contestó Julia, la madre de Maxi.
—Me alegra que estén juntos y disfruten —dijo su padre, provocando que casi me de una arcada por su cara de satisfacción.
—Llevamos acá toda la noche —volví a acostarme— Quiero seguir durmiendo.
Se fueron y no dijeron nada más. Maxi volvió a abrazarme y me aparté.
—Sabés que nos vigilan porque volvió tu amigo ¿no?
—Si —contesté y me giré para mirarlo— No quieren que nada arruine la boda.
—Vamos a dormir —contestó y se dio la vuelta para darme la espalda.
—No pasó nada con él… Sé que te lo estas preguntado.
—Me alegro… —dijo en un susurro y se durmió enseguida.

Le acaricie el pelo y luego me di la vuelta para dormir. Con Maxi sentía un amor odio que era difícil de entender.


El verano pasado…

El sol empezaba a asomarse y Maxi me trajo el desayuno a la cama. Yo me acababa de despertar, bostece y me estire, él me robó un beso y yo le sonreí.
—Sabia que mis besos te iban a encantar —me dijo mientras se ponía encima de mí y besó mi cuello.
—Sólo un poco —le sujetaba de la nuca y lo atraía hacia mi para besarlo.
—¿Me deseas? —preguntó y mordió un poco mi labio inferior. Yo no contesté, pero lo besé con pasión.
Me besaba dulcemente, tranquilo y sin prisa. Como si quisiera que ese momento sea eterno. A los pocos minutos, la dulzura se convirtió en pasión. Los besos eran cada vez más fogosos y el calor de la habitación era inaguantable.
—Será mejor que paremos —lo aparte.
—¿Por qué? Me gusta besarte —se quitó la camiseta.
—A mi también me gusta besarte, pero no quiero que vaya a más.
—No hace falta que hagamos otra cosa.
—Eso decís ahora, pero después no vamos a poder controlarlo.
—¿Y eso te asusta?
—Un poco…
—Está bien, me voy a dar una ducha fría —sonrió y me dio un beso en la frente  —Desayuna bebé —salió por la puerta y yo suspiré.
Siempre había soñado con que mi primera vez sería con Peter… pero hacia años que se había ido y tenía que aceptar mi destino.

El presente y nada más ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora