Prólogo

577 13 0
                                    

Pov Jess

-Jess, lo mejor será irnos. –escucho a una Glenda totalmente seria- Es tarde, solo nos dieron hasta las 2:00 a.m. y son las 4:00 a.m.-

Ignoro su comentario y le arrastro hasta la pista de baile, Glenda Evans es mi prima hermana, tiene 17 años de edad, siempre que puedo la arrastro a cometer las peores locuras de nuestras vidas. Ademas de eso, tiene una relación muy oculta con mi hermano, claro somos primos pero, pues es lo ultimo que nos faltaba.

Hoy ando cumpliendo mis 18 años de edad lo que quiere decir que puedo hacer lo que me de la regalada gana, tengo privilegios al igual que Karlos ya que somos gemelos, agradezco que no nacio chica sino ya estuviera el pagando todos mis platos rotos y yo recibiendo muchísimos golpes.

Digamos que yo tampoco me quedo atrás, Glenda tiene un hermano mayor llamado Kian, el y yo hemos tenido noches intensas, días intensos, en otras palabras somos amigos con privilegios, no queremos ningún tipo de relación seria y créanme seria lo mejor un Evans y un Willson de nuestro temperamento no vale la pena que estén juntos y mas cuando ambos son explosivos y demasiado celosos.

-Perfecto Willson, me largo! –grita enojada- Jodete sola!-

Me encojo de hombros mientras continuo bailando con cualquier persona que este a mi alrededor.

En la mañana

Desperte totalmente desorientada, ¿Quién no? Tome alcohol, me droge como loca y para el colmo llegue sola a mi casa. Glenda se fue y me dejo como una demente. Me gane a la prima perfecta.

Me muevo un poco sintiendo mi cama completamente pesada y al observar se encontraba April Lee a mi lado. Esta es mi hermana menor de 17 años. Siempre suele estar detrás de mi, pendiente a mi. No se porque siempre me defiende tanto, pero es algo de lo que amo de ella.

Salgo de mi habitación y comienzo a bajar las escaleras, entro a la cocina topándome con mamá y papá algo muy raro de ellos, pero prefiero ignorar.

-Madrina entonces le dije, vámonos es tarde y continuo tomando y.. –esta al verme se quedo callada y palida-

Digamos que esta Glenda es totalmente nueva, para todo termina tirándome la mala, soltando todo lo que hago. Algo que sinceramente me molesta porque yo siempre he ocultado su relación con mi hermano. Nuestros padres no aceptaran este tipo de relación pues nosotros somos polos iguales y que se yo que mas.

-Me perdonas Glenda, pero el 95% de la juventud contándonos a nosotros tomamos y nos metemos alguna que otra droga. –suelta Marjorie-

-Aun asi ustedes son unos atletas, son boxeadores no pueden.... –decido hablar yo esta vez-

-No pueden tomar ni meterse drogas eso dañara su carrera en algun futuro. –termino de decir en un tono bastante tranquilo diría yo-

-Tu y yo hablaremos luego. –apunta mi madre-

Me encojo de hombros sin ponerle importancia, tarde o temprano sucedería algo asi. Tomo asiento y comienzo a comer el plato de cereal, Marjorie se encuentra a mi lado mientras mis padres se encuentran preparando el desayuno.

-Feliz 18 años hermanita. –ruedo mis ojos- mientras continuo desayunando- Me dijeron que la pasaste genial, ¿Cómo andas de resaca? –revuelca mi cabello- ¿Quieres alguna pastilla o marihuana?-

Suspiro enojada y sin mas dejo mi desayuno.

-Karlos! –escucho decir a mi padre serio-

Camino directamente hacia mi habitación, encontrándome con una April totalmente llorosa. Jamas había visto a mi hermana asi. Me acerco a ella sin pedir autorización, pues estoy en mi habitación, al llegar a donde ella, esta recuesta su cabeza en mi regazo, no dudo en acariciar su cabello y esta continua llorando como si algo malo hubiera pasado.

-¿Qué sucede? –digo en un tono cariñoso- Sabes que las niñas hermosas no deben llorar, porque sino se le puede arrugar la piel mas antes de tiempo. –digo bajito mientras sale una pequeña risa de esta-

-¿Prometes no contarle nada a nadie? –se acomoda en mi cama- Es un asunto totalmente serio.-

-Te escucho. –le miro fijamente-

Me acomodo en la cama en forma indio y esta hace lo mismo, observo que esta toma la almohada y pongo una mirada rara.

-Hacen unos meses, luego de haber cumplido mis 17, sabes que me hicieron una fiesta y desaparecí, sabes que no apareci como hasta al otro dia. Bueno ese dia, se supone que no tenia autorizado a salir porque todo era ni que familiar, pues me fui con Marjorie. –le interrumpo-

-Con razón no la encontraba a ninguna de las dos. –digo pensativa-

-Si lo siento, fuimos a una discoteca muy famosa, nos emborrachamos y todo, como cualquier joven. La cuestión es que sabíamos lo que sucedia, pues nos besamos. –abro mis ojos como platos- Nos besamos ella estando con Dexter Smither, pero no se que sucede, llevábamos meses haciendo todo a escondidas y ahora viene a decirme que no quiere nada, que todo con Dexter le va de maravilla cosa que no le creo Jess, ella no lo ama, yo lo se. –suelta dejando salir varias lagrimas-

Me acomodo en mi cama al escuchar su declaración. Nunca me imagine que April sintiera algo por Marjorie, siempre pensé que le gustaba una de sus amigas, pero nuestra prima, wow estoy bien impresionada.

-Lucha por ella, pero no que sea tan notorio, yo siempre te apoyare hermana. –le abrazo con fuerza mientras observo en el marco de la puerta a Marjorie-

-La amo, creeme que no me rendiré fácilmente. –dice con dificultad-

Los ojos de Marjorie se aguaron y no tardo en irse de mi habitación sin hacer algun tipo de ruido.

La Hija De La Boxeadora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora