Capitulo 36

56 4 0
                                    

POV Jess

Habiamos decidido reunirnos la familia completa. Aunque no se como pudieron comunicarse, pero si hoy era el cumpleaños de April Lee. Asi que se supone que yo estuviera preparándome para compartir con ella. Solo que me encontraba en mi gimnasio.

Esto cada vez estaba empeorando más. Mi relación con Kian cada vez se iba a la mierda. Todo era peleas y peleas. No podía ni salir bien, que me reclamaba por cualquier estupidez. Eso si que me estaba hartando de el.

-Entrenadora. –escucho a un chico decirme-

-¿Si? –camino directo a el-

-Tengo a varias personas que le interesa poder entrenar en su gimnasio. Solo que no tienen dinero para pagar. –dice un poco apenado-

-Perfecto, que vengan mañana mismo y les hare llenar la inscripciones. –este sonríe alegre-

-Gracias entrenadora. –

-No es nada, Kaleb.-

Decido retirarme del gimnasio mientras camino por las calles. Deberia tomar un taxi, pero creo que mejor camino el aire fresco me vendría muy bien. He abierto el gimnasio y ya vienen muchos chicos a entrenar, eso me provoca alegría. Pero, créanme aveces solo quisiera cerrar todo de momento y escapar, pero esto sinceramente me distrae muchísimo.

45 minutos después

Al llegar abro mi departamento para encontrarme con toda mi familia, hubiera preferido que la fiesta fuera en casa de April Lee, pero como siempre todo tenían que girar en torno a mi, ¿No?

Saludos a todos hasta llegar a donde Kian, si no querria que mi familia notara algo raro tendría que llegar a donde el y saludarle. Este toma mi mano y la entrelazara. Agradezco por eso.

Las miradas de nuestros amigos y la de April no era tan agradable de momento, pero era lo mejor asi habíamos quedado todo.

-Ire a bañarme. –le digo bajo a Kian en lo que este asiente-

Camino directamente a mi habitación y entro a mi ducha.

15 minutos después

Termino de prepararme mientras escucho a alguien abrir mi puerta. No digo absolutamente nada.

-Hoy es mi cumpleaños, llegaste tarde y prefieres llegar a bañarte. –toma asiento a mi lado-

-¿Estamos bien? –le hago ademan-

-No lo se, dimelo tu. –me sonríe mientras le abrazo-

-Felicidades. –digo mientras esta corresponde a mi abrazo-

-Actuan muy bien. –suelta en lo que me hace reir-

-Lleva tratando de conquistarme días y semanas. Pero, últimamente actua muy celoso y eso no me agrada. –digo un poco incómoda -

-Hablenlo, no te quedes callada. –acaricia mi mejilla- Yo siempre te apoyare.-

Despues de un rato salí de mi habitación. Hable con todos un rato hasta llegar a donde Kian, por supuesto este se econtraban con Karlos, Maximus e Jason. Asi que yo opte por quedarme en la cocina observando a todos.

No creo que esto sea lo correcto, no creo que haber compartido en grande haya sido lo mejor. Presiento que sucederá algo en cualquier momento y nadie podrá hacer nada.

En la noche

Tomo mis llaves, aun se encontraba mi familia presente, pero yo querria ir a gimnasio un rato e distraerme en verdad lo necesitaba.

-¿A dónde iras? –pregunta mi madrina-

-Emm, ire al gimansio. –digo sonriente-

-Cada quien se ha superado. –me palmea el hombro mientras dirijo mi mirada hacia Glenda e Karlos-

Estos estaban sonrientes.

-Deberias ir a despedirte. –asiento-

Me acerco a estos mientras Karlos me mira alegre y sin más hablo.

-Me alegra verlos. –beso la mejilla de este y luego la de Glenda- ¿Cómo esta la princesa? –acaricio su barriga-

-Las princesas. –abro mis ojos como platos- Queriamos que tu fueras la madrina de ambas. –me quedo impresionada-

-Claro, un gusto. –suelto emocionada-

30 minutos después

Continuo llenando algunos papeles mientras puedo escuchar a mis chicos golpear los sacos con fuerzas eso es musica para mis oídos, debo admitirlo. Suelto los papeles mientras me levanto a observarlos a cada uno de ellos, pero hubo un niño que llamo mi atención.

Salgo de mi oficina mientras me encamino hacia el pequeño. Este intentaba tirar algunos golpes al saco, pero no lograba hacerlo bien, ¿Qué haces un niño tan pequeño en mi gimansio solo?

-Hola. –le sonrio- ¿Tu mamá? –este continua golpeando el saco-

-no tengo. –dice sin más-

-¿Tu papá? –se detiene a mirarme-

-No tengo. –mi corazón se detiene por un momento- Quiero entrenar aquí. –susurra-

-Claro que si. –sonrio- Pero, primero ven a mi oficina.-

Este asiente mientras yo comienzo a caminar. Puedo sentir sus pasos pequeños. Entramos a mi oficina, este toma asiento mientras veo sus piernitas colgando.

-¿Cuántos años tienes? –le miro-

-10 años. –dice meciendo las piernas-

-¿Dónde vives? –

-En las calles. –al escuchar eso me partio el alma-

-Entonces... -digo un poco lento- ¿Haz comido? –este niega- Bueno, vamos.

Este me mira sonriente.

-Voy a comer. –dice alegre-

Sonrio insociente mientras salimos del gimnasio. Lo bueno de esto es que habia contratado a alguien para que cerrara el gimansio y lo abriera el resto lo hago yo por ser dueña.

La Hija De La Boxeadora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora