Los malos siempre ganan.

215 11 1
                                    

JOAQUÍN. 

Hoy me vería con Joshua después de dos semanas desde la primera vez. 

Tardamos demasiado debido a que nuestros horarios no coincidían pero por fin lo logramos. 

Me vestí con un crop top de estampado y un pantalón negro. Salí de casa directo al parque donde nos veríamos. 

Mi pulso se aceleró en cuanto pise el césped. ¿Estaba nervioso? 

-Hola guapo - Joshua se acercó sonriente. 

-Hola - sentí mis mejillas arder. Por favor que no se note. 

-¿Cómo estás? 

-Bien, e tenido un poco más de trabajo. 

-Igual, ya iniciamos con proyectos finales - se sentó en una banca. 

-¿Qué estás estudiando? - lo imite. 

-Fotografía. 

-Genial. ¿Me mostrarás algún trabajo? 

Se quedó pensando mientras miraba las hojas de los árboles. 

-Te propongo algo mejor - sonrió. 

-¿Que cosa? 

-Ser parte de mi proyecto. 

-¿Qué? - lo miré desconcertado. 

-Eres muy fotogénico. Vi muchas fotos que tienes, me gustaría fotografiarte. Si te parece. 

-Es que… - me sonroje. 

-Quiero mostrar a distintas personas siendo ellas, sin prejuicios. - miró al cielo de nuevo - Sin que sean juzgados, que solo vean la obra maestra que son, lo hermosos que son - me miro a los ojos - Lo natural. 

Quedé sin palabras. Su mirada hizo que sintiera muchas cosas. Me hizo sentir hermoso, amado, que valía mucho. 

-Sería un honor participar en tu proyecto. 

-¿Enserio? - sonrió ampliamente. 

-Sí. 

-Perfecto. ¿Qué te parece si empezamos?

-¿Ahora? 

-Sí. - buscó entre sus cosas sacando una cámara - Nunca salgo sin ella. 

-Pero… 

-Te ves bien, eres tú, una obra maestra. - sus ojos brillaron. De verdad me hace sentir muy bien. 

-Bien, de acuerdo. 

EMILIO. 

Fueron dos semanas rudas. Mucho trabajo y en especial el intentar la aceptación de mi padre. 

Me acosté en la cama cansado. Era mitad de día. 

-¿Exhausto? - entró Camila. 

-Y apenas son las dos.

-Te exige demasiado - se sentó a mi lado. 

-Amo todo lo que tengo pero… 

-Existe el vacío - continuó. 

-Sí - suspiré deprimido.

-Hay… algunas pastillas - se rascó el brazo - Te hacen sentir mejor. 

La mire sorprendido. 

-¿Hablas de drogas? 

-No son drogas - respondió rápido - Es algo mejor - saco una bolsita con unas pastillas blancas - Las recetó mi médico, te relajaran. - me entregó una. 

Perfecta Obsesión. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora