Él último suspiro.

118 4 7
                                    

Desperté algo mareado. Mis manos y brazos estaban atados a una silla. Me encontraba en la sala de alguna casa quizá abandonada. Todos los muebles y paredes se hallaban desgastados. Del techo colgaban telarañas. 

Escuché unos sigilosos pasos. ¿Dónde estaba? Emilio apareció detrás de un mueble corrió a mi y me libero. 

-Emilio - dije con alegría. 

-Te sacaré de aquí - beso mis labios. 

-Hay que llamar a la policía - dije. 

-Salgamos y después… - volteo repentinamente a un pasillo. 

-¿Como me encontraste? 

-Sea lo que sea que puso en el agua no me afectó, quizá por las drogas que estuve consumiendo, lo persegui hasta aquí, espere a que se fuera para liberarte. 

Se escucharon pasos. Toda la casa estaba muy oscura. La visibilidad era mínima. 

Emilio apuntó a un pasillo. Abrí más los ojos al ver el objeto que sostenía. 

-¿Por qué tienes un arma? 

-Estaba aquí. Joaquín debemos defendernos de ese psicópata. Está aquí, en la casa. 

-Entonces vámonos. 

-No podemos, cerró con llave, lo vi, hay que recuperarla. 

Avanzó lentamente hacia el pasillo. 

-Hay alguien ahí, lo veo. - dijo. 

Me asomé aún parado junto a la silla. No lograba ver nada. 

-Ten cuidado - dije. 

Sus pasos resonaron por todo el recinto. El foco de la sala destello rompiéndose en mil pedazo. Me cubrí. Escuché un estruendo grande. 

Miré a Emilio. Algo caliente resbaló por mi estómago. Emilio me miraba aterrorizado. 

-¡No! - gritó. - Fue un accidente. 

Me tomó en sus brazos antes de caer. Sonreí. 

-Tranquilo. Llama a una ambulancia. 

-No puedo - lloró - No tengo mi celular. 

Agarré su mejilla y la acaricie suavemente secando sus lágrimas. El dolor se intensificaba. La sangre brotaba demasiado rápido. 

-No puedo… - me costaba hablar - Emilio… me prometiste que me cantarías.

-Joaquín, no, no me dejés - sus lágrimas cayeron en mi rostro. 

-Cantame, por favor. 

Morir, estaba muriendo. Me aterraba que todo esto terminará de pronto. Toda mi vida, todo por lo que luche. Cuando por fin conseguí ver la luz volvía la oscuridad. 

-Eres mi luz eres mi sol. La luz que ilumina mis oscuros días. - lágrimas resbalaron por su mejilla. - Ahora déjame ser esa luz que te guía por las noches. Ser la luna y las estrellas en tu camino oscuro. - su voz se quebró - Déjame protegerte mi solecito.

Perfecta Obsesión. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora