Capítulo 20- La carta

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Y henos aquí, escribiendo nuevamente sobre el pesar que cargo en mi espalda, un pesar tan grande que la espalda no soporta tanto dolor y tanto peso, qué termina por aceptar que el dolor se quede clavado.
Así a sido mi vida, un mar de olas de dolor que se incrustaban en mi piel cada vez que rozaban estas con ella...
No era algo nuevo, ya que las cicatrices se pintaban en cada extremo de mi piel, dejándolas abiertas, de esas heridas que con el paso del tiempo no se borran, sino que permanecen por más que te digan que el tiempo las cerrará y las curará.
Hoy, 4 de Abril quiero abrirme más a fondo con ustedes, con mis pétalos marchitos, mis lectores, mis ojos a través de ese mundo que no quiero ver cada vez que me levanto de la cama...
Quiero decirles un secreto a voces, un secreto en donde su voz y la mía se unan, en donde sea de nosotros y no de aquellos.
Si, como el titulo lo dice, la carta, pero ¿por qué la carta?, porque escribí una carta dirigida hacia mi madre, hacía aquella gaviota libre entre cerros llenos de cada tipo de flor..
Ella, mi madre, la que ha estado conmigo en las buenas, en las malas y en las peores, en donde me eh caído y me ah dolido, pero, sobretodo, ah estado conmigo en los momentos donde el corazón ah dejado de latir, y ella me ah dado el suyo...
Ella, mi madre, tiene que saber el cómo me siento, el cómo eh tenido que lidiar con este dolor llamado "no puedo seguir fingiendo ser quien realmente nunca fue", no puedo...simplemente no puedo seguir portando una máscara para las complacencias de cada uno de mi hipócrita familia, porque si, cada integrante de mi familia es una hipócrita que solo aparenta, pero me dirán ¿no lo serás tú también?, claro, yo lo soy, pero con aquellos que lo son conmigo...
Ya conocí sus dos caras en una sola moneda, y ellos ya conocieron la cruz con la que cargó, pero les cuesta y les duele, les cuesta verme como realmente soy y les duele que lo sea.
No somos tan diferentes después de todo, ya que ellos tiran la piedra y esconden la mano pero yo no, yo no le tiro la piedra al que alguna vez me dio la mano...
Volviendo con lo de mi carta, estoy listo, listo para mostrarle a mi madre cómo me siento y el
Cómo quiero afrontarlo ante la maldita sociedad, que solo sigue estereotipos absurdos que te hacen dudar de si eres tú o solo quieres ser lo que ellos quieren que seas. Pero llegó el momento, el momento de que mi madre sepa quién soy y que no por el hecho de ser quien soy, va a cambiar mi forma de ser, va a cambiar el hecho de que sea su hijo...NO, no va a cambiar, quiero confiar en que lo entenderá, y que tarde o temprano me enrollará entre sus brazos y me dirá "Te amo como eres, porque eres mi hijo...".

Sayonara✨🦋

𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑜𝑡𝑟𝑎 𝑝𝑖𝑒𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora