Piedra Papel O Tijeras

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Es temprano en la mañana, le dije a mi mamá que iba a acompañarla a realizar las compras. Dios como puedo ser tan floja, ya estoy lista e iremos al mercado de frecuentamos queda relativamente cerca a la casa.

-Mamá, por favor déjame llevar unas-

-No Jeidy, te conozco lo suficiente para saber que te comerias todo ese paquete de dulces en uno o dos días. - qué bien me conoce.

-Si que eres mentirosa. Esta bien ¿un paquete de gomas pequeño? - la mire haciendo un puchero.

-Eso y nada más. - la abrace en símbolo de victoria.

-Jeidy para, que necia. Mira - señaló al otro lado del aparador -¿lo conoces? No ha parado de vernos.- voltee y lo vi, inmediatamente la sangre de todo mi cuerpo se mudó a mi cara, estaba hirviendo. Era Matías.

"Como me puede pasar, cuando no sabía quién era. No me lo encontraba, es más si me lo hubiese propuesto, tampoco sería tan fácil. Pero he aquí el universo conspirando, ¿como es posible que este aquí y a la misma hora?"

-Si, creo que es del colegio. - seguí caminando junto a ella.
Pasamos por su lado y pude sentir como se dibujaba esa sonrisa en su cara.

Acabamos de seleccionar el mercado.

-Jeidy ¿estás segura que ya no falta nada más? -

-No, creo. -

-¿El yogurt para tu cereal? -

-Tú no lo tomaste, yo estaba segura que si.

-Ve rápido, mientras facturan. -

Me devolví deseando no encontrarme con Matías. Y otra vez el universo me jode.

-¿Con que te gustan la gomitas?, interesante. - sonrió pícaramente.

-Desde cuándo es pecado, que me guste el dulce- respondí irónica.

-¿Vas a pasar hoy a saludarme?-

-No creo que pueda, quede de verme con alguien.- Su cara se tornó seria.

-Jeidy ¿ya? - mi mamá me llamaba.

-Chao, nos vemos.- salí lo más rápido que pude.
Mi mamá dijo que si me había tocado hacer el yogurt....

En la tarde quedé de verme con Fabián, quería hacer unos arreglos en su cuarto y le iba a ayudar.

-Hola lento- abrí la puerta del cuarto de Fabián, su mamá me había dejado seguir.

-Grosera. - Ni se limitó a mirarme estaba concentrado en el X-box.

-Grosero tu que ni me saludas, a ver no tengo todo el día ¿en que necesitas ayuda.? - me senté en su cama. - Olle y Jess no te podía ayudar. -

-Está muy ocupada, o eso me dijo- se levantó y me pasó una caja - me ayudas a revisar que hay en esta caja, lo que no sirva al reciclaje, que es este. - señaló otra caja.

-Ok- habían cuadernos viejos, revistas, trabajos y otras cosas. -¿por qué guardas todo esto? - habían cosas muy viejas.

-No es mi culpa, sufro de apegos emocionales- dijo imitando la voz de una mujer dramática.

Así pasó la tarde, organizamos muebles, libros y otras cosas.

-Me voy ya, ¿me acompañas al menos a la mitad del camino.?

-Claro, yo te dejo en la casa. -

Salimos. Ya eran eso de las seis de la tarde, empezaba a oscurecer. Íbamos distraídos hablando de equipos de fútbol;cuando de repente estaba Matías gritando a mi espalda. Estaba enojado.

VICIO INTERMINABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora