El comienzo de la pesadilla.

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Athanasia comenzó abrir los ojos, la luz le molestaba, se sentía mareada, desorientada.

¡Dios! Su cabeza, como dolía.

Para ser un bebé tener este tipo de sensaciones era horrible.

No recordaba casi nada de los últimos días. Lo último, era una oscuridad tragándosela. Parecía haber escuchado gritos desesperados. ¿Eran de Lily? ¿Será que el emperador por fin había venido a tomar su vida? Ese maldito emperador maniático. Solo esperaba que Lily, su amada Lily, haya podido huir de todo este infierno.

— ¡PRINCESA! – sintió como alguien se aferraba a su cuerpo.

Dos manos sujetaron su rostro y por fin vio a Lilian. Había lágrimas en esos hermosos ojos azules. Sonrió.

Que bueno que sigues con vida, Lily.

Iba a tocar su mejilla, pero se detuvo a medio camino de alzar sus manos.

Miro sus manos, esas no eran las manos de un bebé. Alejo a Lilian de ella. Movió sus piernas fuera de la cama, estas eran largas. Se intento colocar de pie, pero sus piernas no le respondieron. Cayó al suelo, no le importo, tenía que confirmarlo. Se arrastro hasta el espejo que estaba cerca de su cama. Miro su reflejo.

No, no, no, no. Esto no le podía estar pasando.

Su aspecto era más o menos el de un adolescente, ya no era un bebé. Toco su rostro, se pellizco una mejilla para ver sí esto era un sueño. Se quejo del dolor. No, esto no era un sueño.

¿Qué demonios significaba esto?

— ¡Lily! – giro su vista desesperada hacia ella – ¿Qué edad tengo en estos momentos?

Lilian miro con sorpresa a su princesa. No entendía que estaba pasando.

─ Tiene catorce años princesa. Ya pronto se celebrara su cumpleaños número quince.

¡Por Dios!

Su rostro se puso pálido, las nauseas llegaron de repente, le hacía falta el aire. ¿Qué diablos estaba sucediendo? Solo faltaban tres años para que el Emperador la asesinara.

¿Por qué se encontraba en estos momentos aquí?

¿Cuándo había transcurrido tan rápido el tiempo?

Las puertas de la habitación se abrieron. Dos mucamas y un caballero de cabellos rojos ingresaron al cuarto. Al verla un suspiro de alivio soltaron y la alegría en sus rostros era evidente. Incluso el caballero de cabellos rojos tenía lágrimas en sus ojos.

—Que bueno que la princesa ya haya recobrado la consciencia.

Iban acercarse, pero Athanasia se levanto y corrió a esconderse detrás de Lilian.

—Lily – su mirada mostraba miedo, se aferraba a sus ropas como si de un mendigo se tratara – ¿Quiénes son todos ellos?

Esa pregunta helo a todos.

Días después.

Claude despertó con un leve dolor de cabeza, por primera vez en mucho tiempo, se encontraba recostado en su cama, se sujeto con una mano la cabeza y la otra la coloco sobre sus ojos. No recordaba mucho de lo sucedido. Todo daba vueltas en su mente.

Hasta que su mente hizo 'click' y como si de un vídeo se tratara la imagen de Athanasia sangrando con su poder desbordándose, su mascota aun lado de ella, él intentando rescatar a su hija con el conjuro que aquel mago le dijo que usará en este caso y después la oscuridad nublo todo...

—¡Athanasia! – su cuerpo se levantó de golpe.

La puerta se abrió enseguida. Félix quien entró por la puerta fue a un lado de Claude.

—Majestad, que bueno, por fin despierta.

La respiración de Claude era agitada, pequeñas perlas de sudor bajaban por su frente. —¿Dónde...? ¿Dónde está Athanasia?

Félix abrió la boca, pero ningún sonido salió de está, se humedeció los labios pensando que era porque estaban secos y por esa razón no había salido una sola palabra ─ La princesa Athanasia ya despertó, pero... – la voz de Félix se corto, su mirada tenía un toque de perdición.

—¿Resultó herida? ¿Está bien mi hija? – no hubo respuesta de este, impacientando al Emperador — ¡Robain, respóndeme! ¿Athanasia está bien?

Pero como no obtuvo una respuesta, se quitó las mantas de encima. Al colocarse de pie, sus piernas flaquearon provocando que cayera de rodillas al suelo.

—¡Majestad! – Félix se apresuró ayudar a Claude — Debe descansar, su cuerpo aun no está totalmente recuperado.

—Necesito saber que mi hija está bien – Claude respiraba con dificultad — Así que me llevas con mi hija o yo mismo iré, así sea a gatas.

Félix lo ayudo a levantarse y pasó uno de los brazos de Claude por atrás de su cuello. Caminaron lento ya que las piernas de Claude apenas se iban acostumbrando a ser utilizadas de nuevo. Cuando llegaron al cuarto de la princesa. Robain tocó la puerta y esperaron a que la abrieran.

Lilian York, la niñera de la princesa abrió la puerta, sus ojos azules mostraron impresión al ver al Emperador ahí, siendo ayudado por el caballero Robain. Dirigió su vista a Robain quien negó ante la muda pregunta.

Abrió la puerta por completo.

Athanasia seguía con su camisón, se encontraba de pie junto a la ventana que estaba cerrada. Estaba intentando abrirla.

Claude dejo salir un suspiro de alivió, su hija estaba a salvo, se encontraba de pie y con bastante energía al parecer.

—Athanasia... – la llamo suavemente

El cuerpo de su hija tembló ante su llamado, eso le pareció extraño, todo se paralizo cuando ella se giró...

—S-su majestad – inclino el cuerpo de manera torpe y sin gracia.

Esos preciosos ojos azules mostraron un sentimiento que hace años no habían mostrado.

Miedo.

Claude se desconcertó. ¿Qué demonios estaba ocurriendo?

—Félix, ¿qué esta sucediendo?

La mirada triste de Félix se dirigió a su mejor amigo, era una mirada de pena, tristeza y desesperación — La princesa tiene amnesia, no nos recuerda a la mayoría. Solo le permite a la señorita Lilian acercarse a ella.

En esos momentos, Claude sintió como su única luz se apagaba, como su pequeño mundo se hacía pedazos, como su corazón se estrujaba en su pecho.

¿Por qué? ¿Qué había sucedido? ¿En qué se había equivocado?

Esto tenía que ser una maldita broma. Se libero de Félix y camino directo hacia su hija.

Ella abrió los ojos de la impresión al ver al Emperador caminar directo hacia ella.

—Athanasia – la sujeto por los brazos, como ya antes había sujetado a su madre. Era la segunda ocasión en la que se invertían los papeles. Athanasia en lugar de Diana – ¿Enserio? ¿enserio no recuerdas a tu padre?

A preto con fuerza los delgados brazos de su hija. Una mueca de terror y dolor se dibujo en su rostro.

—Majestad, por favor, me esta lastimando – el miedo en su voz paralizo a Claude.

Ella nunca lo había llamado 'Majestad', para ella siempre había sido 'papá'.

La soltó provocando que ella diera pasos hacía atrás. Huyendo de él.

—Lilian York, llama al médico imperial – su mirada fría helo a Athanasia —Que la revisen de inmediato.

—Sí, su majestad. 

Memorias ~ WHO MADE ME A PRINCESS ~ [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora