IX

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La mirada de Michael iba más allá del disgusto, era una especie de asombro con rabia y decepción, me sentía como enjaulado por su mirada, como si de un segundo a otro me hubiera convertido en canario y ya no hubiera a dónde ir.

— ¿Y si te travistes tú esta vez y me acompañas a la tocada?— la pregunta empeoró su mueca: ahora sólo estaba molesto. Lo vi caminar a la puerta de mi apartamento, dispuesto a irse. Corrí y lo detuve por la muñeca. —Era broma, no seas así — se zafó con brusquedad.

— ¡No seas así tú!— apreté los labios— ¿Cuánto crees que va a durarte tu teatrito?, Frank es demasiado estúpido, ¿sabes?, porque podrás parecer una mujer y todo, pero, ¿verte como hombre y no reconocerte?, el tipo es un reverendo idiota.

— Mi mamá también creyó que Claudia era una amiga tuya cuando hicimos la prueba.

— ¡Mi mamá cree que la iglesia es humilde y buena!, ¿cuánta seguridad puede darte eso? — apreté los labios, herido por su hostilidad, Mikey suspiró —Gerard, no es por quererte molestar, sólo quiero que midas tus acciones, ¿para qué hiciste que Frank volviera con Claudia y luego aceptaste ser su amigo como Gerard Way?, ¿qué te hace pensar que vas a salirte con la tuya?

—Puedo hacer que Claudia lo termine.

— ¡Por favor!, esa ni tú te la crees, estuviste saliendo con un puto criminal durante tres años, ¿cómo pude pensar que no la cagarías con citas en lín...?— tuve que abofetearlo, él me vio sorprendido.

—Bert no era un criminal.

—Era un asesino— me vio con odio. Apreté los labios, aguantando las ganas de llorar.

—No era...

— ¡Sí era!, ¡terminó con una condena de 30 años por homicidio! Desde hace años que eres pésimo tomando decisiones, yo te dije que salir con ese sujeto iba a terminar mal, ¡ahora es lo mismo con Frank! No puedes actuar como un puto adulto, tienes que creerte un estúpido mocoso de 16 años que cree que ser dos personas en uno va a salirle como en la televisión, entiende que si sigues así...

—Vete.

—Espero que todo te salga mal.

— ¡Dije que te fueras! — lo empujé ya llorando, tenía un nudo gigantesco en la garganta. Azoté la puerta cuando logré sacar a mi hermano, recargué la espalda en la madera y me dejé resbalar hasta el suelo. Mikey podía irse mucho a la mierda.

Asistí yo solo a la tocada de Andy; como Frank se había arreglado con Claudia y de nuevo eran una relación, tuve que inventarle una excusa a mi alter ego para que no fuera y asistir sólo como Gerard. No podía dejar de pensar en todo y nada, hablar de Bert siempre me ponía sensible y ahora que Frank en serio me gustaba, esa sensibilidad estaba ahogada en culpa, la peor parte era que, pese a eso, no tenía intenciones de escuchar a Mikey y tomar una decisión equivalente a mis 26 años de edad, sino que estaba dispuesto a seguir con mi cuento de hadas.

El Rox quedaba cerca de mi casa, era un bar escocés, cuando entré vi muchas personas vestidas de negro, así que me sentí bien por decidir ser Gerard en vez de la colorida Claudia. Encontrar a Frank no fue difícil, estaba debajo del escenario hablando con una chica, apenas me vio acercarme, corrió directamente hacia mí con una de sus hermosas sonrisas.

— ¡Tenías razón! 

— ¿Cómo? — recibí un golpe duro en el hombro de su parte — ¡Auh!

— ¡Con mi chica! Hace unos días hablamos y ya somos novios oficiales —me sonrió con ganas — Iba a venir, pero le surgieron unas prácticas de su carrera, quiere ser abogada.

—Oh... eso es genial —sonreí sin ganas. Frank volvió a agradecerme por haber ido y por haberlo convencido de intentar arreglarse con Claudia. Podía escucharlo, pero no detalladamente, mi cabeza seguía siendo un hospicio.

Cuando terminó de tocar la banda de Andy, Frank se ofreció a ir por un par de cervezas, lo vi irse y a su hermanastro acercarse, quien luego se sentó al lado mío, con una cerveza en mano.

— ¿Qué tal tocamos?

— ¿Mh? — volteé a verlo— Fantástico, me gustó mucho.

—Qué bueno. Oye, quería agradecerte por decirle a Frank que no se rindiera con su chica — volví a sentir nauseas de mí. Vamos, no era un héroe, era el mismísimo villano en persona. —Digo, a mí sigue sin agradarme esa perra, y eso que nunca la he visto — rió, viéndome a la cara. — pero Frank de verdad está feliz así, y es gracias a ti.

—Yo no hice nada, en serio — me costó mucho hablar.

—No seas humilde, además de eso quería agradecerte por aceptar ser amigo de mi hermano, los vi toda la noche: Frank tiene una facilidad espeluznante para desenvolverse contigo — me sonrió de lado. —Y tú una capacidad gigantesca para aguantar su torrente de palabras.

—Oh, bueno... gracias — vi al suelo, lo escuché reír, pero no volteé.

—Me agradas, Gerard — ahí tuve que verlo— Tu inseguridad es súper reconfortante para la gente, mi novia amaría que yo fuera así, ¿cómo lo haces? — fruncí las cejas.

— ¿Hacer qué?

—Que la gente esté cómoda contigo, mi novia se la pasa diciéndome que soy un egoísta.

—Bueno... me gusta escuchar y... y dejar que la gente sea honesta conmigo — deseé que se me cayera la lengua— Digo, no hay mejor opción que dejar que la gente sea sí misma.

—Claro, no intuirle que ella sea alguien que no es cuando está conmigo, ¿no?— me vio, buscando mi aprobación. 

—Exactamente — me volvió a sonreír y depositó dos enormes y dolorosas palmadas en mi hombro.

—Eres un genio del amor, Gerard, ahora veo por qué Frank no dudó ni un poco el hacerte caso. — intenté sonreír, pero no pude. 

tacones |frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora