Ahí por sobre las nubes, una silueta humana con grandes, magistrales alas volaba hacia el brillante sol. El viento lo acompañaba, su presencia era calmante, como si fuera un viejo amigo suyo, y posiblemente así era. Los brillantes rayos de sol iluminaban su rostro, haciendo que cierre sus ojos y se guíe por el resto de sus sentidos.
La libertad nunca se sintió tan tangible hasta ese entonces.
No se quejaba de su vida, Jesper no podría hacerlo. Pero a veces, estar rodeado de palomas mientras gritas órdenes y direcciones las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, los doce meses del año, podía llegar a ser agotador. Y él no tomaba descansos muy seguido, por eso mismo apreciaba cada sensación de ese instante. Sabía que no se volveria a sentir así por lo menos hasta el próximo siglo.
Jesper es uno de los tantísimos espíritus que el mundo alberga, mayormente conocido como Paz. Él promueve la buena comunicación entre las personas, y bueno, eso lleva a la Paz.
Para lograr esto sus plumas deben llegar a las manos de los niños cuando estaban por escribir a algún amigo, familiar o conocido. Si eran aceptadas, aquella conversación sería amena, cada debate no sería conflicto, y todo iría bien. Si no era aceptada, lo más probable sería que se toparan con confusiones, incomodidades, molestias y demás. Normalmente los niños tomaban las plumas, después de todo eran vistosas.
Hacía mucho tiempo que no iba él mismo a entregar plumas. Era muy desordenado, pues siempre tenía que rodearse de palomas que esperaban direcciones. Lo entristecía no poder acercarse a los niños, y a veces se sentía tan... Sólo. Estaba horas en su lugar, su única interacción eran esas palomas que sólo se quedaban un par de segundos con él antes de partir.
Decidió que era hora de regresar.
Se dirigió al Palacio de nubes, como le gustaba llamarlo. Habían filas y filas de palomas saliendo y entrando por cada ventana y puerta del lugar. Fue directamente al centro del todo, hallando ahí a Alva, su paloma segunda al mando, y sonrió al ver la seriedad con la que tomaba su cargo.
—¡Ya volví! Espero que no me hallan extrañado mucho— habló para todos los que lo escuchaban.
Alva cedió su puesto con un amago de alivio, manteniendo su seriedad característica y poniéndose en su cabeza para poder ponerlo al día sin estarse chocando con las palomas que esperaban órdenes, quienes aleteaban a su alrededor.
—Se hicieron aproximadamente diez mil entregas de plumas doradas, — apuntó el dispensador de estas— seis mil aceptadas, cuatro mil rechazadas y en reubicación.
Alva hizo lo que él hacía a diario, dirigir a las avecillas bajo su cargo para que repartieran sus plumas, las cuales salían de su bolso, pero las palomas lo recogían de un dispensador.
—Muchas gracias, preciosa— Jesper intentó acariciar sus plumas como parte de su agradecimiento, pero solo recibió picotazos que lo alejaron.
Jesper soltó un quejido, la ave pareció hilarante su dolor pues empezó a reír. Gruñó por lo bajo, y Alva le dió unas suaves palmadas como disculpa antes de retirarse. Podía ser tan agresiva a veces, pero sabía que no tenía malas intenciones.
Además de realizar esa labor, se encargaba de ser el mensajero exclusivo de los espíritus y guardianes. Alguna carta o paquete que estos se quisieran enviar entre ellos, lo contactan por medio de una cornetilla y él acudía a donde estuviesen lo más rápido que pudiese. No era muy solicitado, pero ese servicio le daba la oportunidad de socializar con el resto de espíritus por lo menos algunas veces en año, y lo hallaba muy agradable.
Era feliz con su profesión, sin embargo, Jesper sólo podía pensar en que había algo que le faltaba. No sabía el porqué, pero cuando se sentaba a descansar, sólo pensaba en que había algo que no había descubierto de sí mismo. Y lo atormentaba.
Pronto, tras conocer a una nueva persona, se daría cuenta de aquello que se perdió por muchos años
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Y así empezamos! Espero que les guste lo que tengo planeado, es una historia bien chill después de todo jsjs
Welp! Hope you liked it!
PastTomorrow out
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Espíritu de Paz ;; RotG , Klaus
Fiksi PenggemarJesper está contento con su vida después de la muerte. Sin embargo, cuando conoce a Norte, se da cuenta que algo le hace falta a su vida. [Klausper]