Hotter Than You | SeongSang

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I Like You

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Luego de pasar toda la tarde intentando preparar una comida decente, limpiar la casa de YunHo y hacerle una bonita pancarta a MinGi como sorpresa para cuando llegara, por fin los cuatro chicos pudieron descansar, tirándose cada uno en un lugar distinto de la sala a esperar mientras HongJoong, SeongHwa y WooYoung trajeran al pelirrojo a eso de las siete de la noche.

YeoSang miró el reloj en la pared y bufó dándose cuenta de que faltaba media hora para que trajeran a MinGi. Estaba cansado, había pedido permiso en el trabajo para ayudar a YunHo a preparar todo y ahora quería irse a su casa, tomar una fría ducha y acostarse a dormir. Ni siquiera quería esperar a que llegaran los chicos, porque eso implicaba ver a SeongHwa y estaba un poco molesto con él por lo que sucedió ayer en el salón del club de ecología. Habían estado a nada de besarse, y lo hubieran hecho si no hubiera sido porque SeongHwa lo impidió.

Se sentía tan frustrado por eso, el mayor se comportó tan ambiguo con él. Primero los empuja a un salón oscuro, casi lo hace llorar al regañarlo, luego se disculpa y se presiona contra su cuerpo. Para al final rozar sus labios casi apunto de besarse y decir que tenían que ir a clases.

Sí, se sentía molesto y frustrado porque su hyung no ha tenido la valentía de decirle que le gustaba, ni tuvo la valentía de besarlo. Incluso cuando le rogó para que lo hiciera y no lo hizo. El pelirrosa intentaba calmar un poco sus pensamientos, no quería ponerse triste en este momento pero todo era muy difícil y más cuando una idea se estancó en su mente.

Quizás no le gustaba a Park.

Y si era así, tendría que aceptarlo. Un leve puchero se formó en sus labios mientras mantenía su cabeza recargada en las piernas de YunHo y éste le acariciaba su cabello rosa en donde comenzaban a verse las raíces castañas.

—¿Estás cansado, Yeo hyung? —pregunta JongHo, observando ese tierno puchero berrinchudo del pelirrosa desde la comodidad de su sillón individual.

—Debe estar cansado, todos lo estamos. Tu casa era un desastre YunHo y esa receta era muy complicada —justificó San, tirado en la alfombra de la sala.

—Tú no cocinaste, YunHo y yo hicimos todo. Te sentaste a comerte lo que YeoSang picaba para la comida... —JongHo se detuvo replanteándose la situación—. Pensándolo bien, YeoSang estaba picando eso para comérselo contigo, ninguno de los dos cocinó —analizó JongHo con notoria molestia en su voz.

—San y yo limpiamos la sala, el comedor, la cocina después de que cocinaron y ayudamos con la pancarta. Además los animé mientras cocinaban —contraataca el pelirrosa.

—Eso es cierto... —apoya San, sentándose en posición de loto en la alfombra.

—San casi quiebra el florero de la mamá de YunHo y tú te caíste al pasarle el trapeador al piso —reprocha el menor de todos.

—¡Ya me disculpé con YunHo por eso! Era muy bonito y sólo lo quería limpiar y cambiarle las flores —se excusa el de mechón blanco.

—Eran flores de plástico, San.

—¡Yo no lo sabía! ¡Okey!

—Puedes no recordarme esa caída, JongHo. Ya la había olvidado —pide YeoSang sentándose derecho en el sillón y tanto los Choi como Jeong se rieron.

—Está bien... Basta, no peleen, ahora lo importante es que logramos hacer todo —habla YunHo y todos asienten.

El pelirrosa recargó su cabeza en el hombro del más alto y cerró sus ojos satisfecho cuando el castaño volvió acariciar su cabellera. Los chicos siguieron hablando, a la vez que YeoSang se abrazaba al brazo de YunHo, se acurrucaba a su lado e intentaba tomar una pequeña siesta, parecía un gatito. Uno que necesitaba descansar un poco.