Capítulo 5: Con la Bestia

1.5K 245 33
                                    

A mi hermano le encantaban los carruseles.

Por algún motivo, la memoria de Yoel mi hermano mayor, se había desvanecido más rápido que la memoria de mi mamá y de mi hermana Sofía. Extraño, ya que él siempre había sido mi favorito.

Cuando tenía tan sólo cuatro años toda la familia había ido al parque de diversiones ambulante que se solía establecer en una extensión de terreno baldío que se extendía por la autopista que conectaba a nuestro barrio con el resto de la ciudad, cuando los suburbios todavía no habían sido construidos.Habíamos ido todos con excepción de papá, fue en una de las épocas en las que él y mamá habían estado distanciados, pero fue en ese día que yo di mi primer paseo en carrusel.

Recuerdo haber estado aterrada de aquel enorme monstruo giratorio de metal y música, su enorme estructura y luces deslumbrantes me habían atemorizado por alguna razón. Mamá había hecho hasta lo imposible para convencerme de que me suba con mis hermanos sin suerte, porque ni bien me acercaba al carrusel, comenzaba a llorar. Pero Yoel no hizo caso, en un solo movimiento me había tomado en sus brazos y cargándome me subió. Sostuvo mi mano con fuerza en todo el recorrido, hasta que encontramos una pequeña carroza donde nos podíamos sentar los dos. Hizo lo mismo cada noche, hasta que tuve el valor de subirme por mi misma. Luego de eso, no podían bajarme de allí ni aunque apagaran el maldito aparato y Yoel se reía mientras corría conmigo de mi mamá y los trabajadores que nos querían sacar.

Eso fue cuando tenía cuatro años, pero tenía doce cuando se fue de este mundo. Habían pasado dos semanas desde su muerte, papá estaba acostado en su habitación en otro de sus momentos depresivos donde no dormía, comía, ni hacía nada más que quedarse tendido de costado en la habitación donde su mujer y sus dos hijos mayores habían muerto. Falcon tenía apenas ocho meses y yo todavía una niña estaba abrumada con la tarea de cuidar de un bebé, de un padre ausente a quien nunca había terminado de conocer del todo y de no desmoronarme ante la ausencia de la mitad de mi familia.

Era joven y jamás había cuidado nada, por lo que no sabía que el pañal de Falcon debía de cambiarse regularmente y le había salido un terrible sarpullido por el trasero y parte de las piernas. Marta me había ayudado en aquel entonces y me dirigió con la pomada que debía de aplicarle regularmente. Era de noche, me encontraba con el bebé encima de la mesa con el pañal abierto, un desastre marrón en esas telas y casi nada de pomada más en el tubo.

Había sido como si un interruptor se apagara en mí. Mientras Falcon lloraba sobre la mesa y el triste zumbido de la luz fluorescente llenaba el resto del vacío, le puse un pañal nuevo, lo dejé recostado al lado de papá y salí.

Era invierno y me había olvidado la campera, pero no importaba, porque ya no sentía nada. Tan sólo caminé sin rumbo, con las manos en los bolsillos, hasta que casi de repente aparecí allí, mis pies habiéndome llevado sin tener yo consciencia.

El parque no era tan espectacular como lo recordaba; los aparatos eran viejos y sucios, con la pintura corroída y el aroma de palomitas había sido reemplazados por el de cigarrillos, pero el carrusel estaba allí. El carrusel siempre estaría allí.

Me subí a una vuelta y luego a otra... y otra, hasta que la gente y las luces se convirtieron en un borrón de colores y ya no pude ver nada, ni pensar en nada. Era de nuevo aquella pequeña temerosa de cuatro años, pero esta vez no tenía a Yoel a mi lado para sujetar mi mano con fuerza.

Papá me encontró y me bajó. Mareada y dolida con los recuerdos dolorosos agolpándose en mi garganta, apreté mi rostro contra su pecho y lloré, como no había podido llorar antes, la pérdida de mi familia.

Recordaba bien ese momento, porque era así como me sentía ahora.

Me desperté completamente mareada y con el dolor de la pérdida fresco en mi pecho. Papá, mi hermanito... eran la única familia que me quedaba... y los había perdido de la manera más horrible.

Animal (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora