Capítulo 4: Zayn. Parte 2/2.

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Afortunadamente, cuando regresé del baño, Abby y AJ ya no estaban cantando y habían regresado a la mesa. Desde que los aperitivos habían llegado, todos empezamos a atacarlos. Abby hizo un buen trabajo eliminando uno de ellos también. Una vez que fueron devorados, esperamos ansiosamente que nuestros platos principales llegaran. Moví mis ojos hacia donde Abby retorcía la pajilla de su soda de dieta. Una pregunta saltó en mi mente, y actúe con ella.

—Entonces Abby, tienes veintiuno y eres legal, ¿no bebes?

—No, no lo hago —respondió ella, antes de tomar un sorbo de su soda de dieta.

—¿Entonces la cafeína es tú única sustancia ilícita? —insté con una sonrisa.

Con un encogimiento de hombros, respondió:

—Supongo.

—¿Alguna vez probaste una cerveza?

Ella miró mi espumosa jarra y arrugó su nariz.

—No, gracias.

—Oh vamos. Solo intenta un sorbo. —Deslicé mi cerveza más cerca de ella.

Cuando mordió su labio, no pude evitar provocarla un poco más—. ¿No me digas que tienes miedo de probarla?

Abby movió su mirada para encontrar la mía, y el fuego que destellaba en sus ojos me hizo removerme en mi asiento. Joder, ¿cómo es posible que la Srta. Remilgada me afecte solo con una mirada? Solo podía imaginar que con el apropiado atizador, esa llama podría ser abrasadora en la habitación.

Sin una palabra hacia mí, ella se estiró y agarró mi jarra. Lamió sus labios mientras yo me inclinaba hacia adelante, silenciosamente retándola a continuar.

Tomó un trago antes de que sus ojos se ampliaran, y se girara lejos para escupir la cerveza.

—¡Oh Dios mío! ¿Cómo bebes eso? ¡Sabe cómo a orina de caballo! —exclamó pasando su mano a través de la boca.

AJ y Rhys se rieron a su respuesta.

—¿Últimamente has estado bebiendo mucha orina de caballo, Ángel? —pregunté, mientras tomaba mi cerveza de regreso.

Ella frunció el ceño hacia mí.

—No, no lo he hecho. Ni siquiera he estado alrededor de un caballo desde que fui tirada de uno cuando tenía diez y me rompí el brazo.

—Necesitas volver a montar.

Abby me dio una mirada fulminante.

—Y déjame adivinar: ¿tú eres el hombre para enseñarme?

Ignoré su insinuación de enseñar a montar.

—Bueno, crecí en una finca y tengo seis caballos, bueno, mi mamá y yo tenemos.

La expresión de desdén de Abby lentamente se desvaneció, y me miró con curiosidad.

—¿Todavía vives en la finca con tú mama?

—Cuando no estoy de gira, es el único lugar donde quiero estar.

—¿No en la gran ciudad, no intercambiando parejas y en fiestas salvajes?

Sonreí y sacudí mi cabeza.

—No, dame una zona aislada con fogatas, todo terreno y pesca por encima de eso.

—Hmm, no te hubiese imaginado como el tipo de chico que prefiere lugares aislados.

AJ resopló.

—No conseguirás ningún lugar más aislado que donde Zayn creció en Ball

Ground, Georgia.

Las cejas de Abby se arrugaron.

Symphony Of Destruction. (Z. M.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora