Capítulo 12: Abby.

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Cuando llegué al hotel, los tres chicos me estaban esperando en el vestíbulo. Puse los ojos, pero sonreí a pesar de mí misma.

—¡No me digan que tenían miedo que me pudiera haber perdido y marchado con otro grupo de rockeros rebeldes?

Gabe se rio entre dientes mientras me daba un abrazo de oso.

—No, solo queríamos hacer lo correcto por esta vez y darte la bienvenida en persona.

—Oh, eso es dulce.

Los ojos azules de Elí brillaban.

—También está el hecho de que tenemos que estar en la arena en una hora para las pruebas de sonido y todo.

Negué con la cabeza.

—Justo cuando pensaba que ustedes estaban jugando a los hermanos sobreprotectores, tú machacas mis sueños.

Micah tiró su brazo alrededor de mi hombro.

—Te he echado de menos, niña. —Él me dio un beso en la mejilla—. ¿Estás emocionada por esta noche?

La sola mención de la actuación causó que mi estómago se estancara.

—Sí y no.

Él asintió a medida que nos precipitábamos por las puertas giratorias del hotel.

—Recuerdo la primera vez que actué frente a una multitud llena de decenas de miles de personas.

Le di un codazo juguetón en las costillas.

—No ayudas, querido hermano.

Él me sonrió. Éramos los inseparables a juego de la familia con el cabello rubio y los ojos azules. Gabe y Eli eran verdaderos hermanos gemelos con el hecho de que Gabe era cerca de ocho centímetros más alto que Eli, mientras que Eli era el más fuerte de los dos. El único rasgo de coincidencia era que tenían el cabello negro azabache de nuestro padre, si bien todos compartíamos los ojos azules de nuestra madre. Incluso si eran mis hermanos, tenía que admitir que eran de buen aspecto. Por supuesto, Micah había estado comprometido durante seis meses con una chica llamada Valerie que trabajaba en la iglesia de nuestro padre. Como Brayden, que ni siquiera miraba a las otras chicas. Ahora los gemelos... esa era otra historia.

—Vas a estar bien, Abster. Después de todo, solo estás cantando un dueto con Garrett y una canción con nosotros —dijo Eli mientras sostenía la puerta de la limusina abierta para mí.

Mientras me dejaba caer en el interior, dejé escapar un suspiro de frustración.

—Oh, por supuesto, solo dos canciones. Esas son dos excelentes oportunidades para mí para cantar fuera de tono, caerme fuera del escenario, etc.

Gabe se sentó a mi lado.

—Te preocupas demasiado. Solo tienes que ir por ahí y divertirte. Haz de cuenta que es como cuando éramos niños.

—O podrías hacer el viejo adagio y fingir que todo el mundo está desnudo

—sugirió Eli mientras meneaba las cejas.

Le di un puntapié a su pie con el mío.

—¡Eres tan asqueroso!

Después de hacer el corto viaje a la arena, la limusina se detuvo en la parte posterior. El jefe de seguridad de los chicos, Manny, abrió la puerta y me dio una sonrisa radiante.

—Me alegro de verte de nuevo, Abby.

Le di un abrazo a todo su metro noventa y dos y ciento treinta y seis kilogramos suyos.

Symphony Of Destruction. (Z. M.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora