Capítulo 3: Abby. Parte 1/2.

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—¿Estás loca? —explotó Gabe en mi oído. Su voz se alzó una octava desde que había tomado el teléfono de Brayden e informado sobre la apuesta. Me alejé de los chicos regresando a la habitación de donde había huido hace no menos de veinte minutos.

Una vez que sentí que estaba lo suficientemente fuera del alcance del oído, respondí.

—No, estoy perfectamente cuerda, muchas gracias.

Estaba en alta voz con todos los chicos, otra vez, porque Eli fue el siguiente que se dirigió a mí.

—Mira, Abster, todos sabemos cuándo tu temperamento consigue lo mejor de ti y estás haciendo el acto de niña chiquita malcriada de “Estoy acostumbrada a hacerlo a mi manera”. Pero no es con uno de nosotros con quien estás peleando.

¡Este es una mega idiota estrella del rock! Confía en mí, no le debes una maldita cosa a Zayn Malik. Ni siquiera lo verás otra vez después de hoy, así que te aconsejo que olvides esta tonta idea de apuesta y ¡salgas del maldito autobús! ¡Ahora!

—¿Por qué, Matthew Elijah Renard, no me dices por qué estás con las maldiciones ahora? ¿Y con algunas de tus infames hazañas con chicas dentro y fuera de la gira como eso es diferente a Zayn? Quiero decir, ¿qué dirían mamá y papá? —reprendí hacia el teléfono.

—¡No te pongas descarada conmigo, Abigail Elizabeth! —contraatacó él.

Inhalé ruidosamente y me incliné hacia atrás contra la pared.

—Vamos chicos. Una gira es una gira. Todo esto es una experiencia de aprendizaje, así que, al final, pienso que será una gran oportunidad para mí.

Eli gruñó.

—¿Una oportunidad para qué? ¿Para ser degradada, observada con lujuria y potencialmente, seducida a una o más de sus camas infectadas con enfermedades de transmisión sexual?

Poniendo los ojos en blanco, repliqué.

—No, pienso que será bueno ver el trabajo interno de otra banda. Y pienso que estás siendo muy injusto y moralista con respecto a los chicos. —De acuerdo, quizá él estaba en lo correcto con respecto a todos ellos excepto Brayden pensado de esa forma, pero no cedería y le dejaría saber eso a Eli, nunca terminaría con la sentencia.

—Abby, eres una virgen de veintiún años que no tiene experiencia con hombres fuera de las dos relaciones que has tenido con jóvenes líderes de grupos, los cuales probablemente nunca han pasado de la primera base contigo.

—Ja. ¡Te informo que fui a segunda base con Paul! —Al momento que las palabras salieron de mis labios, hice una mueca. La última cosa que necesitaba era a mis hermanos sabiendo sobre mí pasado sexual… o la falta de él.

—Creo que mis ojos necesitan blanqueador con las imágenes mentales que ahora tengo —gimió Gabe.

—Lo que sea —refunfuñé.

Eli resopló.

—A pesar de lo que has hecho o no, y puesto que somos chicos y tenemos pollas, creo que sabemos un poco más sobre lo que Runaway Train está pensando sobre ti ahora mismo, y todos ellos, quizá no el que está casado, ¡quieren joder contigo! —espetó él.

Jadeé al mismo tiempo que escuché un golpe al otro lado de la línea.

—No hables así enfrente de ella —le reprendió Micah. Estaba feliz de finalmente escuchar su voz. Él era el más tímido de los chicos, un gran pensador, y el único con un tierno corazón y un alma tan profunda como el océano.

—¿Qué sobre ti, Mike? —pregunté.

Él suspiró profundamente.

—Mientras que comparto algo del recelo de los chicos, también trato de ver esto como un gran esquema de los acontecimientos. Eres una luz brillante Abby, y quien sabe el bien que podrías hacer con esos chicos en el poco tiempo que tendrás con Runaway Train.

Symphony Of Destruction. (Z. M.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora