Capítulo 35

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Me duché y me cambié el pijama. Pensando bien es en momentos como este que extraño trabajar y estar fuera todo el día pero ya no había nada que hacer.

—¿Por qué estás tan pesada?—Me preguntó cuando me acosté a su lado en silencio.

—¿De verdad?—Pregunté irónica.

—Mayte si yo sé que la hueá es absurda pero no podía dejarla así.

—Ya, Erick. No quiero hablar más, tengo sueño—Me arropé y me puse dándole la espalda—Buenas noches.

—Escúchame—Me movió—Ya po.

—Te estoy escuchando ahora—Contesté sin ganas.

—Mírame—Exigió y obedecí—Sé que sería hueón pedirte que no pienses mal pero yo te amo y no quiero que esto sea un problema entre nosotros.

—Yo tampoco pero no te voy a mentir, me molesta y mucho.

—Tranquila, solo serán unos días y luego seremos tú y yo otra vez—Me tomó de las mejillas—Te amo—Me besó.

—Yo también—Lo besé cortamente—¿Podemos dormir?, tengo sueño—Me quejé.

—Ya oh, pesadilla—Rió y luego de besarme otra vez me rodeó con sus brazos—Te amo, pesada.

Al otro día

Desperté y al girarme me encontré sola en la cama, entonces recordé que el Erick tenía entrenamiento. Me levanté en pijama y me fui a la cocina a prepararme desayuno, el que llevé a mi pieza y comí mirando tele.

Luego de ducharme me asomé por la ventana de la cocina y vi a la Estefy sentada en uno de los sillones del patio llorando. Podría haber echo que no vi la escena pero no pude evitar sentir un poco de lástima así que crucé la puerta corrediza y llegué hasta su lado.

—¿Estás bien?—Le pregunté. Aunque era obvio que no porque sollozaba demasiado y tenía los ojos muy hinchados.

—Si, Mayte. Que pena que me veas así—Secó rápidamente su cara con el brazo.

—Tranquila, no te avergüences—Me senté junto a ella—Es mejor desahogarse.

—¿Sabes Mayte?, estoy tan aburrida de mi vida—Me confesó.

—Yo solo espero que no sea tan malo como para pensar que todo se arreglaría si desaparecieras o algo así.

—Lo he pensado—Se calló un momento—Pero sé que no es la solución de nada. Que lata que tengas que escuchar esto.

—No te preocupes, yo sé que no nos conocemos pero si que yo te escuche te sirve para algo adelante.

—Nunca tuve una familia, solo somos mi mamá y yo pero ella nunca se preocupó de mí. Con 14 años tenía que trabajar para tener plata y comprarme las cosas del colegio—Suspiró—Después pensé que trabajando en eventos todo mejoraría porque siempre estaba con gente y eso me ayudaba a no sentirme sola aunque fuesen unas horas. Pero después me daba cuenta que seguía igual de sola y perdida.

—¿Nunca buscaste ayuda?.

—Si lo hice pero en las personas equivocadas. Esas mismas personas me llevaron a tener problemas con el alcohol y las drogas y a perderme aún más en la mierda que vivía. Nada me ha salido bien jamás, después conocí al Erick y todo fue peor.

—¿A que te refieres?.

—Su familia nunca me aceptó y con justa razón. Admito que si me acerqué a él fue por interés y porque pensé que teniendo plata todo mejoraría pero eso nunca ha echo la felicidad —Me miró un poco apenada—Sé que es hueón contarte esto sabiendo que él es tu pareja ahora pero quiero que sepas que nunca hubieron sentimientos de por medio como los qué hay entre ustedes, nunca me quiso como te quiere a ti ni yo como tú lo quieres a él.

Eres lo que necesito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora