Hasta los huesos // #PGP2020

Capítulo XI. Primavera y otoño

Estuve hablando con mi mamá de lo que sentía cuando Jhoney me veía: fuegos artificiales, tsunamis e incendios, todo eso dentro de un cuerpo paralizado por sus ojos azules.

Mi madre se reía pero le parecía muy tierno lo que me pasaba, estaba contenta y no estaba molesta por ocultarselo, Jhoney era mi precioso ángel del amor y yo estaba a merced de su atención y sus besos mojados.

Al otro día, me asomé por la ventana al despertar, Jhoney estaba nadando de extremo a extremo en la piscina, es tan atractivo y no se esfuerza por serlo, además no sé si está consciente de ello.

Tomé una larga ducha y bajé con mi traje de baño amarillo de una pieza, estaba muy incómoda ese porque la parte de abajo se asemejaba a una tanga, mi mamá lo eligió para mí...

Me acerqué a la piscina y obtuve su completa atención, le sonreí de lado haciendole una seña con la mano, él sonrió y me invitó a la piscina, entonces me senté en el borde metiendo las piernas en el agua fría. Automáticamente él nadó hacia mí y besó mis rodillas, yo estaba nerviosa y miraba hacia atrás por si venía alguien, estaba despejado y volví a entretenerme con la vista de sus rizos dorados. No dijimos nada durante muchos minutos, ya me había metido a la piscina y estaba sobre su espalda masajeando sus hombros, estaba preparándolo para decirle lo que mi mamá había descubierto.

—Jhoney...

—Mmm...

—Te voy a decir algo pero no quiero que te enojes conmigo porque no tuve nada que ver con eso. —sus músculos se tensaron.

—Ahh... ¿Okey?

—Okey... mi madre sabe de que estamos... ya sabes... —susurré y él se separó dejándome sola en el agua mirándome con sus ojos bien abiertos. —que somos pareja.

No dijo nada por unos segundos pero luego la tormenta lo envolvió con sus nubes oscuras.

—¡Tú y yo no somos nada! —su voz viajó através del viento como un trueno que me electrocutó. —Solo tenemos sexo y nada más, Elizabeth, y eso es todo lo que haremos y seremos, solo sexo.

Después que me dijo eso, todas mis piezas cayeron, me sentí tan humillada y desorientada que le solté una cachetada marcándole una mancha roja en su rostro perlado, ya no era un ángel perfecto en ese momento, imaginé que esa marca roja se esparcía por su cuerpo y lo vestía de diablo pero volvió la realidad y escuché a su madre.

—¿Qué pasó aquí? ¿¡Por qué lo golpeas!? —me exclamó la señora Burke, no tenía palabras para responderle. —¿Por qué golpeaste a mi hijo, Elizabeth? —preguntó con más autoridad.

—Me lo he merecido, mamá. Fui grosero con ella. —dijo Jhoney.

—¿Qué le has hecho?

—Le... le toqué el trasero y ella reaccionó. —dijo eso y pareció muy convincente.

—Elizabeth, debes ir a desayunar. Yo me quedaré con Jhoney a hablar. —la señora Burke se sentó en una silla y Jhoney cerró los ojos con fastidio.

Salí de la piscina sin mirar atrás, lo que Jhoney me había dicho me dolió y secó las hojas y pétalos que tenía guardados por él en mi corazón, no podía creer que todo lo que habíamos hecho él lo había tomado sin un ápice de humanismo.

Cuando la tarde se postró en el cielo, yo estaba en la sala con mi laptop, no quería pensar en la odiosa sonrisa de Jhoney, ni su molesta voz, pero mis pensamientos lo llamaron, alcé la vista y él venía a mi encuentro. Rápidamente actué y me levanté para salir de ahí pero su voz me pidió quedarme.

Deseaba odiarlo con todo mi ser, pero aunque mi corazón estuviese marchito... una gota de su presencia lo haría florecer nuevamente.

Me detuve antes de abandonar la sala.

—Estuvo mal lo que dije, siento haber dicho eso... me asusta que...

—Al grano. —dije aún dándole la espalda.

—Te he traído un regalo.

Volteé lentamente, vacilé en tomar esa bolsa de papel, pero sería muy maldita si rechazaba un regalo de su parte que no fuera sexo. Tomé el regalo y no le di chance de hablar pues me fui fugazmente azmi habitación dejando la bolsa y la laptop en mi cama.

Me asomé a la ventana y miré los caballos a lo lejos,  cabalgar siempre me había hecho bien, no abriría el regalo aún, necesitaba un momento libre de Jhoney para que las flores dentro de mí recibieran sol y agua de otra persona. De mí.

...
¡Aquí un capítulo corto porque llegamos 100 lecturas!

Gracias por leer❤🙏🏼